viernes, 29 de febrero de 2008
jueves, 28 de febrero de 2008
Los andaluces
En este día de Andalucía, un poema de José Hierro, de Libro de las alucinaciones (1964)
LOS ANDALUCES
Decían: "Ojú, qué frío";
no "Qué espantoso, tremendo,
injusto, inhumano frío".
Resignadamente: "Ojú,
qué frío..." Los andaluces...
En dónde habrían dejado
sus jacas; en dónde habrían
dejado su sol, su vino,
sus olivos, sus salinas.
En dónde habrían dejado
su odio...Parecían hechos
de indiferencia, pobreza,
latigazo..."Ojú, qué frío".
Seguir Leyendo...
Tiritaban bajo ropas
delgadas, telas tejidas
para cantar y morir
siempre al sol. Y las llevaban
para callar y vivir
al frío de Ocaña y Burgos,
al viento helado del mar
del Duelo...Los andaluces...
Estos que están esperando
desde Huelva hasta jaén,
desde Jaén a Almería,
junto a las plazas de cal
y noche, deben de ser
hijos de aquéllos. esperan
que alguno venga a encerrarlos
entre rejas. Como aquéllos,
no preguntarán por qué.
No se quejarán de nada.
Ni uno se rebelará.
"Las cosas son como son,
como siempre han sido, como
han de ser mañana...Ojú,
qué frío..." Los andaluces...
Apenas dejaban sombra,
sonido, cuando pasaban.
Se borraban sus cabezas.
Tan sólo un inmenso frío
daba fe de ellos. Y aquella
dejadez que rodeaba
su fragilidad. Más solos
que ninguno. Más hambrientos
que ninguno...(Deseaba
que odiasen, porque los vivos
odian. Los vivos perdonan.
El hombre es fuego y es lluvia.
Lo hace el odio y el perdón.)
Indiferentes: "Ojú,
qué frío..." Los andaluces...
Un grano de tigo. Una
oliva verde.(Guardad
el aliento de la tierra,
el parpadeo del sol
para ayer, para mañana,
para rescataros...) Quiero
que despierten del pasado
de frío, de los cerrojos
del futuro. Todo está
tan confuso. Yo no sé
si los veo, los recuerdo,
los anticipo...
Hace pocos
kilómetros tuve aquí,
en mi mano, la madeja
de los días.La emoción
de los días.Como un padre
que olvidó hace tiempo el rostro
de los hijos muertos. Y ahora
los recuerda. Y ahora vuelve
a olvidarlos, unos pocos
kilómetros más allá.
Olvidados para siempre.
Cuántos años hace de esto.
o cuántos faltan para esto
que hace un momento viví
por los caminos...-ojú,
qué frío-de Andalucía.
Ánimo
Sí, quise ponerlo aquí, porque lo leerás sí o sí, anímate, el tiempo pone a cada cual en su sitio, lo verás, ella no es tonta, y quien vale, vale, y tú, vales un montón.
Ánimo tío! :)
martes, 26 de febrero de 2008
El manifiesto comunista
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Etiquetas: animación, dibujos, economía, revolución
Galileo Galilei y el Santo Oficio
La condena de Galileo por el tribunal del Santo Oficio.
"... Por cuanto tú, Galileo, hijo del difunto Vincenzo Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, fuiste denunciado, en 1615, a este Santo Oficio por sostener como verdadera una falsa doctrina enseñada por muchos, a saber; que el sol está inmóvil en el centro del mundo y que la Tierra se mueve
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y posee también un movimiento diurno; así como por tener discípulos a quienes instruyes en las mismas ideas; así como por mantener correspondencia sobre el mismo tema con algunos matemáticos alemanes; así como por publicar ciertas cartas sobre las manchas del sol, en las que desarrollas la misma doctrina como verdadera; así como por responder a las objeciones que se suscitan continuamente por las Sagradas Escrituras, glosando dichas escrituras según tu propia interpretación; y por cuanto fue presentada la copia de un escrito en forma de carta, redactada expresamente por ti para una persona que fue antes tu discípulo, y en la que, siguiendo la hipótesis de Copérnico, incluyes varias proposiciones contrarias al verdadero sentido y autoridad de las Sagradas Escrituras; por eso este Sagrado Tribunal, deseoso de prevenir el desorden y perjuicio que desde entonces proceden y aumentan en menoscabo de la sagrada Fe, y atendiendo al deseo de Su Santidad y de los eminentísimos cardenales de esta suprema universal Inquisición, califica las dos proposiciones de la estabilidad del Sol y del movimiento de la Tierra, según los calificadores teológicos, como sigue: 1. La proposición de ser el Sol el centro del mundo e inmóvil en su sitio es absurda, filosóficamente falsa y formalmente herética, porque es precisamente contraria a las Sagradas Escrituras. 2. La proposición de no ser la Tierra el centro del mundo, ni inmóvil, sino que se mueve, y también con un movimiento diurno, es también absurda, filosóficamente falsa y, teológicamente considerada, por lo menos errónea en la fe. Pero estando decidida en esta ocasión a tratarte con suavidad, la Sagrada Congregación, reunida ante Su Santidad el 25 de febrero de 1616, decreta que su eminencia el cardenal Belarmino te prescriba abjurar del todo de la mencionada falsa doctrina; y que si rehusares hacerlo, seas requerido por el comisario del Santo Oficio a renunciar a ella, a no enseñarla a otros ni a defenderla; y a falta de aquiescencia, que seas prisionero; y por eso, para cumplimentar este decreto al día siguiente, en el palacio, en presencia de su eminencia el mencionado cardenal Belarmino, después de haber sido ligeramente amonestado por dicho cardenal, fuiste conminado por el comisario del Santo Oficio, ante notario y testigos, a renunciar del todo a la mencionada opinión falsa, y en el futuro, no defenderla ni enseñarla de ninguna manera, ni verbalmente ni por escrito; y después de prometer obediencia a ello, fuiste despachado. Y con el fin de que una doctrina tan perniciosa pueda ser extirpada del todo y no se insinúe por más tiempo con grave detrimento de la verdad católica, ha sido publicado un decreto procedente de la Sagrada Congregación del Indice, prohibiendo los libros que tratan de esta doctrina, declarándola falsa y del todo contraria a la Sagrada y Divina Escritura. Y por cuanto después ha aparecido un libro publicado en Florencia el último año, cuyo título demostraba ser tuyo, a saber: El Diálogo de Galileo Galilei sobre los dos sistemas principales del mundo: el ptolomeico y el copernicano; y por cuanto la Sagrada Congregación ha oído que a consecuencia de la impresión de dicho libro va ganando terreno diariamente la opinión falsa del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol, se ha examinado detenidamente el mencionado libro y se ha encontrado en él una violación manifiesta de la orden anteriormente dada a ti, toda vez que en este libro has defendido aquella opinión que ante tu presencia había sido condenada; aunque en el mismo libro haces muchas circunlocuciones para inducir a la creencia de que ello queda indeciso y sólo como probable, lo cual es así mismo un error muy grave, toda vez que no puede ser en ningún modo probable una opinión que ya ha sido declarada y determinada como contraria a la Divina Escritura. Por eso, por nuestra orden, has sido citado a este Santo Oficio, donde, después de prestado juramento, has reconocido el mencionado libro como escrito y publicado por ti. También confesaste que comenzaste a escribir dicho libro hace diez o doce años, después de haber sido dada la orden antes mencionada. También reconociste que habías pedido licencia para publicarlo, sin aclarar a los que te concedieron este permiso, que habías recibido orden de no mantener, defender o enseñar dicha doctrina de ningún modo. También confesaste que el lector podía juzgar los argumentos aducidos para la doctrina falsa, expresados de tal modo, que impulsaban con más eficacia a la convicción que a una refutación fácil, alegando como excusa que habías caído en un error contra tu intención al escribir en forma dialogada y, por consecuencia, con la natural complacencia que cada uno siente por sus propias sutilezas y en mostrarse más habilidoso que la generalidad del género humano al inventar, aun en favor de falsas proposiciones, argumentos ingeniosos y plausibles. Y después de haberte concedido tiempo prudencial para hacer tu defensa, mostraste un certificado con el carácter de letra de su eminencia el cardenal Belarmino, conseguido, según dijiste, por ti mismo, con el fin de que pudieses defenderte contra las calumnias de tus enemigos, quienes propalaban que habías abjurado de tus opiniones y habías sido castigado por el Santo Oficio; en cuyo certificado se declara que no habías abjurado ni habías sido castigado, sino únicamente que la declaración hecha por Su Santidad, y promulgada por la Sagrada Congregación del Índice, te había sido comunicada, en la que se declara que la opinión del movimiento de la Tierra y de la estabilidad del Sol es contraria a las Sagradas Escrituras, y que por eso no puede ser sostenida ni defendida. Por lo que al no haberse hecho allí mención de dos artículos de la orden, a saber: la orden de "no enseñar" y "de ningún modo", argüiste que debíamos creer que en el lapso de catorce o quince años se habían borrado de tu memoria, y que ésta fue también la razón por la que guardaste silencio respecto a la orden, cuando buscaste el permiso para publicar tu libro, y que esto es dicho por ti, no para excusar tu error, sino para que pueda ser atribuido a ambición de vanagloria más que a malicia. Pero este mismo certificado, escrito a tu favor, ha agravado considerablemente tu ofensa, toda vez que en él se declara que la mencionada opinión es opuesta a las Sagradas Escrituras, y, sin embargo, te has atrevido a ocuparte de ella y a argüir que es probable. Ni hay ninguna atenuación en la licencia arrancada por ti, insidiosa y astutamente, toda vez que no pusiste de manifiesto el mandato que se te había impuesto. Pero considerando nuestra opinión de no haber revelado toda la verdad respecto a tu intención, juzgamos necesario proceder a un examen riguroso en el que contestaste como buen católico. Por eso, habiendo visto y considerado seriamente las circunstancias de tu caso con tus confesiones y excusas, y todo lo demás que debía ser visto y considerado, nosotros hemos llegado a la sentencia contra ti, que se escribe a continuación.: Invocando el sagrado nombre de Nuestro Señor Jesucristo y de Su Gloriosa Virgen Madre María, pronunciamos esta nuestra final sentencia, la que, reunidos en Consejo y Tribunal con los reverendos maestros de la Sagrada Teología y doctores de ambos Derechos, nuestros asesores, extendemos en este escrito relativo a los asuntos y controversias entre el magnífico Carlo Sincereo, doctor en ambos Derechos, fiscal procurador del Santo Oficio, por un lado, y Galileo Galilei, acusado, juzgado y convicto, por el otro lado, y pronunciamos, juzgamos y declaramos que tú, Galileo, a causa de los hechos que han sido detallados en el curso de este escrito, y que antes has confesado, te has hecho a ti mismo vehementemente sospechoso de herejía a este Santo Oficio al haber creído y mantenido la doctrina (que es falsa y contraria a las Sagradas y Divinas Escrituras) de que el Sol es el centro del mundo, y de que no se mueve de Este a Oeste, y de que la Tierra se mueve y no es el centro del mundo; también de que una opinión no puede ser sostenida y defendida como probable después de haber sido declarada y decretada como contraria a la Sagrada Escritura, y que, por consiguiente, has incurrido en todas las censuras y penalidades contenidas y promulgadas en los sagrados cánones y en otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de esta clase. Visto lo cual, es nuestro deseo que seas absuelto, siempre que con un corazón sincero y verdadera fe, en nuestra presencia abjures, maldigas y detestes los mencionados errores y herejías, y cualquier otro error y herejía contrario a la Iglesia católica y apostólica de Roma, en la forma que ahora se te dirá. Pero para que tu lastimoso y pernicioso error y transgresión no queden del todo sin castigo, y para que seas más prudente en lo futuro y sirvas de ejemplo para que los demás se abstengan de delincuencias de este género, nosotros decretamos que el libro Diálogos de Galileo Galilei sea prohibido por un edicto público, y te condenamos a prisión formal de este Santo Oficio por un período determinable a nuestra voluntad, y, por vía de saludable penitencia, te ordenamos que los tres próximos años recites, una vez a la semana, los siete salmos penitenciales, reservándonos el poder de moderar, conmutar o suprimir, la totalidad o parte del mencionado castigo o penitencia"
Fórmula de abjuración pronunciada por Galileo Galilei.
"Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto Vincenzo Galilei, de Florencia, de setenta años de edad, siendo citado personalmente a juicio y arrodillado ante vosotros, los eminentes y reverendos cardenales, inquisidores generales de la República universal cristiana contra la depravación herética, teniendo ante mí los Sagrados Evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído y, con la ayuda de Dios, creeré en lo futuro, todos los artículos que la Sagrada Iglesia católica y apostólica de Roma sostiene, enseña y predica. Por haber recibido orden de este Santo Oficio de abandonar para siempre la opinión falsa que sostiene que el Sol es el centro e inmóvil, siendo prohibido el mantener, defender o enseñar de ningún modo dicha falsa doctrina; y puesto que después de habérseme indicado que dicha doctrina es repugnante a la Sagrada Escritura, he escrito y publicado un libro en el que trato de la misma y condenada doctrina y aduzco razones con gran fuerza en apoyo de la misma, sin dar ninguna solución; por eso he sido juzgado como sospechoso de herejía, esto es, que yo sostengo y creo que el Sol es el centro del mundo e inmóvil, y que la Tierra no es el centro y es móvil, deseo apartar de las mentes de vuestras eminencias y de todo católico cristiano esta vehemente sospecha, justamente abrigada contra mí; por eso, con un corazón sincero y fe verdadera, yo abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías mencionados, y en general, todo error y sectarismo contrario a la Sagrada Iglesia; y juro que nunca más en el porvenir diré o afirmaré nada, verbalmente o por escrito, que pueda dar lugar a una sospecha similar contra mí; asimismo, si supiese de algún hereje o de alguien sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio o al inquisidor y ordinario del lugar en que pueda encontrarme. Juro, además, y prometo que cumpliré y observaré fielmente todas las penitencias que me han sido o me sean impuestas por este Santo Oficio. Pero si sucediese que yo violase alguna de mis promesas dichas, juramentos y protestas (¡que Dios no quiera!), me someto a todas las penas y castigos que han sido decretados y promulgados por los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares contra delincuentes de este tipo. Así, con la ayuda de Dios y de sus Sagrados Evangelios, que toco con mis manos, yo, el antes nombrado Galileo Galilei, he abjurado, prometido y me he ligado a lo antes dicho; y en testimonio de ello, con mi propia mano he suscrito este presente escrito de mi abjuración, que he recitado palabra por palabra. En Roma, en el convento de la Minera, 22 de junio de 1633; yo, Galileo Galilei, he abjurado conforme se ha dicho antes con mi propia mano"
lunes, 25 de febrero de 2008
La pareja perfecta
Poemas desde Guantánamo III
Aun si el dolor
Aun si el dolor de la herida se acrecienta
Habrá un remedio para tratarla.
Aun si los días en prisión se alargan
Habrá un día para dejarla.
Daddiq Turkestani
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domingo, 24 de febrero de 2008
El Paisajista
Un pintor de mucho talento fue enviado por el emperador a una provincia lejana, desconocida, recién conquistada, con la misión de traer imágenes pintadas. El deseo del emperador era conocer así aquellas provincias.
El pintor viajó mucho, visitó los recodos de los nuevos territorios, pero regresó a la capital sin una sola imagen, sin siquiera un boceto.
El emperador se sorprendió, e incluso se enfadó.
Entonces el pintor pidió que le dejasen un gran lienzo de pared del palacio. Sobre aquella pared representó todo el país que acababa de recorrer. Cuando el trabajo estuvo terminado, el emperador fue a visitar el gran fresco. El pintor, varilla en mano, le explicó todos los rincones del paisaje, de las montañas, de los ríos, de los bosques.
Cuando la descripción finalizó, el pintor se acercó a un estrecho sendero que salía del primer plano del fresco y parecía perderse en el espacio. Los ayudantes tuvieron la sensación de que el cuerpo del pintor se adentraba a poco en el sendero, que avanzaba poco a poco en el paisaje, que se hacia más pequeño. Pronto una curva del sendero lo ocultó a sus ojos. Y al instante desapareció todo el paisaje, dejando el gran muro desnudo.
El emperador y las personas que lo rodeaban volvieron a sus aposentos en silencio.
FIN
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Etiquetas: cuentos chinos, literatura
La edad de la lengua
Hace muchos años, cuando era pequeño, recuerdo que en los periódicos leía las noticias de un tal Barca, un equipo de fútbol del que decían "El Barca jugó un buen partido" o también "Otra derrota del Barca". Y yo me preguntaba: ¿qué equipo será ese Barca al que dedican tanta atención? ¿En qué liga jugará? Ya podrían hablar al menos del Barcelona, que está en Primera División, porque ¿quién conoce a ese Barca? Pero claro, lo que yo no sabía es que el Barca y el Barcelona son el mismo equipo y que no era Barca sino Barça (pronunciado "barsa"). La c cedilla 'ç' es una letra del catalán que no tiene el castellano y yo, que aún estaba aprendiendo catalán, ni la conocía.
Algo me parecido me pasó con un misterioso actor. Recuerdo que cuando terminaban las películas me quedaba un rato leyendo los créditos (ahora ya es más difícil porque en la tele enseguida los cortan) y me llamaba la atención que en muchas se repitiera un tal Himself. Eh, este tío debe de ser buenísimo - pensaba -, no necesita ni apellido para que lo conozcan y hace veinte papeles a la vez. Como nunca aparecía entre los protagonistas creía que era alguien que sacrificaba la fama para trabajar, sólo le importaba actuar y daba igual quién fuera porque no era uno de los principales. También supuse que podía ser un miembro del equipo de producción o de dirección que, por falta de presupuesto, hacía todo lo que hiciera falta. La cosa se complicó más cuando descubrí a su mujer, Herself, pero parece que ella no trabajaba tanto. Hasta que aprendí el suficiente inglés para saber que ese Himself era el propio personaje ("él mismo") y que por eso no cambiaba el nombre.
En esa época todo tenía respuesta y era tan natural que para qué cambiarla.
sábado, 23 de febrero de 2008
EUFORIA
Situación: Grada del Móstoles, semifinales de la copa de España de fútbol sala, Móstoles se enfrenta a Interviú, o lo que es lo mismo, equipo modesto con graves problemas economicos y jugadores sin cobrar se enfrenta al mejor equipo del mundo.
Tanda de penaltis, 4-3 para Móstoles, Interviú va a lanzar su quinto penalti...
No es un video con calidad, no se escucha bien, ni se distingue casi nada, pero a mí me dice más que la mejor de las grabaciones.
Seguramente a muchos tampoco os diga nada el video, pero lo siento, yo tenía que compartirlo.
Señor@s, aquí tienen la grandeza del deporte.
viernes, 22 de febrero de 2008
Tres
jueves, 21 de febrero de 2008
Robando arte callejero IX
Más tarde, retiré la plantilla y con la cámara entre los dedos algo ennegrecidos volví a robar, pero esta vez a mi misma, contradicción no prohibida en el caosmos.
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miércoles, 20 de febrero de 2008
Un lugar para desaparecer
Hace unos días (bueno, ya hace unas semanas) os propusimos que eligierais un lugar para desaparecer. La cosa está mal si ya damos por hecho que queréis desaparecer, pero no para siempre, eh, sólo el momentáneo tierra-trágame o, como dicen los argentinos, "me voy a la mierda". Luego está el que se fue a por tabaco y se hizo humo, pero eso es otra historia.
Entonces, a los resultados:
- En un paraje solitario triunfó con un 37%. El clásico lugar ameno sigue estando de moda y está al día no saber de nada ni nadie. Los que votaron esta opción han pensado más de una vez irse y dejarlo todo, tanto engaño, tanto absurdo, tanta hipocresía. "Tanto ruido que al final llegó el final", dijo Sabina en una canción; pero también dijo en otra "Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar". Aquí uno se paraliza pero no deja de desear ni de buscar el lugar libre de huellas, el paraíso.
- En la intimidad de tu casa no se quedó muy atrás y obtuvo un 25%. Claro, es que el hogar dulce hogar también pega fuerte y está muy bien llegar a casa con el calorcito y la cama y la música y encontrar el oasis en el desierto, que por algo vivimos allí y lo hicimos a nuestra imagen y semejanza. Los que se quedaron en casa miran por la ventana y ven las hormigas correteando con su constante prisa y se alegran de ver las diferencias. Así dicen ése no soy yo, aquí estoy, llegué. Y suspiran, aliviados, hasta que se enfrenten de nuevo con la realidad.
- Entre una muchedumbre anónima es quizás es un escapismo más sibarita. Por eso se quedó con el 16% de los votos. Ya que no puedo huir me pierdo entre la masa y me separo de ella cuando me dé la gana. Estos anónimos desean viajar a una ciudad donde no los conozca nadie (que no haya encuentros casuales ni coincidencias fatales) y caminar por las calles de Amsterdam, Atizapán, Düsseldorf o Bombay, por ejemplo; y si pudieran estarían cada día en una ciudad distinta, pues son muy viajeros.
- En un sitio donde ves y no eres visto tiene un tímido 12%. El voyeurismo se practica (y mucho) pero está mal visto ver y no ser visto. Curioso, cotilla, chafardero... tantas nombres no engañan. Y aún así las pelis porno triunfan. Y de la tele para qué hablar. Es un placer solitario del que no hay que darle explicaciones a nadie y uno descansa de la realidad. A estos mirones les gustaría ser gatos que desde una tapia espían, como quien no quiere la cosa, pasando las horas con toda tranquilidad, sin más. Habría que preguntarse si el que es observado lo sabe o no, pero eso ya no importa, es otro tema.
