domingo, 21 de octubre de 2007

Una perla y un pecio II



"El amor es la luz que pasa por ojos de puente romano."


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Traven

1923
Tampico


Traven

Un barco fantasma, viejo navío destinado al naufragio, llega a las costas de México. Entre sus marineros, vagabundos sin nombre ni nación, viene un sobreviviente de la revolución aniquilada en Alemania.
Este camarada de Rosa Luxemburgo, fugitivo del hambre y de la policía, escribe en Tampico su primera novela. La firma Bruno Traven. Con ese nombre se hará famoso, pero nadie conocerá nunca su rostro, ni su voz, ni su huella. Traven decide ser un misterio, para que la burocracia no lo etiquete y para mejor burlarse de un mundo donde el contrato de matrimonio y el testamento importan más que el amor y la muerte.

Lo anterior es lo que sobre el misterioso Traven escribió Eduardo Galeano en El siglo del viento, tercer volumen de Memoria del fuego. Traven guardó tan celosamente su identidad que incluso muchos de los pocos datos que da de él Galeano, serían erróneos. Si leyéramos diez biografías suyas, encontraríamos diez versiones muy diferentes acerca de su origen, su vida, su nombre,...
Conocemos su obra, sus libros, de los cuales el más conocido es la novela El tesoro de Sierra Madre en la que se narran las peripecias de tres norteamericanos sin dinero, sin trabajo, que al encontrarse casualmente en un pueblo perdido de México se ponen de acuerdo para ir juntos a buscar oro en una mina abandonada de Sierra Madre. Un relato cargado de una enorme fuerza y tensión, al tiempo que una admirable reflexión sin disculpas ni delicadezas sobre la ambición desmedida. Como la mayoría de sus libros, está situado en México, donde sabemos que vivió desde 1923 hasta su muerte en 1969.
Todos sus relatos describen las cosas de la vida, pero esa otra vida que se encuentra en el polo opuesto de la sociedad organizada y desarrollada, esa vida plagada de injusticias.
En todas sus novelas se sitúa del lado de los más débiles frente a los dominadores, frente a las compañías petrolíferas, frente a los explotadores, frente a los poderosos, Traven toma partido por la causa de los pobres y explotados.

Si queréis saber más, además de poneros a leer sus historias, aquí tenéis una página muy currada: http://usuarios.lycos.es/jhbadbad/traven.html



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Al margen


Aquí tenéis Ad marginem, acuarela pintada por Paul Klee en 1930, al final de su vinculación laboral con la Bauhaus y tres años antes de que los nazis declaren que produce "arte degenerado" y comiencen su persecución.
Podría intentar comunicaros la fascinación que ejerce sobre mí este cuadro, hablaros de mi relación con él, de la importancia de esta pintura en mi vida, contaros cómo nos conocimos, que fue un flechazo y cómo ha ido todo en nuestra vida juntos, tratar de expresar, de entender y haceros entender qué me enamoró,...

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Ovidi Montllor

Ovidi Montllor nació en Alcoi, pero desarrolla su tarea musical en Barcelona.


Aparece a finales de los 60 y en los 70 se muestra como músico vanguardista e innovador, influenciado por Brassens, pero también por Leo Ferré. Su relación musical con Toti Soler, larga y fecunda, ha dejado grabaciones inolvidables.


Hombre valiente, coherente y luchador, también tierno y solidario, gran conocedor de la poesía catalana y degustador de la vida como pocos. Actor y cantante a la vez -Ovidi dotó a la canción de una expresividad que sólo un actor puede darle- se dedicó durante los 80 más al cine y la televisión a causa de la injusta indiferencia a la que la industria musical y su propio país le había sometido. Cuando preparaba su vuelta discográfica a mediados de los 90, una enfermedad nos privó de su presencia el 10 de marzo del 95.
Con su merte, Ovidi creó un mito en la música valenciana y reivindicativa de país y de clase que tanta falta hacía. Sus canciones a día de hoy todavía son de referencia para padres y jóvenes.





