lunes, 31 de diciembre de 2007

Air Madrid, un año después (III)

La reunión del grupo fue en la oficina de trabajo de un publicista, también damnificado, y asistimos alrededor de cien personas. Yo fui uno de los primeros en llegar y por eso a F. lo reconocí enseguida: fumaba de una manera compulsiva, no paraba de moverse y era insultantemente joven para dirigir él solo todo ese grupo, por mucho que quisiera disimular con su barba. F. me confesó que había llegado a tener problemas en el trabajo porque se dedicaba completamente al asunto de Air Madrid y no tenía tiempo para nada más. Era fácil que te ocurriera eso y que le estuvieras dando vueltas al tema todo el día, sin poder hacer otra cosa, por mucho que quisieras evitarlo. Era un peso que te ahogaba y parecía que era lo único que existía. F. no tuvo más remedio que renunciar para poder vivir. Y ya que no me vio muy convencido también le propuso hacerse cargo del grupo a N., la chica que organizó el paseo burocrático. Como ya la conocía no dudé en mostrarle mi apoyo porque ella sola tampoco podría hacerlo. Así, después de las preguntas, los desahogos, las charlas de todo tipo, N. dijo que tras la renuncia de F. ella iba a ocupar su lugar pero no podía hacerlo sola. Después de un silencio mortal me levanté para manifestarle tímidamente mi apoyo. Nadie me secundó. En esa primera respuesta me di cuenta de que, además de luchar contra la estafa de Air Madrid, tendríamos que luchar contra nosotros mismos, ya que la mayoría se movía por sus propios intereses y cada billete tenía sus propias condiciones (destino, fecha de vuelo, modo compra, etc.). Qué pronto se olvidó que la unión hace la fuerza. Pero entonces ni imaginaba hasta qué punto estaríamos solos.

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Tras la reunión me acerqué a N. para decirle que los demás no habían entendido lo que pedía, que no podía manejarlo todo ella sola, y nos preguntamos a quién le podíamos pedir que nos ayudara. Ella pensó en dos de los que más habían participado en los mensajes del grupo y yo en D., que había tenido la gran idea de crear un foro llamado expresivamente “Sacate la bronca” para hablar de cualquier tema y reservar los mensajes sólo para la información fundamental. También incluimos a L. un informático que me escribió antes de la reunión para ofrecer su ayuda. Por tanto, la nueva comisión estaba integrada por seis personas: en líneas generales, dos se ocupaban de las noticias, dos del mantenimiento del grupo y del foro y otros dos hablaban con los otros miembros del grupo para mandar informes y aliviar las tensiones, que es lo que hacía yo.

Entonces me di cuenta de la verdadera complejidad del problema. El sueldo medio de un argentino calculo que rondará los 300-400 euros mensuales. Para comprar un billete de 600-800 euros, siendo generoso, podría tardar un año o más en ahorrarlo, pues conozco más de un caso que el sueldo no llega a fin de mes. Esa cifra habría que multiplicarla por el número de personas que compraron un billete, en el caso de las familias. Al margen del dinero, los motivos para viajar eran en muchos casos vitales: conocí a personas que perdían sus únicas vacaciones en años, un trabajo, los medicamentos para una enfermedad terminal, la posibilidad de reencontrarse con familiares después de mucho tiempo, una beca de estudio... Son incontables.

Intentamos distribuir a los damnificados por origen y por destino, para que pudieran contactar con alguien que estuviera en su ciudad o que volara a la misma y, como podéis imaginar, estaban distribuidos por toda la geografía argentina: Tandil, Córdoba, Ushuaia, San Luis, San Juan, Río Negro... Y luego estaban los varados en otro país, como Alemania, Israel, Italia, Inglaterra, Francia... y España, que abarcaban también desde Bilbao a Tenerife. Lo mismo ocurría con el lugar de destino. El grupo más numeroso era el de Buenos Aires, pero también eran importantes los de Córdoba, La Plata y Rosario. Yo me escribía a menudo con los coordinadores de Rosario y de La Plata, y el de Córdoba era P., el que tenía la misma labor que yo en el grupo en general.