- A deshoras en un lugar habitado es una variante curiosa del paraje solitario. Al recibir sólo el 8% de los votos demuestra que es una opción difícil, porque no todos pueden permitirse caminar a deshoras, pero no por eso deja de ser tentadora. Después de una fiesta, antes de trabajar, durante el insomnio, puede que tengamos la oportunidad de pasear por esas calles que tantas hemos pisado, atestadas de gente, y que ahora están casi vacías. Son tan distintas a como eran antes, el protagonista de Taxi Driver podría dar más de una lección. Lástima que sea tan difícil el silencio absoluto y por ahí suele colarse en la foto alguien, aunque sea un perro.
martes, 19 de febrero de 2008
La oveja negra
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
Augusto Monterroso.
No, no siempre fui tan feo
Siempre es un buen momento para disfrutar de este poema de Roque Dalton.
NO, NO SIEMPRE FUI TAN FEO
Lo que pasa es que tengo una fractura en la nariz
que me causó el tico Lizano con un ladrillo
porque yo decía que evidentemente era penalty
y él que no y que no y que no
nunca en mi vida le volveré a dar la espalda a un futbolista tico
el padre Achaerandio por poco se muere del susto
ya que al final había más sangre que en un altar azteca
y luego fue Quique Soler que me dio en el ojo derecho
la pedrada más exacta que cabe imaginarse
claro que se trataba de reproducir la toma de Okinawa
pero a mí me tocó ruptura de la retina
un mes de inmovilización absoluta (¡a los once años!)
visita al doctor Quevedo en Guatemala y al doctor
Bidford que usaba una peluca colorada
por eso es que en ocasiones bizqueo
y que al salir del cine parezco un drogadicto desvelado
la otra razón fue un botellazo de ron
que me lanzó el marido de María Elena
en realidad yo no tenía ninguna mala intención
pero cada marido es un mundo
y si pensamos que él creía que yo era un diplomático argentino
hay que dar gracias a Dios
la otra vez fue en Praga nunca se supo
me patearon cuatro delincuentes en un callejón oscuro
a dos cuadras del Ministerio de Defensa
a cuatro cuadras de las oficinas de la Seguridad
era víspera de la apertura del Congreso del Partido
por lo que alguien dijo que era una demostración contra el Congreso
(en el Hospital me encontré con otros dos delegados
que habían salido de sus respectivos asaltos
con más huesos rotos que nunca)
otro opinó que fue un asunto de la CIA para cobrarse mi escapatoria de la cárcel
otros más que una muestra de racismo antilatinoamericano
y algunos que simplemente las universales ganas de robar
el camarada Sóbolev vino a preguntarme
si no era que yo le había tocado el culo a alguna señora acompañada
antes de protestar en el Ministerio del Interior
en nombre del Partido Soviético
finalmente no apareció ninguna pista
y hay que dar gracias a Dios nuevamente
por haber continuado como ofendido hasta el final
en una investigación en la tierra de Kafka
en todo caso (y para lo que me interesa sustentar aquí)
los resultados fueron
doble fractura del maxilar inferior
conmoción cerebral grave
un mes y medio de hospital y
dos meses más engullendo licuado hasta los bistecs
y la última vez fue en Cuba
fue cuando bajaba una ladera bajo la lluvia
con un hierro M-52 entre manos
en una de esas salió de no sé donde un toro
yo me enredé las canillas en la maleza y comencé a caer
el toro pasó de largo pero como era un gran huevón
no quiso volver para ensartarme
pero de todos modos no fue necesario porque
como les iba contando yo caí encima del hierro
que no supo hacer otra cosa que rebotar como una revolución en África
y me partió en tres pedazos el arco cigomático
(muy importante para la resolución estética de los pómulos)
Eso explica por lo menos en parte mi problema. (Un libro levemente odioso)
lunes, 18 de febrero de 2008
Cero
Qué poca importancia le damos al cero.
A veces, es como si no existiera. Heidegger sin embargo
explicará su nada con él, y los Pitagóricos, amantes
de los números, marcarán el cero como el fin y el comienzo:
plantea la vida como una cuenta atrás que termina
en el cero. Aunque también es el comienzo. Lo marca
todo, es el límite. Y luego, nadie quiere ser un cero
a la izquierda, pero todos quieren tenerlos en su
cuenta bancaria.
Y que muchos no le den importancia.
Un año foroacebeando
domingo, 17 de febrero de 2008
Campaña Electoral
Las Advertencias
Un día, un joven se arrodilló a orillas de un río. Metió los brazos en el agua para refrescarse el rostro y allí, en el agua, vio de repente la imagen de la muerte. Se levantó muy asustado y preguntó -Pero... ¿qué quieres? ¡Soy joven! ¿Por qué vienes a buscarme sin previo aviso? -No vengo a buscarte -contestó la voz de la muerte-. Tranquilízate y vuelve a tu hogar, porque estoy esperando a otra persona. No vendré a buscarte sin prevenirte, te lo prometo. El joven entró en su casa muy contento. Se hizo hombre, se casó, tuvo hijos, siguió el curso de su tranquila vida. Un día de verano, encontrándose junto al mismo río, volvió a detenerse para refrescarse. Y volvió a ver el rostro de la muerte. La saludó y quiso levantarse. Pero una fuerza lo mantuvo arrodillado junto al agua. Se asustó y preguntó: -Pero ¿que quieres? -Es a ti a quien quiero -contestó la voz de la muerte-. Hoy he venido a buscarte. -¡Me habías prometido que no vendrías a buscarme sin prevenirme antes! ¡No has mantenido tu promesa! -¡Te he prevenido! -¿Me has prevenido? -De mil maneras. Cada vez que te mirabas a un espejo, veías aparecer tus arrugas, tu pelo se volvía blanco. Sentías que te faltaba el aliento y que tus articulaciones se endurecían. ¿Cómo puedes decir que no te he prevenido? Y se lo llevó hasta el fondo del agua. Cuento tradicional chino: Anonimo
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Etiquetas: cuentos chinos, literatura
El lago de los cisnes
El 17 de febrero de 1894 se estrenaba el lago de los cisnes. Aquí Josefina Méndez bailando.
viernes, 15 de febrero de 2008
El final del camino
No puede ser, obviamente no merecías acabar así, aún se me clava tu tiritona en cada uno de mis huesos cada 15 de febrero, el recuerdo de mis lágrimas mojando tu chaqueta, tus últimas palabras taladrando minuto tras minuto mis recuerdos.
Llegó el final, entre mis brazos, íbamos a comernos el mundo juntos, y yo solo, sin ti, no puedo. No tengo las fuerzas necesarias para echarle huevos y tirar pa'alante como antaño. La sonrisa permanente que dibujaba mi cara ha ido dejando paso progresivamente a cambios de humor drásticos en cualquier momento sin ninguna razón aparente.
No lo merecías, nadie merece un final así, pero llegó, y ya todo es inevitable, me jode pensar que el paso del tiempo nos habría hecho darnos cuenta de muchas cosas, de que aquel camino, por "divertido" que fuera, no nos llevaba a ningún lado. Yo lo entendí, demasiado tarde, pero a ti no te dió tiempo.
Sé que no habrías dejado que me equivocara tanto como me he equivocado en éstos 3 años, sé que te habría encantado conocer a mi actual pareja, porque hay muchísimas cosas en ella que me recuerdan a ti, su desparpajo, su sinceridad, su perseverancia por conseguir todo lo que se propone ...
Ójala creyera en algún tipo de cielo para pensar que puedes llegar a leer ésto, ójala pudiera creer que eres tú esa voz que me dice cuando algo está mal, ójala no te hubieras ido nunca ...
Te lo dije muchas veces, pero creo que me faltaron otras muchas por decírtelo ... Te quiero, y joder, te echo muchísimo de menos ...
Hasta siempre Javi
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Etiquetas: fallecimientos, Reflexiones
Nancy Sinatra
Bang Bang, my shot me down
These Boots Are made For Walking
Ya que pasaba por aquí dejo esto :)
jueves, 14 de febrero de 2008
7
Cuántas cosas se pueden decir de ti.
El músico diría que lo eres todo.
Do, re, mi, fa, sol, la, si: todo.
El pintor pondría color a un arco iris.
El párroco dudaría: "Hijo mío, siete son
los pecados capitales y siete las virtudes".
El místico hablaría de un número
mágico, de la suerte.
El historiador citaría las siete
maravillas del mundo.
Director, acomodador y espectador
coincidirían, el séptimo es un arte.
Y el viejo lobo de mar contaría historias
de cuando surcaba los siete mares.
Cuántas cosas se pueden decir de ti.
miércoles, 13 de febrero de 2008
Casa Tomada
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Etiquetas: Julio Cortázar, Relatos
martes, 12 de febrero de 2008
Historia de la prostitución (4)
En el transcurso del siglo XIV se inició en algunas ciudades europeas la segregación de las mujeres públicas o mundanas, a las cuales los poderes municipales asignaron un espacio acotado en el recinto urbano, toda vez que habían fracasado en muchos lugares los intentos de expulsarlas de las ciudades. En las ciudades y villas castellanas esto no ocurriría hasta los primeros años del siglo XVI. Los abusos que cometía el padre de la mancebía con las mujeres bajo su control generaba tensiones que el poder municipal procuró suavizar reglamentando la existencia de las pupilas de la mancebía a través de ordenanzas que regulaban los alquileres que debían pagar por la habitación que ocupaban, los enseres que debían tener las boticas, la periodicidad del lavado de sábanas, el precio y calidad de los alimentos que les proporcionaba el padre de la mancebía, las tasas por el alquiler de la ropa que usaban para trabajar, así como los precios que debían abonar por la colada cuando daban su ropa a lavar; también para atajar el endeudamiento casi crónico que padecían, las autoridades concejiles tuvieron que poner límite a las cantidades en metálico que el padre de la mancebía les podía adelantar. El 2 de noviembre de 1538, el regimiento de la ciudad de Granada promulgaba una Ordenanza del Padre de la Mancebía, sancionada unos meses después por el emperador Carlos V, con aplicación general en todas las ciudades, villas y lugares de Castilla y Aragón. Posteriormente en el año 1553, se promulgaron en Sevilla unas ordenanzas sobre la mancebía hispalense, que se mantuvieron vigentes durante el reinado de Felipe II y que se aplicaron con carácter general en todas las mancebías existentes en España.
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El afán reglamentarista del Siglo de Oro llevó a estructurar de manera concisa el oficio de la prostitución. La prostituta debía de ser mayor de doce años, abandonada por su familia, de padres desconocidos o huérfana, nunca de familia noble. Tiene que haber perdido la virginidad antes de iniciarse en las labores del sexo y el juez, antes de otorgar el oportuno permiso, tiene la obligación de persuadir a la muchacha. Tras este requisito, la joven recibe la pertinente autorización para ejercer el llamado oficio más antiguo del mundo. El médico de la corte destinado a estos menesteres tiene que revisar periódicamente su salud y una vez al año, el viernes de Cuaresma, las prostitutas son llevadas por los alguaciles a la iglesia de las Recogidas donde el predicador las amenaza con las penas del Infierno y las invita a abandonar su triste oficio. En las grandes ciudades existen lugares para las mujeres arrepentidas; en Madrid el convento de las Arrepentidas situado en la calle de Atocha.
