lunes, 10 de marzo de 2008

El primer Gaspar Ilóm

Fragmento de la novela Hombres de maíz, de Miguel Ángel Asturias

El Gaspar es invencible, decían los ancianos del pueblo. Los conejos de las orejas de tuza lo protegen al Gaspar, y para los conejos amarillos de las orejas de tuza no hay secreto, ni peligro ni distancia. Cáscara de mamey es el pellejo del Gaspar y oro su sangre -"grande es su fuerza","grande es su danza"- y sus dientes, piedra pómez si se ríe y piedra de rayo si muerde o los rechina, son su corazón en la boca, como sus carcañales son su corazón en sus pies. La huella de sus dientes en las frutas y la huella de sus pies en los caminos sólo la conocen los conejos amarillos.
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Palabra por palabra, esto decían los ancianos del pueblo. Se oye que andan cuando anda el Gaspar. Se oye que hablan cuando habla el Gaspar. El Gaspar anda por todos los que anduvieron, todos los que andan y todos los que andarán. El Gaspar habla por todos los que hablaron, todos los que hablan y todos los que hablarán. Esto decían los ancianos del pueblo a los maiceros.La tempestad aporreaba sus tambores en la mansión de las palomas azules y bajo la sábana de las nubes en las sabanas.
Pero un día después de un día, el habla ñudosa de los ancianos anunció que de nuevo se acercaba la montada. El campo sembrado de flores amarillas advertía sus peligros al protegido de los conejos amarillos.
¿A qué hora entró la montada en el pueblo? A los ladinos amenazados de muerte por los indios les parecía un sueño. No se hablaban, no se movían, no se veían en la sombra dura como las paredes. Los caballos pasaban ante sus ojos como gusanos negros, los jinetes se adivinaban con caras de alfajor quemado. Había dejado de llover, pero asonsaba el olor de la tierra quemada y el pestazo del zorrillo.
El Gaspar mudó de escondite. En el azul profundo de la noche de Ilóm se paseaban conejillos rutilantes de estrella en estrella, señal de peligro, y olía la tierra a pericón amarillo.Mudó de escondite el Gaspar Ilóm con la escopeta bien cargada de semillita de oscurana -eso es la pólvora-,semillita de oscurana mortal, el machete desnudo al cinto, el tecomate con aguardiente, un paño con tabaco, chile, sal y totoposte, dos hojitas de laurel pegadas con saliva a los sentidos sustosos, un vidrio con aceite de almendras y una cajita con pomada de león. Grande era su fuerza, grande era su danza. Su fuerza eran las flores. Su danza eran las nubes.

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Tu color de ojos favorito

¿Por qué nos gustan tanto los ojos que hasta nos fijamos en el color? Si son poco más que un botón en la cara que apenas se ven y aún menos si son los ojos de un miope. Bueno, es que será eso, que nos obligan a fijarnos. Qué van a ser un botones, son perlas, sabemos que a través de ellos se nos ve cómo somos, vemos y somos vistos con esos Ojos claros, serenos, ya que así me miráis, miradme al menos, etc. A lo que iba, que me enrollo solo.

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Los ojos preferidos por los caosmeros son los de color verde, con 19 votos (35%), aunque los de color miel no se han quedado lejos con 15 votos (28%). No sé por qué tengo la sensación de que tanto unos como otros son votos de chicos, aunque a una chica le pueden gustar perfectamente el verde y el miel, ambos son muy apetecibles, atractivos, como para dedicarles el día entero.

Los verdes han arrasado desde siempre, desde Coldplay (Green Eyes) hasta Nat King Cole, quien cantaba hace muchos años:

Aquellos ojos verdes
de mirada serena
dejaron en mi alma
eterna sed de amar.

Anhelos de caricias
de besos y ternuras
de todas las dulzuras
que sabían brindar.

Aquellos ojos verdes
serenos como un lago
en cuyas quietas aguas
un día me miré.