No tardamos en organizar la primera manifestación. Avisamos a la prensa y cubrieron la noticia dos radios y dos televisiones. Recorrimos la calle Florida (la peatonal más turística de Buenos Aires) repartiendo folletos, armando ruido, haciendo lo posible para que no se olvidaran del tema, pues éramos conscientes de lo efímeras que son las noticias. Al menos logramos que nos hicieran un poco más de caso que en España, porque, según me dijeron, allí (aquí) no se habló más de Air Madrid desde el año nuevo. Pero éramos muy pocos, no podíamos ni cortar una calle, unos 30, 40. Fue desalentador, sobre todo porque apenas hubo respuesta a la convocatoria, ni siquiera por correo; pocos fueron los que mandaron un mensaje de apoyo ya que por lo que fuera no podrían asistir. Ya no pensé que todo el mundo ayudaba como podía, sino que la mayoría esperaba una solución que no buscaba. Y así iba a ser muy difícil que la encontrase.

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Ordenanzas Reales para el buen regimiento y tratamiento de los yndios (4)

Yten porque nuestra voluntad es que a los dichos yndios se les busquen todos los mejores medios que se pudyeren hallar para ynclinallos a las cossas de nuestra santa fee catolica e sy ouiesen de yr mas lexos de vna legoa a misa los domingos e fyestas sentyrlo y an por grave hordenamos y mandamos que sy fuera de la suso dicha legoa en que mandamos faser una estancia ouiere otras iglesias avnque que sean en un mismo ryo donde las otras estouieren que se haga otra iglesia de la manera suso dicha.
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Otrosy hordenamos encargamos y mandamos a los prelados e clerigos que agora e de aquí adelante llevaren los diesmos de las tales estancias donde estouieren los dichos yndios que den contyno clerigos para que digan missa los domingos a pascoas e dias de goardar e ansy mismo los tales clerigos tengan cargo de confesar a algunos que abra que sepan confesarse e amuestren a los que no lo supieren haser e asy nuestro señor sera muy seruido.

Otrosy hordenamos y mandamos que en las minas donde oiere copia de gente se haga vna iglesia en logar conveniente queçak a vos el dicho almirante e juezass e oficiales o a la persona que vosotros fuere señalada pareciere de manera // que todos los yndios que andouieren en las dichas minas puedan alcancar a oyr missa las dichas fyestas e mandamos que todos los pobladores e vesynos que truxieren los dichos yndios a sacar oro sean obligados a tener con ellos la misma horden que mandamos que se tenga con los que andouieren en las estancias como arryba se qontiene so las mismas penas de suso qontenidas las quales aplicamos como arryba estan aplicadas.

Otrosy hordenamos y mandamos que cada vno que touiere cinquenta yndios o dende arryba encomendados sean obligados de haser mostrar vn muchacho el que mas avile dellos le pareciere a leher y a escriuir y las cossas de nuestra fe para que aquel las muestre despues a los otros yndios por que mejor lo tomaran lo que aquel las muestre despues a los otros yndios por que mejor lo tomaran lo que aquel les dixiere que no lo que les dixeren los otros vesynos e pobladores e que sy la tal persona touiere cient yndios o dende rryba que haga mostrar dos muchachos e que sy la tal persona que toviere los dichos yndios no los hiziere mostrar como dicho es mandamos quel visytador que en nuestro nombre touiere cargo dello los haga mostrar a su costa e por que el Rey mi señor e padre e yo hemos sydo ynformados que algunas personas se sirven de algunos mochachos yndios// de pajes declaramos y mandamos que las tales personas que se syrven de yndios por paje sea obligado de les mostrar leher y escriuir y todas las otras cossas que de suso estan declaradas y sy no lo hizyere se lo quiten e den a otro por que la principal yntencion y desseo del dicho rey mi señor e padre e mio es que en estas partes se arraygue e plante nuestra santa fe catolica muy enteramente por que las animas de los dichos yndios se saluen.

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Caosmeando

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