Las prostitutas se dividían en categorías. La más baja las "cantoneras", putas de encrucijada que reciben algún sueldo de la villa; el siguiente puesto en el escalafón lo integraban las mujeres que se protegían bajo la tutela de un rufián. Las había de categoría superior ya que vivían solas e independientes, recibiendo visitas de hombres adinerados y nobles. Las de mayor categoría recibían el nombre de "tusonas" y eran las más cotizadas.
Las mancebías estaban autorizadas y reglamentadas por la autoridad municipal. En casi todas las poblaciones importantes se encontraba al menos un burdel pero abundaban en la Corte, en las ciudades con puerto y en los centro universitarios. A mediados del siglo XVI había en Madrid más de 80 mancebías en las que se practicaba la prostitución, ubicándose en la zona de las actuales calles Huertas, Santa María, San Juan y Amor de Dios, en Lavapies y en Antón Martín. En Sevilla a mediados de la siguiente centuria se contaban más de 3.000 prostitutas y el burdel de Valencia ocupaba todo el barrio de la Malvarrosa.
Las ordenanzas de la mancebía cuidaban de la limpieza de los locales y de su seguridad, existiendo incluso guardias que cuidaban del orden en el interior. Se procuraba que las mujeres no fueran maltratadas. El responsable de la mancebía recibía el nombre de "padre" o "tapador", siendo también regentadas en numerosos casos por mujeres denominadas "madres". Con Felipe IV se emitieron pragmáticas (1623, 1632, 1661) que prohibían las mancebías pero su efecto fue nulo. Las prostitutas fueron obligadas a distinguirse de las mujeres honradas vistiendo medios mantos negros.
Los precios no eran muy altos, rondando el medio real. Los ingresos medios de una pupila de mancebía guapa y bien vestida rondaban los cuatro o cinco ducados diarios. Las feas, ajadas y de mal aspecto sólo ganaban 50 ó 60 cuartos. La Real Hacienda se llevaba, en concepto de impuestos, una buena parte de los dineros que en las mancebías ingresaban los clientes.
El viajero Gramont escribe sobre la prostitución: "Después de las diez de la noche cada uno va allí solo, y se quedan todos hasta las cuatro de la mañana en las casas de las cortesanas públicas, que saben retenerlos por tantos atractivos, que son pocos o ninguno lo que se embarcan en un galanteo con una mujer de condición. El gasto que hacen en casa de esas cortesanas es excesivo (...); la mayor parte de los grandes se arruinan con las comediantas, y he visto a una muy fea y muy vieja, a la que el almirante de Castilla amaba furiosamente, y a la que había dado más de quinientos mil escudos, sin que ella por eso fuese más rica".
Un caso bastante común en el Siglo de Oro era el de los maridos resignados, esposos que admitían que sus mujeres se prostituyeran. Como bien dice Deleito y Piñuela "y la verdad es que los tales maridos lo saben y disimulan, porque son las fincas que más les rinden y las dotes de que viven". En numerosas ocasiones se trataba de matrimonios concertados para que las prostitutas evitasen la persecución de la justicia. La nota del cinismo explotador marital llegaría al asesinato del esposo a la mujer en algunos casos porque se negara a cumplir su trabajo como un tal Joseph del Castillo que mató a su esposa de siete puñaladas porque ella había sentido escrúpulos de prostituirse en Cuaresma por la santidad de aquellos días. Los maridos resignados serán uno de los temas favoritos para los literatos.
Parte 2
17 de noviembre de 2004, Javier montado en el coche junto a su esposa camino de su casa, la semana había sido muy larga, trabajo, trabajo y más trabajo. En el asiento del copiloto su compañera Zaira empezaba a quedarse dormida. La A3 estaba más nublada que de costumbre, el camino de Valencia a Madrid parecía eterno, el horizonte no superaba los 100 metros y todo era gris.
Zaida se dirigió a Javier:
Zaida: Cariño, deberíamos parar en el siguiente área de servicio, la niebla es muy espesa, son las 4 de la mañana, y llevas sin dormir bien 1 semana entera
Javier: No puedo permitirme perder toda la noche en la carretera, tenemos que llegar a Madrid antes de las 9 de la forma que sea.
Z: Cariño, además bebiste demasiado en la fiesta ésta noche
J: ¡Cállate hostias! ¿No ves que me distraes joder?
Z: Lo siento, voy a echarme a dormir
El camino prosiguió, Zaida ya estaba dormida, Javier hizo ademán de despertarla cuando una luz le cegó de repente. Una furgoneta se dirigía hacia él en sentido contrario, intentó dar un volantazo y lo único que consiguió fue girar el coche 90º, dejando el asiento del copiloto en el lugar exacto donde la furgoneta colisionó décimas de segundo después, décimas de segundo que le parecieron horas, quiso parar el tiempo, quiso ser capaz de frenar aquel asesino que se dirigía hacia él, quiso retroceder hasta la última conversación con su esposa y no haberla tenido jamás, pero todo esfuerzo fue inútil. La furgoneta colisionó contra su coche cual meteorito, dio varias vueltas de campana y su mente quedó totalmente desprendida de su cuerpo.
Al cabo de unas horas despertó de su letargo, el alboroto luminoso y sonoro de las ambulancias rompió su inconsciencia, abrió los ojos y únicamente vio la cara de un enfermero, intentó articular alguna palabra, pero le fue imposible, fue trasladado al hospital más cercano y volvió a caer en su ensoñación
No sabía cuánto tiempo había pasado, pero el reloj marcaba las 8:14, no sabía si era la mañana o la tarde, pero el sol era tenue, pasaron 15 minutos cuando el médico entró en la habitación, sonrió …
Médico: Hola señor Jiménez, me alegra verle por fin despierto, ¿recuerda algo del accidente?
Javier: ¿Dónde está mi mujer?
M: Intentamos todo cuanto estuvo en nuestras manos…
J: No puede ser…
M: Sea positivo, únicamente sufre un trastorno craneoencefálico leve, le hemos examinado y el accidente no tendrá secuelas en usted
J: ¡¿No tendrá secuelas?!
M: Aquí podemos darle toda la ayuda psicológica que necesite
J: No necesito ayuda psicológica, necesito a mi mujer
M: Pero Javier…
Le interrumpió
J: No quiero seguir hablando con usted, ¡Váyase!
M: Siento haberle molestado, si necesita cualquier cosa llame a la enfermera
Javier se encontraba en estado de shock, no podía creer que Zaida hubiera fallecido, y lo que era peor, ésas últimas palabras con ella se repetían una y otra vez en su cabeza…
Decidió que su tiempo en el hospital había terminado ya, cogió la ropa del accidente guardada en su armario, se vistió, y se marchó de allí sin ser visto por nadie…
lunes, 11 de febrero de 2008
Parte 1
Su mente aletargada, sumida en la mayor de las histerias, se encontraba cansada, sin poder realizar con ella siquiera el esfuerzo para respirar, sus ojos verdes se clavaban en algún punto del infinito, parecía en calma, sosegado, pero en su interior se acumulaba la rabia de cien caballos rampantes. Alargó su brazo para alcanzar su paquete de tabaco y su mechero, cogió el último de sus cigarros y lo encendió. Sentía el humo del tabaco entrar poco a poco en su cuerpo, saboreó el cigarro cual plato de comida y expulsó el humo.
Se levantó con lentitud y se acercó a la mini cadena, cogió el disco “Led Zeppelin IV” y pasó hasta la canción 4. Los arpegios del Stairway to heaven ocupaban cada hueco de su mente, la voz de Robert Plant, combinada con cada instrumento de esa canción martilleaban sus recuerdos y evocaban situaciones ya vividas.
La imagen de su ex mujer era patente, aún habiendo pasado ya 3 años de aquel terrible accidente, su cabeza empezó a ignorar la canción para recrear aquel fatídico 17 de noviembre.
domingo, 10 de febrero de 2008
Historia de la prostitución (3)
La Edad Media no rompió con las tradiciones de la antigüedad en lo referente a la prostitución, adoptando, por el contrario, muchos de sus puntos de vista.
Donde más claramente se observa esta continuidad es en el imperio Bizantino, como puede colegirse de los escritos de Procopio y de Miguel Psellos. La capital del imperio de Oriente ofrecía en el barrio de Gálata el aspecto de los antiguos centros de prostitución de Grecia y Roma: lo propio puede decirse de Chipre y Creta, que se hicieron célebres en este sentido.
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En general, la prostitución en las ciudades medievales y especialmente las del norte, adoptó la forma cerrada de los burdeles, aunque no faltaban casos de la ambulante en forma de danzarinas o tañedoras de arpa y cítara. Entre los árabes se encontraban tales artistas con el nombre de mumisa, voz derivada del griego mimas, siendo muy celebradas en las poesías árabes como el Diván de Mutalami. Los judíos habían mantenido las prohibiciones seculares de los libros sagrados con respecto a la prostitución, aunque la influencia griega se había traducido en una tolerancia muy extensa en la práctica. Flavio Josefo menciona ya la existencia de numerosas prostitutas, por más que no parece que hubiera una verdadera organización de las mismas entre el elemento exclusivamente judío. Si el Talmud menciona casos que recuerdan las costumbres grecorromanas, es sólo por efecto de la influencia de las mismas, existiendo sectas intransigentes como las de los Esenios que vedaban toda relación sexual ilícita. La sociedad cristiana no adoptó el punto de vista ascético y por tanto prohibitivo, sino que estableció la tolerancia desde los primeros tiempos, no faltando, con todo, sus protestas y reacciones momentáneamente victoriosas.
En general, las prostitutas de la Edad Media ejercían su comercio como gremio reconocido, figurando en las entradas solemnes de príncipes en las poblaciones festejándoles con ofrendas de flores. No era infrecuente tampoco que las visitasen entonces grandes dignatarios, que por otra parte las obsequiaban con regalos para bailes y festejos. Tal ocurrió en Viena durante el reinado del emperador Segismundo en 1435 y en Praga en el del emperador Alberto II. Las ordenaciones acerca del comercio de las prostitutas eran tan comunes como minuciosas, negándoseles, sin embargo, el derecho de ciudadanía a partir del siglo xv. Se las obligaba a usar trajes especiales, separándolas de las mujeres honradas, incluso en las tumbas, reservándoseles lugar aparte en las iglesias. Tampoco debe olvidarse que la escasa población y menor riqueza de las ciudades medievales impidieron el lujo y esplendor que acompañó al desarrollo de la prostitución en Grecia y Roma.
Sólo en el oriente bizantino e islamita se hallan ejemplos que recuerdan los de las modernas urbes mundiales en esta parte. Donde más parece haberse concentrado el ejercicio de la prostitución es en las grandes villas universitarias, como Padua, Florencia, París, Heidelberg, Oxford y Salamanca. Los moralistas no cesaron de clamar contra esta proximidad cual lo demuestran en el siglo XIII las invectivas de Jaime de Vitri. Lo propio se observa en Italia por parte de Eneas, Silvio y del Panormita, condenando la inmoralidad de los estudiantes de Siena. Era deber de los rectores vigilar que los estudiantes no saliesen de noche para evitar la frecuentación de tales mujeres. Sin embargo, tales disposiciones eran poco respetadas, renovándose sin cesar con los abusos y escándalos que se venían sucediendo.