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¿Matar o morir?

La resultada que hicimos estos días terminó ayer. Como sabéis los encuestos fueron:

Matar
25 (49%)
Morir
7 (13%)
A ser posible ninguna de las dos
17 (33%)
NS/NC
2 (3%)


¿Y qué conclusiones se pueden extraer de ella? Muchas, claro, como para llenarnos de comentarios, depende de las ganas que tengamos. Pensando en las opciones esto es lo yo que pensaba:


Matar. Vivimos en el mundo que Hegel describió en la dialéctica del amo y del esclavo: o mandas u obedeces. En los términos de la encuesta: o matas o mueres. Siempre partiendo de la idea de la dominación. Puede ser una actitud muy nihilista, pero es como funciona la sociedad actual. Entonces es lógico que haya sido la opción más votada, es el instinto de supervivencia. ¿Por qué debería dejarme consumir, por qué tengo que seguirle la corriente a alguien con quien no estoy de acuerdo y que seguramente es mediocre, por qué no puedo ser yo mismo?

Morir. Hay algunos que no aceptan la depredación de "el hombre es un lobo para el hombre" de Hobbes y la desprecian como también desprecian el mundo en que vivimos. No quieren formar parte de ese sistema, no es el suyo, no tiene sentido reproducir los mismos errores y la violencia genera violencia. De ahí que elijan la resistencia pasiva, como Gandhi. No seré más feliz si te mato, sólo mostraré mi superioridad y puede que ni eso. Poseeré el espacio que ocupas pero no podré sustituirte.

A ser posible ninguna de las dos. Es la respuesta más fácil y por eso algunos la han considerado de cobarde por no mojarse. Claro, es que, literalmente es la más lógica: a ser posible, ¿por qué debería matar o morir? Si no estuviese la opción sí que deberíamos decidirnos, pero como sí que está entonces tenemos la posibilidad de elegirla y eso la legitima. Yo no quiero matar ni que me maten, ¿por qué no llegar a un contrato social, como quería Rousseau, y aceptar cada uno sus límites sin que los demás te limiten?

NS / NC. La muerte es el tema más aterrador, el gran tema tabú. Cada día nos dan una ración de ella en la tele, nos enseñan los cadáveres como si fuese lo más lógico cuando es lo más absurdo. Y una encuesta que nos plantee matar o morir nos conmociona, nos imposibilita tomar una decisión. Aún somos jóvenes para pensar en algo así, tenemos la suerte de no vivir ni de haber vivido una guerra. Y sin embargo la muerte nos es algo cercano, en la de un familiar, un amigo, un vecino. Cuando iba al instituto una compañera se murió en un accidente de coche. ¿Que habría elegida ella, matar o morir? No lo sé, no puedo saberlo, no contesto.


Yo creo que todas las opciones son válidas y que sólo necesitamos justificarlas, o incluso la correcta es un poco cada opción. ¿A vosotros qué os parece?

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Muere Juan Antonio Cebrián


Esta es una entrada que nunca quise poner, ni me imaginaba que pondría en este blog. Ha muerto un grande de las ondas, creador y presentador del único programa de radio del que soy un fiel seguidor, La Rosa de los Vientos. Juan Antonio Cebrián falleció ayer, sábado 20 de octubre, de un infarto. Más de 1500 programas, innumerables cambios de horario, e incluso alguna desaparición momentánea, y todo tiene que acabar así: qué mundo tan horrible.

Cuando oía aquello de "siempre se van los mejores", me lo tomaba como un tópico; pero me temo que voy a tener que cambiar de opinión. Descanse en paz.

