martes, 28 de junio de 2011

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domingo, 26 de junio de 2011

Por ahí

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miércoles, 22 de junio de 2011

Tic toc

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jueves, 16 de junio de 2011

Don Juan Notorio

(Durante este manoseado parlamento, manosea DON JUAN a
DOÑA INÉS hasta que ella se le arroja en sus brazos para que
se la tire, de la manera que se manosea un virgo. Desabróchale
el vestido, le saca las tetas, se las palpa, le mama los pezones;
luego le toca las pantorrillas, le da su lengua, le riza y desriza
los pelos del chumino, le mete el dedo, le frota el clítoris; hace
que ella le menee los huevos, le empuñe el instrumento, le dé
besos en el prepucio, etc., etc. Todo esto queda a cargo del
actor... y sobre todo de la actriz... y sobre todo de ambos a la
vez.)
¡Ah! ¿No es verdad ángel de amor
que en este lecho caliente
podremos tranquilamente
fornicar mucho mejor?

Esta sala que está llena
de esos cuadros tentadores
donde joden mil señores
ya a una rubia, ya una morena;
esta picha tan amena
que está queriendo romper
sin poderse contener
la tela de mi calzón,
¿no es cierto, tierno pichón,
que están diciendo joder?

Ese coño, cuyo aroma
me sube ya a las narices,
esas frases que no dices,
pero que tu lengua asoma
a tu boca, di paloma,
di, labios de rosicler,
esas ganas de tener
mi picha dentro de tu coño,
¿no es verdad, tierno retoño,
que están diciendo joder?

Y estas palabras que están
filtrando insensiblemente
en tu chumino ya ardiente
ante el miembro de Don Juan,
y estos cojones que van
hinchándose sin querer,
como un globo Mongolfier
que se va elevando al cielo,
¿no es cierto, dulce consuelo,
que están diciendo joder?

¿Y esas dos gotas de leche
que ves caer de repente
de mi nabo ya impaciente
porque mil polvos te eche,
no me dicen que aproveche
tal momento de placer?
¿No es verdad que sin querer
tu coño se va tras de ellas?
¿No es cierto, estrella de estrellas,
que están diciendo joder?

¡Oh!, sí, bellísima Inés,
espejo y luz de mi vida,
escucharme conmovida
cual lo haces lujuria es.

Mira aquí a tus plantas, pues,
a aquel Don Juan tan ladino
que se paró en su camino,
que rendirse no creía
adorando, vida mía,
los pelos de tu chumino.

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Caosmeando

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