En 1254, el Rey Luis IX decretó el destierro de todas las prostitutas de Francia, pero cuando comenzó a aplicarse el Edicto, se comprobó que la promiscuidad clandestina reemplazaba al anterior tráfico abierto, lo que indujo a revocarlo en 1256. El nuevo decreto especificaba en qué zonas de París podían vivir las prostitutas, reglamentaba su forma de actuar, la ropa que podían usar y las insignias que las caracterizaba, se las sometía a una inspección y control de un magistrado policial, que llegó a ser conocido bajo la denominación de ‘rey de los alcahuetes, mendigos y vagabundos’. En su lecho de muerte, Luis IX aconsejó a su hijo que renovara el Decreto de Expulsión, cosa que éste hizo con resultados similares a los anteriores".
La influencia de la prostitución ambulante en las ferias y mercados es uno de los rasgos característicos de esta época que excedió considerablemente a la antigüedad en tal concepto. Lo propio puede decirse de las grandes fiestas populares como las de los Santos, de Pascua y Carnaval, de los torneos, peregrinaciones y romerías. En cuanto a las grandes expediciones militares como las de las cruzadas, no hay que decir que los puertos de mar como Hamburgo, Venecia, Nápoles y Lisboa, eran centro de una enorme prostitución como lo atestiguan las poesías de la época. No poca influencia ejercieron también en ella las gentes de condición servil, que no dejaron de existir en toda la Edad Media. Así, en Bizancio, a pesar de las prohibiciones de la emperatriz Teodora, hubo un gran tráfico de esclavas. Lo propio en Italia y en Grecia, no obstante renovarse los edictos persiguiendo tan vergonzoso trato.
En las mancebías estaban tratadas las mujeres como verdaderas esclavas, y lo propio acontecía en todo el Oriente musulmán, lo que se refleja en la literatura de aquel tiempo. Alfonso el Sabio de Castilla reglamentó ya la prostitución, ofreciendo cuadros vivos de ella las inmortales obras de Fernando de Rojas y del Arcipreste de Talavera. Los castigos aplicados a las proxenetas, y que se encuentran en todos los países de Europa eran muchas veces ilusorios, y, cuando más, no tardaban en caer a poco en desuso.
sábado, 9 de febrero de 2008
El zorro que aprovechó el poder del tigre
Un tigre apresó a un zorro.
-A mí no me puedes comer -dijo el zorro-. El Emperador del Cielo me designó rey de todos los animales. Si me comes, el Emperador te castigará por desobedecer sus órdenes. Y si no me crees, ven conmigo. Verás cómo todos los animales huyen apenas me ven y nadie se acerca.
El tigre accedió a acompañarlo y apenas los otros animales los veían llegar, escapaban. El tigre creyó que temían al zorro y no se daba cuenta que escapaban por él.
FIN
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Etiquetas: cuentos chinos, literatura
viernes, 8 de febrero de 2008
Historia de la prostitución (2)
En la historia romana, en sus inicios, era casi nulo el meretricio, ya que no tenían todavía a Venus como diosa oficial. Las pocas prostitutas que había eran marginadas de la sociedad y debían vivir en los lugares más apartados de Roma. No podían casarse y llevaban un distintivo. Con la aceptación de los dioses Venus y Baco en el sistema religioso se incrementó el desenfreno sexual y alcohólico y con ello la prostitución. Ante esta situación se decidió implantar leyes para frenar los excesos.
En la antigua civilización etrusca se conocía y admitía la prostitución, hasta el extremo de aceptar que muchas jóvenes formaran su dote con los fondos que así conseguían.
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La prostitución se daba en la forma hospitalaria y en la consentida. La primera se ejercía en los bosques de laurel y mirto que rodeaban las ciudades, mientras que la reglada o consentida tenía por escenario los arrabales de las mismas, especialmente los que rodeaban los puertos y permitían un fácil contacto con los extranjeros.
En la Roma primitiva, las prostitutas eran muy poco numerosas, y estaban excluidas de la sociedad romana, y se les prohibía llevar el vestido de las matronas, signo de la mujer decente, y debían vivir confinadas en los rincones más oscuros de la ciudad. Poco a poco se las fue organizando mediante un control muy severo. Las prostitutas debían registrarse en la Policía, lo que constituye un antecedente de las prácticas actuales, y quedaban desposeídas automáticamente de ciertos derechos civiles.
Las inscripciones pompeyanas y los textos legales de Ulpiano y Justiniano excluyen del concepto de prostituta a las adúlteras pasionales y a las que poseían un amante, pero incluyen, en cambio, a las que ejercen clandestinamente. Sea como fuere, es general entre los jurisconsultos romanos que el precio por sí solo no define la prostitución, considerando como mujer honesta a la que supiera guardar las apariencias. Las leyes del Digesto no hablan para nada de la prostitución masculina, hetero y homosexual, tan común, sin embargo, en la antigüedad.
Marco Aurelio pone los cimientos de la reglamentación. La prostituta debía llevar su licencia stupri, que sería la marca de la indignidad e infamia hasta su muerte. Además de ser vigiladas por censores, debían pagar a éste el impuesto vectigal creado por Calígula equivalente a la octava parte de su ganancia diaria, con lo que engrosaba el fisco. En el año 149 a.C. la Ley Scantinia de Nefanda Venere sancionaba no solamente a las mujeres que se prostituían, sino también a los pederastas".
En la época de Trajano, se calculaba que en Roma había más de 30.000 prostitutas censadas que vivían en las afueras de la ciudad, y a éstas había que agregar varios millares de "paseantas" secretas no fichadas, que practicaban la prostitución libre. Con el advenimiento del cristianismo, comenzó la lucha contra la prostitución. Dioclesiano, Anastasio I y Justiniano trataron de poner un dique a las costumbres licenciosas de la época, ayudando a la rehabilitación de las mujeres caídas, mediante la destrucción de los registros donde constaba su posición infamante, y la anulación de las restricciones de derechos que pesaban sobre ellas. La nueva religión condenó la corrupción e hizo conocer el dogma del pecado, mediante el cual se predicaba una moral muy severa que honraba la castidad y la continencia, y sancionaba la monogamia como ley sagrada. Las reformas más importantes de la nueva iglesia se realizaron en el terreno del sexo. El paganismo había tolerado a la prostituta como un mal menor y necesario; la Iglesia Católica la atacó sin concesiones e impuso un patrón único de moralidad para ambos sexos. Su éxito no fue completo, ya que la prostitución continuó su camino en el ocultamiento y el disimulo; sobreviviendo pese a tener que franquear barreras éticas y morales totalmente nuevas".
Carlomagno ordenó el cierre de todos los establecimientos donde las mujeres se permitían tener relaciones sexuales promiscuas y dispuso el destierro de las prostitutas, pero las medidas legales resultaban inocuas. Durante la Primera Cruzada, algunas mujeres pagaban su viaje vendiéndose en las ciudades de la Ruta. Y las Cruzadas siguientes vieron engrosadas sus filas por numerosos contingentes de mujeres vestidas de hombres, que llegaron a crear verdaderos burdeles alrededor de la Tienda Real.
Pese a la devoción religiosa imperante en esa época, se toleraba a las prostitutas por considerarlas un mal necesario: solaz para los soldados que combatían por el Señor y defensa de la moral de los hogares. Como todos los trabajadores se agrupaban en gremios, ellas también formaron el suyo, que contemplaba tanto la situación de las que se encontraban recluidas en casas especiales, como la de aquellas que viajaban errantes tras los ejércitos. Es decir, que la prostitución no sólo era aceptada, sino, incluso, protegida y regulada.
A pesar de las leyes, empezaron a florecer los prostíbulos. Tanto las prostitutas como los que las dirigían debían inscribir sus nombres en los registros de la ciudad, de los que nunca se les borraba. Más adelante se crearon los lupanares, equivalentes al dicterion griego, que debían estar fuera de la ciudad. El Senado estableció una división entre las prostitutas de estos lugares y las prostitutas errantes o clandestinas. Ambas eran condenadas a la infamia pública. Lo mismo sucedía con las personas que facilitaban la prostitución.
Durante el imperio de Diocleciano la prostitución bajó notablemente por influencia del cristianismo. Con la caída de Roma , los bárbaros decretaron leyes represivas contra la prostitución. Posteriormente, todos los emperadores cristianos se esforzaron en atajar y reprimir la prostitución. Constantino fue uno de los más fervientes defensores de la moral romana. Él limitó el libre accionar de los homosexuales, quienes hasta entonces no hallaban obstáculos para requerir servicios sexuales (de varones prostitutos). Todos los emperadores cristianos sin excepción, y Justiniano más que ninguno, se afanaron en consolidar las costumbres del imperio haciendo uso de todos sus recursos y todo su poder. Fue Justiniano quien cambió e impuso un nuevo e inexorable reglamento en los baños públicos tan característicos en todo el imperio. El Emperador obligó en estos baños, como medida preventiva, a la diferenciación entre los dos sexos. También dictó una severa ley en la que exponía que el marido que fuese sorprendido en el baño con una mujer que no fuese la propia perdiese a perpetuidad todas las donaciones que pudiese obtener de su esposa.
La prostitución masculina, por otra parte, acabó por tomar tanto incremento desde el siglo v a.C. en Grecia y desde la época imperial en Roma, que llegó acaso al mismo nivel que la prostitución femenina. Tampoco era infrecuente que los hombres se prostituyesen a las mujeres, como se encuentra mencionado en el libro bíblico de Ezequiel y aparece en las poesías de Juvenal y Marcial.
jueves, 7 de febrero de 2008
1
Apreciado uno:
Sirvan estas líneas para expresar mi admiración por ti.
Desde donde alcanzan mis recuerdos he deseado ser tú.
Supongo que nos sucede a todos.
¿Quién no ha soñado alguna vez con ser el número uno?
Eres la victoria, la aspiración, el éxito.
Eres, en el sentido más amplio del término, singular. Nunca he dudado de tu valía, sin embargo, últimamente me pregunto si debes ser tú el elegido.
Esperando que entiendas esta incertidumbre, me despido de ti afectuosamente.
Crónica de una (casi) gesta.
Un domingo soleado, catorce tíos con caras largas cogen un bus desde Granada a Almería. Son las 8.45,quizás 8.50. No piensan en los que quedan atrás, en los que no tienen el compromiso de llevar alto al Uni. Es increíble que en el partido decisivo, el partido que los podía llevar a semifinales juveniles de Andalucía, la gente se borre, ¿Quién no sueña con jugar ese partido?
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Se llega a Almería con los ánimos altos, es la última oportunidad para muchos de llevar lejos a su CLUB, el mundo senior ofrece muchassatisfacciones pero las categorías inferiores tienen, a mi modo de verlo, una aureola especial.
Los cadetes tb se la juegan, empatan, resultado positivo porque en la ida habían ganado, ya están en semifinales. Ole.
Para los juveniles las opciones son claras:
1ºGanar y pasar como primeros invictos.(en la ida 19 a 7)
2ºEmpatar y pasar...
