Dando tumbos se marchare
la alondra que en fasto día
cruzara tierras y mares
para ultimar mi agonía.
Aguardando mis azares,
postrado hoy todavía,
ruego por algún Heracles
docto en ornitología.
Aunque perpetrara el fraude
y el hurto más grosero,
es desmedido mi escalde.
No consta en ningún fuero
que lo merezca por darle
a un transeúnte fuego.
jueves, 22 de abril de 2010
Puedo prometer y prometeo
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