Encubre, ¡oh Zeus!, tu empíreo
Con nebuloso velo,
Y semejante al joven
Que cardos gusta de coger, te queda
Con el roble y la cumbre enhiesta y pina,
Mas déjame el disfrute de esta tierra,
Que es mía, cual mi cabaña esta que habito
Y que no es obra tuya,
Y de mi hogar también, que cuando arde
Y en su lumbre me doro. ¡tú me envidias!
¡Nada más pobre bajo el sol conozco
que vosotros, oh dioses!
Apenas si lográis, desventurados,
Con el vaho de las víctimas y preces,
Algún pábulo dar a vuestra olímpica,
Mayéstica andorga,
Y de fijo que el hambre os acabara,
Si no fuera infinita la caterva
De esos locos, pueriles pordioseros
Que nunca la ilusión del todo pierden.
Cuando yo un niño era,
Que todo lo ignoraba,
Al sol alzaba mis turbados ojos,
Cual si orejas tuviera para oír
Mi angustioso lamento,
Y un corazón tuviere, como el mío,
Para sentir piedad de quien le implora.
¿Y quién contra la turba de insolentes
titanes me ayudó?
¿Quién de la muerte me salvó y de dura
servidumbre afrentosa?
¿No fuiste tú y tú solo,
corazón mío, que en sacras llamas ardes,
quien todo me lo hiciste?
Y, sin embargo, iluso, penetrado
De juvenil fervor, agradecido,
Todo lo atribuías a aquel que duerme
Allí arriba con torpe cabeceo...
¿Yo honrarte a ti? ¿Por qué?
¿Del agobiado
aliviaste la carga?
¿El llanto, acaso,
enjugaste del triste?
¿A mí no me forjaron todo un hombre en el yunque,
el tiempo omnipotente
y el hado sempiterno,
que mis señores son, al par que tuyos?
¿Acaso imaginaste en tu delirio
que iba yo a odiar la vida
y al yermo retraerme
por haberse frustrado
algunos de mis sueños venturosos?
Pues no; que aquí me tienes y hombres hago
Según mi propia imagen;
Hombres que luego mis iguales sean,
Y padezcan y lloren,
Y gocen y se alegren, y parias no te rindan,
Cual yo hice.
sábado, 24 de noviembre de 2007
Prometeo I
Tindersticks
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Alguien que escriba el vínculo en condiciones.
El trabajo
Llamada
-¿Si…? ¿Quién es?
-Esta noche a las 2 en el Melodie´s… mmm… no te retrases.
-Nunca lo hago, allí estaré.
El amable interlocutor de hace un momento era Franky, mi agente, tiene un trabajo para mí. Yo soy Bastian, todos me llaman Bas.
El Melodie´s
Llego antes de lo acordado. Es ya tarde para clientes normales, no hay nadie en la barra. Echo un vistazo al local, veo un par de individuos en una de las mesas del fondo, parecen discutir; también un tipo sentado, haciendo aspavientos con los brazos y tarareando una musiquilla, me suena de un anuncio… diría que ha bebido más de la cuenta. Saludo a Tommy, el camarero, le conozco desde niño. Pido una Klein 7 y un chupito de tequila. Me gusta disfrutar la sensación de fuego bajando lentamente por la garganta. Bebo el chupito y pego un trago a la cerveza. Saco un pitillo y espero, Franky debe estar a punto de llegar.
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Aparece Franky
-Hola Bas, ya estas aquí.
-Llegué hace un rato.
-Tommy, pon dos Klein más. Vamos a sentarnos en aquella mesa Bas, estaremos más tranquilos.
-Como quieras Franky, tú mandas.
-Ahora nos llevas las cervezas a la mesa. ¿Ok Tommy?
-Vale Franky. ¿Queréis algo de comer muchachos?
-Yo no quiero nada…, mmm..., ¿tú quieres algo Bas?
-No.
La mesa del Melodie´s (negociando)
-Bueno Bas qué te cuentas…
-Nada en especial.
-Tú siempre tan aburrido… ¿No viste el partido?
-No. ¿Qué se jugaba?
-A veces dudo que seas de este planeta Bas, por los dioses. Era la final, Michigan contra Louissiana. El momento más importante del año.
-Nunca me ha gustado ese juego.