3ºPerder pero sin que nos hagan 4 ensayos (da un punto adicional meter 4 ensayos)
4ºPerder recibiendo 4 ensayos o más, pero que la diferencia de la derrota no sea de más de 7 puntos.
En Granada falta el medio melé titular que ve desde la grada, con impotencia, el partido debido a una lesión. Se echan de menos a dos terceras de nivel de seleción andaluza, dos bestias pardas y a varios jugadores de perfil luchador, gente de banquillo que cumple cuando sale.
Son las 1. El césped artificial arde bajo el sol veraniego de febrero. Catorce tíos se enfrentan a 15, para nada es algo desigual, ellos tienen gente en el banquillo...¿qué más da? Al fin y al cabo un Flanker de menos no se nota...
Patéan ellos, la coge el tercera de Granada y comienza una fase de ataque de delanteros...Almería recupera la bola...avanza a terreno contrario, hay alguien en el suelo, es un pilier de Granada, se ha hecho un desgarro en un ligamento de la rodilla, lo acompaña el entrenador y otro pilier a la banda, está out. Minuto 2, 13 contra 15.
Almería comete tres golpes de castigo en su campo, los tres se tiran a palos, sólo entra uno. A mediados del primer tiempo, los locales ensayan...5 a 3, fallan la patada.
Final del primer tiempo, Granada vive.
2º Tiempo, en el minuto 5 ensaya Granada, con dos cojones...Les entran los nervios. Acto seguido se produce una serio de ensayos de Almería y algun golpe, creo recordar de Granada, marcador 15 a 11, para Almería.
Quedan ocho minutos, Almería necesita otro ensayo para conseguir el bonus. En Granada tanto el apertura, un crack, como un ala sufren continuas molestias físicas, bastante dolorosas. ¡¡¡Hay que aguantar!!!
Almería enlaza una mol,los delanteros del Uni sufren pero aguantan cuando, de repente, un tercera de ellos sale de la mol con la pelota, nadie lo esperaba, nadie acierta a pararlo.
Ensaya.
20 a 11, o bonus o a casa, esa es la situación de Granada. Con los tíos fundidos físicamente, el Uni saca la garra y se dispone a patear a campo contrario. Quedan unos 5 minutos, hay tiempo, por lo que hay esperanza...
Un jugador de Almería no recibe bien la pelota, la coge un delantero de Granada y avanza. Es placado. El medio melé improvisado saca bien la pelota para el apertura que no la abre a la tres cuartos sino que empieza una carrera increíble hacia la línea de ensayo de Almería, partió unos metros detrás de la linea de 22 y ,en una serie de mágicas acciones -dribblings, amagues...- y con un enorme coraje, es placado justo cuando va a ensayar, a poco menos de un par de metros del palo derecho...sin embargo, en un último esfuerzo consigue abrir a un ala que ensaya. Sin duda, uno de los momentos más mágicos en lo referente al deporte que he vivido...Una pena que el ensayo no lo metiese él, se lo merecía y con creces.
El zaguero del Uni anota, 20 a 18...
Están dentro de la línea de 22 de de Granada,hay una melé, el árbitro les dice a los capitanes que es la última jugada... Los jugadores del Uni apenas pueden respirar, la falta de dos delanteros se nota muchísimo tras 80 minutos de lucha.
Almería gana la melé, abre para un la tres cuartos, avanzan...Ensayan...Su zaguero, un jugador excepcional, anota la patada. 27 a 18...El árbitro pita el final. Por dos puntos no conseguimos bonus, estamos fuera de las semifinales. Las lágrimas y la sangre bañan las quemaduras del césped...
Nunca sentí tanta admiración por mis compañeros, nunca sentí tanto orgullo tras una derrota. Mi último partido de rugby, al menos como jugador federado.
Gracias Uni, gracias gente. A los que estuvieron y a los que no, ya da igual.
Este es un pequeño -léase con ironía- homenaje para una gente maravillosa.
Fuerza y orgullo. Gracias.
miércoles, 6 de febrero de 2008
martes, 5 de febrero de 2008
El expreso
Nadie quería decirle a qué hora pasaría el tren. Lo veían tan cargado de maletas, que les daba pena explicarle que allí no había habido nunca ni vías ni estación.
Lo que acabas de leer es un cuento hiperbreve de Pere Calders traducido por Joaquín Jordá. Forma parte del volumen Ruleta rusa y otros cuentos.
El lugar más mágico en el que jamás haya estado
Calatañazor, donde Almanzor perdió el tambor.
Un abrazo Gonzalo, amigo.
Y aqui se concadenan aun mas recuerdos, recuerdo un poema de Gerard Diego
Azor, Calatañazor,
juguete.
Tu puerta, ojiva menor,
es tan estrecha,
que no entra un moro, jinete,
y a pie no cabe una flecha.
Descabalga, Almanzor.
Huye presto.
Por la barranca brava,
ay, y cómo rodaba,
juguete,
el atambor.
Y recordando este poema recuerdo a mi querida abuela ( qepd ) que siempre me decia que Don Gerardo Diego le habia dado clase junto a Rafael Lapesa en el Instituo Beatriz Galindo.
Saludos Nostalgicos.
lunes, 4 de febrero de 2008
Historia de la prostitución (1)
La hospitalidad y la prostitución estuvieron íntimamente relacionadas en los primeros tiempos. En un primer momento, el servicio sexual era hospitalario, es decir, algo más de lo que podía disponer el viajero cansado en la casa del huésped, sin que tuviera que pagar por ello.
Luego, a este tipo de servicio sexual sucedió el servicio sexual religioso. Este servicio fue la primera modalidad de prostitución, ya que para tener acceso carnal con una mujer en los templos dedicados a tal efecto el varón debía pagar determinada suma antes o después del contacto. En Babilonia es donde se desarrolla este primer tipo de comercio sexual. Toda mujer nacida en Babilonia estaba obligada, una vez en su vida, a ir al templo de Ishtar, la diosa babilónica del amor, para entregarse a un extranjero.
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Cuando la mujer se sentaba en el lugar sagrado, no podía volver a su casa sin que un extranjero le hubiera arrojado dinero en el regazo y hubiera tenido comercio con ella fuera del templo. Surge de esta forma la prostitución sagrada, que se complementa y engarza con la hospitalidad sexual.
Los fenicios dieron a la prostitución ese aire comercial que tipifica su existencia. En la cultura fenicia existían dos divinidades del amor: Astarté y Baal. De la unión de ambas deidades surgió la celebración de una serie de fiestas o ceremonias que con el tiempo cobrarían un gran esplendor. La del Duelo, por ejemplo, donde Astarté lloraba la muerte de Baal, su divino amante. En esta fiesta, las mujeres se golpeaban duramente el cuerpo, en inequívoca señal de desesperación, para más tarde ofrecer sus cabellos a la diosa, o su cuerpo a un extranjero. Se cree que fue en Biblos donde dicha fiesta alcanzó mayor popularidad. Allí, las mujeres que querían conservar su cabellera con evidente menosprecio de su pudor, abandonaban el templo y se dirigían a una especie de mercado donde sólo tenían acceso, además de ellas, los extranjeros. Estaban obligadas a entregarse tantas veces como fueran requeridas. El producto de aquel comercio carnal se destinaba a adquirir ofrendas para las imágenes de la diosa.
Los fenicios no dudaron en desarrollar la costumbre de entregar su mujer y sus hijas al recién llegado. De esta forma, no sólo tenían la suerte de realizar esta entrega a la representación humana de un dios, sino que, de paso, podían hacer también un productivo negocio.
En Egipto,la mujer egipcia se entrega en los primeros tiempos por pura y simple codicia. No puede seguir la costumbre hospitalaria, ya que el egipcio es en ese momento, por naturaleza, un ser que odia al desconocido, a quien por nada del mundo deja entrar en su casa ni le ofrece avíos o alimentos, creyendo sin duda que de esta mínima relación pueden sobrevenir contagios de pestes o enfermedades infecciosas.
No se da aquí, por tanto, la doble cara hospitalaria y religiosa de esta actividad. Las egipcias que se abandonan a la prostitución se hacen, por tanto, cortesanas. A veces se presentaba la prostitución bajo la vertiente sagrada, engarzada en el culto a Isis, la diosa del amor y la fertilidad, y su esposo, Osiris. Sin embargo, si en Egipto llegó a existir esta forma de prostitución, fue sólo de manera muy leve.Cuando cualquier egipcio, por noble que fuese, necesitaba conseguir algo, no dudaba en entregar a su hija, esposa o madre, con tal de satisfacer su ambición.
En Egipto existió la prostitución desde las épocas más remotas,y al cabo de poco tiempo perdió su carácter religioso. Los egipcios fueron los primeros en prohibir las relaciones carnales con las mujeres nativas o peregrinas domiciliadas en los templos y demás lugares sagrados de la época. Al romperse el vínculo entre prostitución y religión, la primera continuó practicándose en forma independiente y alcanzó contornos extraordinarios. En Egipto se dictaron, por primera vez, normas de carácter policial para reglar y sanear el ejercicio de la prostitución, las que no llegaron a ejercer ninguna influencia efectiva, pero sirvieron de antecedente a las normas de control estatal en este terreno.
En Grecia hubo prostitución religiosa desde que se fundaron los templos, por lo que se la vincula al origen mismo del paganismo helénico. En Corinto era usual adscribir al templo de Afrodita mujeres que servían como meretrices y que entregaban a los sacerdotes lo que recaudaban . Constituían una gran atracción que contribuía al enriquecimiento de la ciudad, e incluso llegaron a ser tratadas como benefactoras. Al comenzar el auge del cristianismo se inició su decadencia, y en su primera epístola a los corintios, San Pablo las fustigó en forma despiadada. Ya antes del advenimiento del cristianismo, en el período de mayor cultura griega, se había llegado a abolir la prostitución religiosa, pero sus huellas persistieron en muchos ritos y costumbres. Solón trató de preservar el orden y la moral de Atenas, y para ello, reglamentó la prostitución. Creó casas especiales, a las que llamó Dicterion, que quedaban confinadas a ciertos barrios y eran monopolio del Estado, que las administraba y percibía impuestos especiales por su rendimiento.
Las mujeres que habitaban los dicterion eran en su mayoría extranjeras o esclavas compradas con este propósito. Sobre éstas se imponía una serie de limitaciones: no podían transitar por ciertas zonas de la ciudad, debían utilizar vestiduras especiales que permitieran identificarlas, y les estaba prohibido intervenir en los servicios religiosos.
La vida de las dicteriades estaba rígidamente reglamentada, y sus costumbres eran controladas con mucha mayor severidad que las de sus equivalentes actuales. Pero, al cabo de poco tiempo, la disciplina se relajó, bajo la influencia de las mujeres extranjeras que invadieron Atenas; las mismas lograron obtener tantas franquicias administrativas y policiales, que, al cabo de un siglo de la creación de los dicteriones, no era difícil encontrar a sus pupilas en los lugares sociales y hasta en el foro.