No saben las tristezas
que en mi alma han dejado
aquellos ojos verdes
que ya nunca besaré.





Los ojos de miel también tienen su canción, aunque no sea tan conocida. Es de un grupo llamado Timbiriche:

Hace varias noches me di cuenta y la empecé a soñar.
Todos los domingos yo la busco y la invito a pasear.
No sé si pudiera ser que la llegue a enamorar, que la llegue a enamorar.
Todas mis amigas nos observan si me invita a bailar.
Ellas son curiosas se preguntan si es mi novio ya.
Yo no sé qué decir.
Sólo sé que soy feliz, sólo sé que soy feliz.
Ojos de miel, los jeans se le ven muy bien.
Ojos de miel.
Y con vestido luce mucho también.
Las chicas lo voltean a ver.
¡Ojos de miel!.
Ya es de vacaciones, yo la llevo siempre a patinar.
Es la más bonita y le gusta en los patines bailar.
Yo no sé qué debo hacer, si me debo enamorar, si me debo enamorar.
Ojos de miel, los jeans se le ven muy bien.
Ojos de miel.
Y con vestido luce mucho también.
Las chicas lo voltean a ver.
¡Ojos de miel!.



De ojos azules no recuerdo ninguna canción, sólo la película Mickey ojos azules totalmente olvidable, tanto que no sé si la he visto. La protagonizaba Hugo Grant y era una especie de mafioso o intento de mafioso. Qué bajo han caído los azules cuando yo recuerdo que durante muchos años fueron los más sensuales (el típico chico alto, rubio y de ojos azules), con razón sólo obtuvo 9 votos (16%). Aún conservan algo de su atractivo pero ya tiene mucha competencia.


Luego vienen los castaños o marrones, que en teoría son los más comunes y por eso se han quedado con 6 votos (11%), pero ahí está la gracia también: el que sepa sacar partido de lo común es un fuera de serie, alguien extraordinario. Aquí sin duda las morenas de ojos marrones son las que salen ganando. Hoy uno puede cambiarse el color de los ojos, elegir una lentilla con dibujo hipnótico, ojo de gato, fuego, rojo… cualquier cosa que podáis imaginar. Pero si yo tuviera unos ojos marrones no los cambiaba. No tendrán canción pero sí alguien que un blog escribe “Lo que sucede es que soy adicta a unos ojos marrones.”


Luego vienen los grises, los ojos de la tristeza, con 3 votos (5%). O los ojos misteriosos, como si hubiera que adivinar qué se esconde detrás de ellos. No será un color tan vivo como el verde o el miel, pero el gris es algo indefinido, ni blanco ni negro pero tampoco tiene que ver con el blanco o con el negro. Es difícil explicar o comprenderlo y por eso surgen relatos como éste en un blog.



Y finalmente los negros, con sólo 1 voto (1%), pero Nat King Cole también le dedicó una canción. Ésta es su letra:

Yo vendo unos ojos negros
Quién me los quiere comprar
Los vendo por embusteros
Porque me han pagado mal

Ojos negros traicioneros
Por qué me miráis así
Tan alegres para otros
Y tan tristes para mí

Más te quisiera, más te amo yo
Y todas las noches las paso
Suspirando tu amor
Más te quisiera, más te amo yo
Y todas las noches las paso
Suspirando tu amor

Por eso los ojos negros
Los quiero pronto vender
A ver si por los senderos
Aprenden lo que es querer

Yo vendo unos ojos negros
Quién me los quiere comprar
Los vendo por hechiceros
Porque me han pagado mal

Más te quisiera, más te amo yo
Y todas las noches las paso
Suspirando tu amor
Más te quisiera, más te amo yo
Y todas las noches las paso
Suspirando tu amor



Parece que nadie los quiere pero también son hechiceros, ojos grandes como pupilas dilatadas, negro sobre blanco. No son los míos ni los que voté y aún así hoy los elijo, cierran el texto de todos los colores como buenos ojos negros.

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Caosmeando

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