-Juego dice…, oye esto no es como jugar a las cartas. Es un deporte. Si hubieras visto anoche la exhibición de Mc Idle dirías tantas tonterías.
-Me gusta el póker.
-Calla, calla…. Esos movimientos, ese bote, esos pasos, esa gracia casi celestial que le hacia flotar por la pista. Parecía tener alas el joven Mc Idle. Un día te llevaré a ver un partido, en directo, a pie de pista… oliendo el sudor y aturdido por el griterío. Sabrás lo que es divertirse Bas.
-Siempre dices lo mismo Franky. No sabes cuanto llegas a aburrirme a veces.
-Chicos aquí tenéis las birras. Invita la casa.
-Gracias Tommy. ¿A que tú viste el partido de anoche?
-Sí, como no. Tuve el bar lleno desde las 6 de la tarde.
-¿Qué me dices de los 30 puntos de Mc Idle?
-Me recordó al mejor Jeffrey Oubma. Que tiempos aquellos… ¿verdad Franky?
-Sí, aún recuerdo aquellas grandes tardes.
-Franky, tenemos cosas que hacer… y no me gustaría perder mucho tiempo.
-Oh…, si, si… de acuerdo. Tommy discúlpanos.
-Estaré en la barra, si necesitáis algo… ya sabéis.
-No sé porque siempre tienes que comportarte así Bas.
-Déjate de jilipolleces. ¿Qué tienes para mi Franky?
-Coge esta carpeta.
-¿Aquí esta todo?
-Todo lo que necesitas saber esta ahí Bas.
-¿Algo más Franky?
-Bueno… una cosa más… a petición del cliente debes ser lo más expeditivo posible, por decirlo de alguna forma.
-El cliente paga y tiene sus gustos. Te llamaré cuando acabe.
-Si surge algún imprevisto déjale un mensaje a Tommy, el sabrá donde encontrarme.
El apartamento (preparando el tajo)
He cogido una cerveza de la nevera, es una Judas deluXe de 12 º. Cada vez que bebo una de estas recuerdo a mi padre. Sentado en el sofá de terciopelo granate amoratado, botellín en la mesilla y un gran libro titulado Principios básicos de la psicología entre las manos. Fue un buen hombre, no tengo ninguna duda.
Debo echar un vistazo a la carpeta que me ha dado Franky. Nombre del objetivo Miguel Sánchez Bermecoa, alias “Miguelito”. Según el informe es una de las cabezas más notables del grupo disidente “Flor del lotto”. En busca y captura desde hace más de 15 años, acusado de más de 50 muertes en los atentados del centro Linsday y de hospital de Saint Simona-Matter. Declaraciones de un informador anónimo, sucia rata chivata, apuntan a que Bermecoa podría estar alojado en el hotel Charltthon, cerrando un negocio de contrabando.
Órdenes son órdenes. Descansaré bien esta noche… mañana tengo trabajo.
Despertar
Tomo un vaso de leche y fumo un cigarrillo. Me ducho y me pongo lo primero que encuentro, un pantalón de pana de color marrón gastado y una camisa de verano azul oscuro tono-lavado frecuentemente durante unos cuantos años-. No suelo comprarme ropa. Pongo un viejo CD The Ramones (me ayudan a centrarme), me sirvo un vaso de gin, voy al sofá y me enciendo otro cigarrillo. Dan las 9 de la mañana. Es hora de irse. Cojo mi maletín de trabajo y salgo por la puerta.
En el Charltthon
Me hago pasar en recepción por un viejo amigo de “Miguelito”. Me dan el número de su habitación. Me extraña un poco que no tenga más gorilas un tipo como Bermecoa. Habitación dos cero tres. Subo en el ascensor. Llamo a la puerta, parece que no hay nadie, llamo otra vez –dos toques. Oigo pasos adentro, hora de engañar…
“Miguelito”
-Si… ¿quién es?
-Señor Bermecoa, hay aquí un tipo que dice que le conoce. Se llama Emilio Guerra Jiménez, dice que se conocieron en Tombuctú.
-Es un viejo conocido déjale pasar. Tomaremos algo los tres.
-De acuerdo señor Bermecoa. Bajo a buscarle a recepción.