Dentro de la denominación genérica de cortesanas griegas se encontraban varios grupos, clasificados de acuerdo a las leyes que regían su actividad. Las pupilas del dicterion tuvieron durante muchos años, el carácter de verdaderas esclavas: eran adquiridas por el Estado, que corría con sus gastos y necesidades, pero fijaba al mismo tiempo, la tarifa oficial de explotación para cada una de las mujeres del establecimiento. Éste era regentado por un funcionario público, que imponía disciplina y percibía las sumas recaudadas directamente por las mujeres. Venían luego las pornai, que se ubicaban principalmente en el pireo, en establecimientos más libres y menos reglamentados; los visitantes podían alquilarlas, y llevárselas a vivir consigo por períodos de una semana, un mes o un año.
El rango superior lo ocupaban las auletridas o tañedoras de flauta, que tenían una relativa libertad de movimientos, ya que podían trasladarse a cualquier sitio. Iban, generalmente, a fiestas de hombres solos, en las que se podía tasar discrecionalmente su trabajo de artistas y danzarinas. La categoría más alta de las cortesanas griegas estaba formada por las hetairas. A diferencia de las pornai que eran, en su mayoría, orientales, las hetairas eran por lo general mujeres de la clase de los ciudadanos, que habían perdido su respetabilidad o que se negaban a aceptar la vida de reclusión de las matronas atenienses. Vivían en forma independiente y recibían en su casa a los hombres que habían logrado atraer. Algunas de ellas consiguieron adquirir gran cultura y refinamiento y se incorporaron a la historia de ciertos acontecimientos de su país
Aunque no gozaban de derechos civiles y sólo podían frecuentar el templo de su propia diosa, Afrodita, algunas hetairas llegaron a gozar de muy alta consideración en la sociedad masculina de Atenas, hasta el extremo de que en muchos casos no se consideró bochornoso que un hombre se exhibiera públicamente en su compañía.
Las cortesanas griegas se apartaron de las simples dicteriadas y de las últimas prostitutas que habían comenzado a acudir a Atenas, y frecuentaron la intimidad de los grandes hombres del país, curtiéndose en sabiduría, como es notorio a lo largo de muchos ejemplos conocidos. Sobre todo donde las cortesanas procuraban sus amantes fue en el terreno de la filosofía. En rigor, la época de las cortesanas comenzó en Grecia cuando Clonice enlazó las seducciones del amor con las lecciones de filosofía. Así, vemos cómo Aspasia, vieja dicteriada de Megara, natural de Mileto, proclamó una galante frivolidad creando una escuela que no dudaron en seguir cientos de jóvenes griegas. Aspasia contrajo matrimonio con Pericles que ya estaba casado con Crisila, de la que tuvo que separarse para unirse a la hetaira pensadora, que llegaba a todas partes rodeada de su femenina corte de honor.
También en el terreno de la política, las cortesanas de Grecia desempeñaron un importante papel. De entre todas cabe destacar a Pitionice y Glicere, que llegaron a obtener increíble poder. En Babilonia eran dueñas y señoras, y Hárpalo –el protegido de Alejandro Magno, que era gobernador de Babilonia-, tuvo amores con las dos.
domingo, 3 de febrero de 2008
Biografía del Diablo
El diablo, hijo de Lucifer y nieto de Luzbel, nació en un pueblecito costero de la provincia de Ávila, de padres muy humildes y madres muy ricas. Ya de pequeño era un verdadero demonio y no había manera de hacer carrera de él. A los siete años, en el colegio le sacó los ojos al maestro, para presumir delante de los otros niños, que eran incapaces de matar a su padre, sin causa injustificada. Los padres del diablo le recriminaron de esta guisa:
-Eso no se hace.¿No ves que lo puedes dejar ciego?
A lo que el diablo contestó:
-Ha sido sin querer.
-¿Cómo que sin querer?
-Sin querer el maestro.
Y los padres rieron la ocurrencia del niño.
A los doce años, el diablo se presenta como candidato del Ayuntamiento de Uganda, para lo cual se come al alcalde saliente por los intestinos. El alcalde, dolido en su fuero interno, le demanda a la mierda. Y con toda la razón, porque eso no se hace con un alcalde, por muy longevo que sea. Y otra vez los padres le recriminan:
-Vas a acabar con nosotros. Un día te van a llamar la atención por comerte los alcaldes, sin saber si están en buenas condiciones. Lo mismo te puede salir una urticaria en las uñas, o provenirte una descalificación en la cuerna.
Pero el diablo dijo que se llamaba andana, y se dedicó a jugar al tenis a domicilio.
Aquel mismo año cumplió trece. Decidió casarse. Mas ¿con quién? ¿Con una mujer soltera? ¿Con una viuda casada? Y el diablo, que no se paraba en barras, consultó las páginas amarillas, las páginas azules, las páginas ocres, las páginas beige y las demás páginas: que son las blancas, las verdes, las añil y el resto. Que son: las azules, las blancas, las ocres y las que quedan.
2
Gracias por ser la pareja, la unión, el amor.
Gracias, también por darnos sentido, pues nada puede ser sin su contrario: noche y día, hombre y mujer, blanco y negro. Dos.
Gracias por definir una recta.
Gracias por traernos el mañana en forma de unos y ceros.
Gracias por los ojos, las piernas, las manos.
Gracias por todo, dos. Estamos en deuda contigo
sábado, 2 de febrero de 2008
Torito
Retomando nuestra abandonada serie de periodicidad extremadamente irregular de relatos de tema deportivo, traemos aquí este cuento de boxeo escrito por Julio Cortázar, que se encuentra en su volumen de cuentos Final del juego
Qué le vas a hacer, ñato, cuando estás abajo todos te fajan. Todos, che, hasta el más maula. Te sacuden contra las sogas, te encajan la biaba.
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Andá, andá, qué venís con consuelos vos. Te conozco, mascarita. Cada vez que pienso en eso, salí de ahí, salí. Vos te creés que yo me desespero, lo que pasa es que no doy más aquí tumbado todo el día. Pucha que son largas las noches de invierno, te acordás del pibe del almacén cómo lo cantaba. Pucha que son largas... Y es así, ñato. Más largas que esperanza'e pobre. Fijáte que yo a la noche casi no la conozco, y venir a encontrarla ahora... Siempre a la cama temprano, a las nueve o a las diez. El patrón me decía: "Pibe, andáte al sobre, mañana hay que meterle duro y parejo". Una noche que me le escapaba era una casualidad. El patrón... Y ahora todo el tiempo así, mirando el techo. Ahí tenés otra cosa que no sé hacer, mirar p'arriba. Todos dijeron que me hubiera convenido, que hice la gran macana de levantarme a los dos segundos, cabrero como la gran flauta. Tienen razón, si me quedo hasta los ocho no me agarra tan mal el rubio.
Y bueno, es así. Pa peor la tos. Después te vienen con el jarabe y los pinchazos. Pobre la hermanita, el trabajo que le doy. Ni mear solo puedo. Es buena la hermanita, me da leche caliente y me cuenta cosas. Quién te iba a decir, pibe. El patrón me llamaba siempre pibe. Dale áperca, pibe. A la cocina, pibe. Cuando pelié con el negro en Nueva York el patrón andaba preocupado. Yo lo juné en el hotel antes de salir. "Lo fajás en seis rounds, pibe", pero fumaba como loco. El negro, cómo se llamaba el negrito, Flores o algo así. Duro de pelar, che. Un estilo lindo, me sacaba distancia vuelta a vuelta. Áperca, pibe, metele áperca. Tenía razón el trompa. Al tercero se me vino abajo como un trapo. Amarillo, el negro. Flores, creo, algo así. Mirá como uno se ensarta, al principio me pareció que el rubio iba a ser más fácil. Lo que es la confianza, ñato. Me barajó de una piña que te la debo. Me agarró en frío el maula. Pobre patrón, no quería creer. Con qué bronca me levanté. Ni sentía las piernas, me lo quería comer ahí nomás. Mala suerte, pibe. Todo el mundo cobra al final. La noche del Tani, te acordás pobre Tani, qué biaba. Se veía que el Tani estaba de vuelta. Guapo el indio, me sacudía con todo, dale que va, arriba, abajo. No me hacía nada, pobre Tani. Y eso que cuando lo fui a saludar al rincón me dolía bastante la cara, al fin y al cabo me arrimó una buena leñada. Pobre Tani, vos sabés que me miró, yo le puse el guante en la cabeza y me reía de contento, no me quería reír, te imaginás que no era de él, pobre pibe. Me miró apenas, pero me hizo no sé qué. Todos me agarraban, pibe lindo, pibe macho, ah criollo, y el Tani quieto entre los de él, más chatos que cinco e'queso. Pobre Tani. Por qué me acuerdo de él, decime un poco. A lo mejor yo lo miré así al rubio esa noche. Qué sé yo, para acordarme estaba. Qué biaba, hermano. Ahora no vas a andar disimulando. Te fajó y se acabó. Lo malo que yo no quería creer. Estaba acostado en el hotel, y el patrón fumaba y fumaba, casi no había luz. Me acuerdo que hacía calor. Después me pusieron hielo, fijáte un poco yo con hielo. El trompa no decía nada, lo malo que no decía nada. Te juro que tenía ganas de llorar, como cuando ella... Pero para qué te vas a hacer mala sangre. Si llego a estar solo, te juro que moqueo. "Mala pata, patrón", le dije. Qué más le iba a decir. Él dale que dale al tabaco. Fue suerte dormirme. Como ahora, cada vez que agarro el sueño me saco la lotería. De día tenés la radio que trajo la hermanita, la radio que... Parece mentira, ñato. Bueno, te oís unos tanguitos y las transmisiones de los teatros. ¿Te gusta Canaro a vos? A mí Fresedo, che, y Pedro Maffia. Si los habré visto en el ringside, me iban a ver todas las veces. Podés pensar en eso, y se te acortan las horas. Pero a la noche qué lata, viejo. Ni la radio, ni la hermanita, y en una de esas te agarra la tos, y dale que dale, y por ahí uno de otra cama se rechifla y te pega un grito. Pensar que antes... Fijáte que ahora me cabreo más que antes. En los diarios salía que de pibe los peleaba a los carreros en la Quema. Puras macanas, che, nunca me agarré a trompadas en la calle. Una o dos veces, y no por mi culpa, te juro. Me podés creer. Cosas que pasan, estás con la barra, caen otros y en una de esas se arma. No me gustaba, pero cuando me metí la primera vez me di cuenta que era lindo. Claro, cómo no va a ser lindo si el que cobraba era el otro. De pibe yo peleaba de zurda, no sabés lo que me gustaba fajar de zurda. Mi vieja se descompuso la primera vez que me vio pelearme con uno que tenía como treinta años. Se creía que me iba a matar, pobre vieja. Cuando el tipo se vino al suelo no lo podía creer. Te voy a decir que yo tampoco, creéme que las primeras veces me parecía cosa de suerte. Hasta que el amigo del trompa me fue a ver al club y me dijo que había que seguir. Te acordás de esos