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Cabe

Cabe conjeturar que de un pasado soñador en que, tierno adolescente, el narrador (que decide arbitrariamente llamarse narrador sin esperar a vislumbrar siquiera con la mínima nitidez la calidad de su escrito, si podrá éste, con propiedad, ser llamado relato, ensayo o poema) fantaseó con llegar a establecerse como contable en un pequeño circo ambulante en el que, además de llevar las cuentas, ocupación que justificaría su manutención por el resto de los miembros de la compañía familiar, aprendería a dar de comer al león, proporcionaría consuelo a una lánguida amazonita doliente de mal de amores y alzaría, en fin, el ánimo desfalleciente de la triste troupe; cabe conjeturar, decimos, que de esta aspiración, incumplida hasta el presente y durante largos años olvidada,viene a emerger hoy en la superficie consciente del narrador la propensión al más difícil todavía, inclinación que lleva a éste a complicar su ya complicada inicial intención de elaborar un manual (nótese aquí la desidia terminológica del escribiente, que llama manual a su proyectado escrito, eludiendo una más precisa definición, pues, ¿se tiene conocimiento, acaso, de libro alguno, ciclópeo o infinitesimal, que no sea manipulable manualmente, valga la redundancia?) riguroso en que se impartiesen las instrucciones precisas para no llegar nunca a alcanzar una elevada posición económica, para evitar toda posibilidad de ello, exhaustivo trabajo que oscuramente sería publicado con el título vulgarizador de Cómo no hacerse nunca rico, vergüenza que le ayudarían a superar la comprobación de la existencia de un público lo suficientemente numeroso como para que resultara rentable la reedición de su manual, el propio orgullo de saberse capaz de haber llevado satisfactoriamente a término tan ardua tarea y el prestado orgullo de cierta ausente y quizá ya irremediablemente ajena amada; a complicarla, decimos, con el recién adquirido reto de construirlo narrativamente, de manera que pudiese cabalmente ser admitido o simplemente reconocido como relato, lo que ya en el mismísimo elemental principio de la delimitación de la naturaleza del texto multiplica los problemas que el proyecto plantea al narrador, pues las distintas posibilidades de realización/actualización del texto, esto es, de transformación del texto-proyecto en texto-realidad/acto, como manual riguroso de instrucciones precisas para evitar toda posibilidad de alcanzar una elevada posición económica, definición sumamente arriesgada (y podría decirse que gratuita dada la notoria desorientación del autonombrado narrador en el terreno de su proyecto textual) al no tomar en consideración, y es aquí donde empiezan a plantearse cuestiones fundamentales, que, en primer lugar, al menos hasta la finalización del estudio, no existe ni debe existir la más mínima posibilidad de saber si el producto resultante podrá ser llamado en rigor manual de instrucciones para evitar todo riesgo de alcanzar una elevada posición económica, si, por el contrario, al no encontrarse método ni acción alguna que se muestre suficientemente fiable, esto es, infalible, en la prevención de dicho peligro habrá de ser considerado como una reflexión sobre la imposibilidad de eludir con seguridad toda posibilidad de alcanzar una elevada posición económica por denodados esfuerzos que se hagan en el caso nada improbable de que la cuestión se revele como una aporía, e incluso cabe contemplar la posibilidad, pues ninguna de ellas, por poco probable que parezca, y no es éste el caso, (se permite pensar el narrador, que, como se habrá comprobado, es sumamente permisivo consigo mismo) debe dejar de ser tenida en consideración, de que sólo se halle un único método o actuación concreta que que libere al individuo de toda posibilidad de alcanzar una elevada posición económica, lo que obligaría a dar al estudio el nombre de método o instrucción para evitar cualquier riesgo de verse convertido en una persona de elevada posición económica; se ven multiplicadas, decimos, en gran número, al introducirse en el proyecto textual la exigencia de carácter narrativo, viniendo a crear las posibilidades o la obligación de escribir narrativamente un manual de instrucciones para evitar todo riesgo de alcanzar una elevada posición económica, de escribir narrativamente una reflexión sobre la imposibilidad de eludir con seguridad toda posibilidad de alcanzar una elevada posición económica por denodados esfuerzos que se hagan, de escribir narrativamente un único método para librarse de toda posibilidad de alcanzar una elevada posición económica. (¿sigue?)

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Caosmeando

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