Parece que “Miguelito” se lo ha tragado. Abro el maletín. Recuerdan señas del cliente ser cruel. Cojo machete dentado, pica hielos, mi vieja Bendetta y escopeta de doble cañón paralelo. Supongo que Bermecoa estará distraído sirviendo las copas. Voy a entrar a saco, primero balas y luego preguntas-siempre el mismo orden-. Tres tiros a la cerradura y patada, infalible con puertas de hotel. Empieza el show. Una Thompson del 37 me encañona, centelleo ensordecedor de casquillos y balas entra -sale-sale-entra recámara-cañón-cañón-recámara. El muy joputa me esperaba, sentado frente a la puerta en un taburete. Cabrón. Seguro que le han dado el soplo…
Animal herido
He reaccionado rápido. He saltado en el momento justo. Me han alcanzado algunas balas. Rasguños. Maricón de mierda.
-¿“Miguelito” sabes quién soy?
-¡Vete al carajo!
-Soy tu muerte Bermecoa.
-No me hagas reír pendejo. Estas sangrando como un jodido perro.
-Tú has gastado la thompson. Algo es algo., ¿o no?
-Pareces divertido, no serás un payaso
-Puede…, la muerte gusta de disfrazarse. ¿Qué tienes aún “Miguelito”?
- Desert Eagle. Impresiona verdad. ¿A ti?
-Mi vieja bendetta. (En voz baja habrá que tirar de tablas, desert, sólo 7 balas.
-Vete a meterle eso a tu pinche madre por el trasero. ¡Huevón!
Necesito distraerle. Debe quedarse sin munición. Hago disparos dentro de la habitación, Miguelito también. Oigo 7 disparos-eagle (son inconfundibles). Miro mi cartucho, 1 bala., suficiente. Vamos a hacer un poco de teatro. Saco la bala y la aprieto en la mano -puño cerrado-.
Bermecoa muere (el truco del almendruco)
-Tendré que entrar a matarte a palos “Miguelito”, me he quedado sin balas.
-Buena idea, yo también me he quedado sin balas. Pasa, pasa… te espero.
-No te hagas el tonto, sé que no te has quedado sin balas.
-Me estas llamando mentiroso, mamón escucha esto… CLICK-CLICK-CLICK…. ¡Lo oyes verdad! Lo ves no tengo. ¿Tú tienes payaso?
-No me queda ni una, si no ya tu hubiera frito el culo hace rato. Atento… CLICK-CLICK-CLICK… Será un placer regar mis nudillos con tu sangre Bermecoa.
-¡Vamos! Échale huevos pendejo.
Bala del puño al cargador, me levanto, cruzo el umbral de la puerta. Bermecoa frente a mi-escasos 2 metros- desarmado. Percuto, levanto la mano, apunto a su cabeza.
-Buenos días Miguelito. Soy tu muerte, aunque puedes llamarme Bas… todos lo hacen.
-Jop.uu.u.u…
BANG (Bala penetra-escapa la carne, sesos que manchan, cuerpo que cae sin vida)
Venganza en rojo Burdeos (odio esperar al “en frío”)
Registro la habitación de arriba abajo. Un par de gramos, un juego de llaves, una agenda y un fajo de billetes en el bolsillo de la chaqueta. 400$ contantes y sonantes (tarifa: oye cárgate tú a este que a mí me entra la risa). Han untado al pobre diablo para que me liquidara. No me gusta que me traicionen, en este trabajo si te la juegan debes responder. Iré a hacer una visita a mi viejo amigo Franky. No haré preguntas, no haré ruido. Nadie sabrá que llegué, ejecuté y me marché. Él, su querida esposa y su pequeña hija. Los castigos deben ser ejemplares. Pero… dejaré a su chico con vida. Todos debemos pagar por nuestros actos tarde o temprano.
Bon voyage
Me largo, la pasma debe estar apunto de llegar.
Tu nombre
Cuatro y pico… madrugada,
reposo mi cuerpo en la cama,
estoy borracho, casi sinsentido.
No logro quedarme dormido.
Vienen a visitarme quimeras,
que me susurran tu nombre.
¡Marchaos de aquí, rameras!
Dejad en paz a este pobre.
¿Por qué vienes a torturarme?
Respóndeme… ¿Qué te he hecho?