tiempos, pibe. Qué pestos. Había cada pesado que te la voglio dire. "Vos metele nomás", decía el amigo del patrón. Después hablaba de profesionales, del Parque Romano, de River. Yo qué sabía, si nunca tenía cincuenta guitas para ir a ver nada. También la noche que me dio veinte pesos, qué alegrón. Fue con Tala, o con aquel flaco zurdo, ya ni me acuerdo. Lo saqué en dos vueltas, ni me tocó. Vos sabés que siempre mezquiné la cara. Si me llego a sospechar lo del rubio... Vos creés que tenés la pera de fierro, y en eso te la hacen sonar de una piña. Qué fierro ni que ocho cuartos. Veinte pesos, pibe, imagínate un poco. Le di cinco a la vieja, te juro que de compadre, pa mostrarle. La pobre me quería poner agua de azahar en la muñeca resentida. Cosas de la vieja, pobre. Si te fijás, fue la única que tenía esas atenciones, porque la otra... Ahí tenés, apenas pienso en la otra, ya estoy de vuelta en Nueva York. De Lanús casi no me acuerdo, se me borra todo. Un vestido a cuadritos, sí, ahora veo, y el zaguán de Don Furcio, y también las mateadas. Cómo me tenían en esa casa, los pibes se juntaban a mirarme por la reja, y ella siempre pegando algún recorte de Crítica o de Última Hora en el álbum que había empezado, o me mostraba las fotos del Gráfico. ¿Vos nunca te viste en foto? Te hace impresión la primera vez, vos pensás pero ése soy yo, con esa cara. Después te das cuenta que la foto es linda, casi siempre sos vos que estás fajando, o al final con el brazo levantado. Yo venía con mi Graham Paige, imaginate, me empilchaba para ir a verla, y el barrio se alborotaba. Era lindo matear en el patio, y todos me preguntaban qué sé yo cuánta cosa. Yo a veces no podía creer que era cierto, de noche antes de dormirme me decía que estaba soñando. Cuando le compré el terreno a la vieja, qué barullo que hacían todos. El trompa era el único que se quedaba tranquilo. "Hacés bien, pibe", decía, y dale al tabaco. Me parece estarlo viendo la primera vez, en el club de la calle Lima. No, era en Chacabuco, esperá que no me acuerdo, pero si era en Lima, infeliz, no te acordás del vestuario todo de verde, con más mugre... Esa noche el entrenador me presentó al patrón, resultaba que eran amigos, cuando me dijo el nombre casi me agarro de las sogas, apenas lo vi que me miraba yo pensé: "Vino para verme pelear", y cuando el entrenador me lo presentó me quería morir. Él no me había dicho nunca nada, de puro rana, pero hizo bien, así yo iba subiendo despacio, sin engolosinarme. Como el pobre zurdito, que lo llevaron a River en un año, y en dos meses se vino abajo que daba miedo. En ese entonces no era macana, pibe. Te venía cada tano de Italia, cada gallego que te daba miedo, y no te digo nada de los rubios. Claro que a veces la gozabas, como la vez del príncipe. Eso fue un plato, te juro, el príncipe en el ringside y el patrón que me dice en el camarín: " No te andés con vueltas, no te vayas a dejar vistear que para eso los yonis son una luz", y te acordás que decían que era el campeón de Inglaterra, o qué sé yo qué cosa. Pobre rubio, lindo pibe. Me daba no sé qué cuando nos saludamos, el tipo chamuyó una cosa que andá a entendele, y parecía que te iba a salir a pelear con galera. El patrón no te vayas a creer que estaba muy tranquilo, te puedo decir que él nunca se daba cuenta de cómo yo lo palpitaba. Pobre trompa, se creía que no me daba cuenta. Che, y el príncipe ahí abajo, eso fue grande, a la primera finta que me hace el rubio le largo la derecha en gancho y se la meto justo justo. Te juro que me quedé frío cuando lo vi patas arriba. Qué manera de dormir, pobre tipo. Esa vez no me dio gusto ganar, más lindo hubiera sido una linda agarrada, cuatro o cinco vueltas como con el Tani o con el yoni aquél, Herman se llamaba, uno que venía con un auto colorado y una pinta bárbara... Cobró, pero fue lindo. Qué leñada, mama mía. No quería aflojar y tenía más mañas que... Ahora que para mañas el Brujo, che. De donde me lo fueron a sacar a ése. Era uruguayo, sabés, ya estaba acabado pero era peor que los otros, se te pegaba como sanguijuela y andá sacátelo de encima. Meta forcejeo, y el tipo con el guante por los ojos, pucha me daba una bronca. Al final lo fajé feo, me dejó un claro y le entré con una ganas... Muñeco al suelo, pibe. Muñeco al suelo fastrás... Vos sabés que me habían hecho un tango y todo. Todavía me acuerdo un cacho, de Mataderos al centro, y del centro a Nueva York... Me lo cantaban por todos lados, en los asados, por la radio... Era lindo oírse en la radio, che, la vieja me escuchaba todas las peleas. Y vos sabés que ella también me escuchaba, un día me dijo que me había conocido por la radio, porque el hermano puso la pelea con uno de los tanos... ¿Vos te acordás de los tanos? Yo no sé de dónde los iba a sacar el trompa, me los traía fresquitos de Italia, y se armaban unas leñadas en River... Hasta me hizo pelear con dos hermanos, con el primero fue colosal, al cuarto round se pone a llover, ñato, y nosotros con ganas de seguirla porque el tanito era de ley y nos fajábamos que era un contento, y en eso empezamos a refalar y dale al suelo yo, y al suelo él... Era una pantomima, hermano... La suspendieron, que macana. A la otra vez el tano cobró por las dos, y el patrón me puso con el hermano, y otro pesto... Qué tiempos, pibe, aquí sí era lindo pelear, con toda la barra que venía, te acordás de los carteles y las bocinas de auto, che, qué lío que armaban en la popular... Una vez leí que el boxeador no oye nada cuando está peleando, qué macana, pibe. Claro que oye, vos te creés que yo no oía distinto entre los gringos, menos mal que lo tenía al trompa en el rincón, áperca, pibe, dale áperca. Y en el hotel, y los cafés, qué cosa tan rara, che, no te hallabas ahí. Después el gimnasio, con esos tipos que te hablaban y no les pescabas ni medio. Meta señas, pibe, como los mudos. Menos mal que estaba ella y el patrón para chamuyar, y podíamos matear en el hotel y de cuando en cuando caía un criollo y dale con los autógrafos, y a ver si me lo fajás bien a ese gringo pa que aprendan cómo somos los argentinos. No hablaban más que del campeonato, qué le vas a hacer, me tenían fe, che, y me daban unas ganas de salir atropellando y no parar hasta el campeón. Pero lo mismo pensaba todo el tiempo en Buenos Aires, y el patrón ponía los discos de Carlitos y los de Pedro Maffia, y el tango que me hicieron, yo no sé si sabés que me habían hecho un tango. Como a Legui, igualito. Y una vez me acuerdo que fuimos con ella y el patrón a una playa, todo el día en el agua, fue macanudo. No te creas que podía divertirme mucho, siempre con el entrenamiento y la comida cuidada, y nada que hacerle, el trompa no me sacaba los ojos. "Ya te vas a dar el gusto, pibe", me decía el trompa. Me acuerdo cuando la pelea con Mocoroa, esa fue pelea. Vos sabés que dos meses antes ya lo tenía al patrón dale que esa izquierda va mal, que no dejés entrar así, y me cambiaba los sparrings y meta salto a la soga y bife jugoso... Menos mal que me dejaba matear un poco, pero siempre me quedaba con sed de verde. Y vuelta a empezar todos los días, tené cuidado con la derecha, la tirás muy abierta, mirá que el coso no es macana. Te creés que yo no lo sabía, más de una vez lo fui a ver y me gustaba el pibe, no se achicaba nunca, y un estilo, che. Vos sabés lo que es el estilo, estás ahí y cuando hay que hacer una cosa vas y la hacés sobre el pucho, no como esos que la empiezan a zapallazo limpio, dale que va, arriba abajo los tres minutos. Una vez en El Gráfico un coso escribió que yo no tenía estilo. Me dio una bronca, te juro. No te voy a decir que yo era como Rayito, eso era para ir a verlo, pibe, y Mocoroa lo mismo. Yo qué te voy a decir, al rato de empezar ya veía todo colorado y le metía nomás, pero no te vas a creer que no me daba cuenta, solamente que me salía y si me salía bien para qué te vas a afligir. Vos ves cómo fue con Rayito, está bien que no lo saqué pero lo pude. Y a Mocoroa igual, qué querés. Flor de leñada, viejo, se me agachaba hasta el suelo y de abajo me zampaba cada piña que te la debo. Y yo meta a la cara, te juro que a la mitad ya estábamos con bronca y dale nomás. Esa vez no sentí nada, el patrón me agarraba la cabeza y decía pibe no te abrás tanto, dale abajo, pibe, guarda la derecha. Yo le oía todo pero después salíamos y meta biaba los dos, y hasta el final que no podíamos más, fue algo grande. Vos sabés que esa noche después de la pelea nos juntamos en un bodegón, estaba toda la barra y fue lindo verlo al pibe que se reía, y me dijo qué fenómeno, che, cómo fajás, y yo le dije te gané pero para mí que la empatamos, y todos brindaban y era un lío que no te puedo contar... Lástima esta tos, te agarra descuidado y te dobla. Y bueno, ahora hay que cuidarse, mucha leche y estar quieto, qué le vas a hacer. Una cosa que me duele es que no te dejan levantar, a las cinco estoy despierto y meta mirar p'arriba. Pensás y pensás, y siempre lo malo, claro. Y los sueños igual, la otra noche, estaba peleando de nuevo con Peralta. Por qué justo tengo que venir a embocarla en esa pelea, pensá lo que fue, pibe, mejor no acordarse. Vos sabés lo que es toda la barra ahí, todo de nuevo como antes, no como en Nueva York, con los gringos... Y la barra del ringside, toda la hinchada, y unas ganas de ganar para que vieran que... Otra que ganar, si no me salía nada, y vos sabés cómo pegaba Víctor. Ya sé, ya sé, yo le ganaba con una mano, pero a la vuelta era distinto. No tenía ánimo, che, el patrón menos todavía, qué te vas a entrenar bien si estás triste. Y bueno, yo aquí era el campeón y él me desafió, tenía derecho. No le voy a disparar, no te parece. El patrón pensaba que le podía ganar por puntos, no te abrás mucho y no te cansés de entrada, mirá que aquél te va a boxear todo el tiempo. Y claro, se me iba para todos lados, y después que yo no estaba bien, con la barra ahí y todo te juro que tenía un cansancio en el cuerpo... Como modorra, entendés, no te puedo explicar. A la mitad de la pelea la empecé a pasar mal, después no me acuerdo mucho. Mejor no acordarse, no te parece. Son cosas que para qué. Me quisiera olvidar de todo. Mejor dormirse, total aunque soñés con las peleas a veces le acertás una linda y la gozás de nuevo. Como cuando el príncipe, qué plato. Pero mejor cuando no soñás, pibe, y estás durmiendo que es un gusto y no tosés ni nada, meta dormir nomás toda la noche dale que dale.
Publicado por Uno, trino y plural a las 18:09 1 comentarios
Etiquetas: Julio Cortázar, Relatos