17 de Abril:
Esta mañana, al ir a desayunar he visto a Pachulí. Estaba en el barracón 7. Pobre, sólo llevaba aquí 2 meses. Ayer le alcanzó un proyectil del 12 en el tórax. Un impacto limpio. No va a sobrevivir, es un caso perdido. Al menos el pobre no sufrirá, la morfina hace milagros. Yo la he probado. Aún recuerdo el primer muerto que vi en este lugar. Fue al poco de llegar. Llevaría aquí tres o cuatro días. Nos mandaron a explorar el terreno tras unos arbusto. A Jack y a mí. Éramos los novatos, aquellos trabajos nos correspondían a nosotros. Nos arrastramos los dos como serpientes entre los arbustos, intentando ser lo más sigiloso posibles. Nos detuvimos entre la maleza para observar con los prismáticos. Todo parecía en calma, no se oía ni se veía nada anormal o que pudiera resultar sospechoso. Parecía camino limpio. Decidimos seguir un poco más. Todavía recuerdo aquel sonido, agudo e imperceptible al principio, cobrando cada vez más estruendo. Una mina estalló junto a los pies de Jack. Casi podía oír, entre el estruendo de la explosión, el crujir de los huesos de mi amigo. Sin pensarlo me arrastre hasta él, estaría a unos 5 o 6 metros de distancia. Un reflejo me hizo gritar desesperadamente <<¡Sanitario! ¡Sanitario!>>, pero nadie pareció oírme. Le agarré por los hombros levantando su cabeza. Me miraba con los ojos abiertos, en aquel momento habría jurado que sus ojos eran enormes. Jack no decía nada, yo tampoco. Salía de su boca una sangre que me pareció irreal, demasiado espesa y granate. Fue una sensación extraña. En poco tiempo murió, perdió demasiada sangre. No acudió nadie. Más tarde me dijeron que era potencialmente peligroso poner la vida de un medico en peligro, haciendo que fuera a atender a un muchacho que había perdido las dos piernas al estallar un artefacto en un campo de minas. En parte tienen razón, no se puede enviar un hombre tras otro a una muerte segura. Es una estupidez, pero nunca podré olvidar los ojos de Jack, siempre estarán ahí, es inevitable.
martes, 13 de noviembre de 2007
Diarios de guerra I
Publicado por Uno, trino y plural a las 20:18 8 comentarios
Etiquetas: diarios de guerra, Relatos
Kerepakupai-merú
Mi exclusiva jurisdicción
Ictus Cerebral
Tu madre, ayer, te hacía la comida. Hoy se la tienes que dar tú.
Tu madre, ayer, iba sola al baño. Hoy le tienes que cambiar los pañales.
Tu madre, ayer, caminaba. Hoy sólo puede mover un lado de su cuerpo.
Tu madre, ayer, podía coger a su nieto. Hoy sólo puede tocarle.
Tu madre, ayer, hablaba. Hoy sólo balbucea.
Tu madre, ayer, tenía 68 años. Hoy tiene muchos más.
Tu madre, ayer, se arreglaba. Hoy no te da tiempo ni a arreglarte.
Tu madre, ayer, te sonreía. Hoy te mira con angustia y extrañeza.
Tu madre, ayer, te llamaba. Hoy tú tienes que llamar a la enfermera.
Tu madre, ayer, te aconsejaba. Hoy tienes que buscar dentro de tí.
Tu madre, ayer, te quería. Hoy te necesita más que nunca.
Tu madre, ayer, tenía fuerza. Hoy tú la tienes que tener más que nunca.
Tu madre, ayer, luchaba por ti. Hoy tú tienes que luchar por ella más que nunca.
II
Y qué veneno llevas en los labios,
qué tranquilizante fluye por tus venas,
qué excitante se disipa en tu piel,
qué dulce droga guardas en la cabeza…
y qué me dices de ese olor que desprendes,
de la cabeza a los pies,
pasando por los sobacos
y el sexo.
Fuerte olor afrodisíaco.
¿Qué es el amor?
Esa pregunta, en tu presencia, carece de sentido.
Ellas me recuerdan a ella
Aviso a navegantes y naúfragos III
Pero, y he aquí lo mejor del asunto, la hoja no cae azotada por el viento, su descenso no es forzado, no es abrupto, es un dejarse caer, un descolgarse. Muere, porque así debe ser, no hay opción. La hoja lo acepta y es feliz, aprecia su muerte y nos brinda un último juego antes de pasar a ser abono/mierda de la tierra.
Es eso lo que me hace estar alegre, es lo que me colma de algo que no podría describir. Tal vez… ¿quién quiere saberlo? Yo no.
Aunque, bien mirado, nunca viene mal algún tipo de información o manual de instrucciones.
Publicado por Uno, trino y plural a las 1:41 4 comentarios
Etiquetas: Aviso a navegantes y naúfragos