Callas, sonríes…, odio este juego,
no sé las reglas, disparate.
Doce y cuarto… mañana,
abro los ojos…, despierto.
Y aún retumba un eco,
que incansable te llama.
¡Julia, Julia, Julia…! Me levanto,
corro como el mismo diablo,
me arrodillo en el baño
y vomito alcohol y veneno.
Pesadillas os vais por el retrete.
Sigamos cantando
Sacado de "El silmarillion" de J.R.R Tolkien
"Entonces las voces de los Ainur, como de arpas y laúdes, pífanos y trompetas, violas y órganos, y como de coros incontables que cantan con palabras, empezaron a convertir el tema de Ilúvatar en una gran música; y un sonido se elevó de innumerables melodías alternadas, entretejidas en una armonía que iba más allá del oído hasta las profundidades y las alturas, rebosando los espacios de la morada de Ilúvatar; y al fin la música y e1 eco de la música desbordaron volcándose en el Vacío, y ya no hubo vacío. Nunca desde entonces hicieron los Ainur una música como ésta aunque se ha dicho que los coros de los Ainur y los Hijos de Ilúvatar harán ante él una música todavía más grande, después del fin de los días. Entonces los temas de Ilúvatar se tocarán correctamente y tendrán ser en el momento en que aparezcan, pues todos entenderán entonces plenamente la intención del Único para cada una de las partes, y conocerán la comprensión de los demás, e Ilúvatar pondrá en los pensamientos de ellos el fuego secreto."
El Triunfo de la Muerte
"Muerte es que no nos miren los que amamos,
muerte es quedarse solo, mudo y quieto
y no poder gritar que sigues vivo."
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Etiquetas: arte, pintura, Una perla y un pecio
Estúpido Amor
Déjame vivir del puro vicio,
tú no tienes ni criterio, ni juicio.
No te aguanto, ¡Me sacas de quicio!
No cambio mil amores por un polvo,
ni tan siquiera estando loco;
Y si por ventura no follo…
Da igual no vuelvas penoso,
que también prefiero una o dos pajas.
Historia que cuentan los tejados de Praga
El rumor del Moldava se escucha a lo lejos.
Cielo encapotado y dulce llovizna, que refresca la cara sin llegar a mojar. El caminante sortea los charcos que se forman en las calles del antiguo barrio judío, el Josefov, siguiendo aquellas que transcurren paralelas al río, en dirección al Puente de Carlos. Sus pasos resuenan en el pavimento y la ciudad parece dormida, a pesar de ser tan sólo las cinco de la tarde.
Al llegar al puente, encuentra a algún que otro comerciante y un músico que toca frotando el filo de muchas copas de agua, consiguiendo un sonido casi celestial. Nuestro viajero no les presta ni la más mínima atención, es más, cuando uno de los vendedores se le acerca para enseñarle una baratija, acelera el paso al tiempo que niega con la cabeza. Se estremece y se arrebuja aún más dentro del abrigo marrón, pareciera como si el hecho de cruzar el río le asfixiara.
Respira una vez llegado al final de lo que le ha debido parecer una dura travesía y comienza el ascenso por una de las interminables escalinatas que llevan al castillo, rodeado de tejados color naranja, que contrastan con el cielo gris. El camino es largo pero no se detiene y tampoco observa lo que hay a su alrededor, parece sumido en sus pensamientos.
Llega hasta una estrecha callejuela, donde las viviendas se apelotonan y podrías jurar que no cabe una más, y se detiene frente al número 22, una casa pintada de color azul claro. Abre la puerta y antes de entrar se percata de que hay una carta en su buzón. La coje con manos tembolorosas, no se sabe si de frío o de otra cosa, y le da la vuelta lentamente, para mirar le remitente. Al leerlo le da un vuelco el corazón.
Se precipita dentro de la diminuta casa, dando un portazo. Busca desesperadamente un abrecartas y al no encontrarlo coje el cuchillo con el que habitualmente come, pero debido a las prisas, se corta un dedo intentando rasgar el sobre. No le importa demasiado y saca el pedazo de papel del interior apresuradamente, dejando huellas de sangre en la mesa, en el sobre y en la carta. La nota es breve, pero concisa:
"Querido Franz:
He intentado convencerme de que es posible, pero cada vez lo veo más díficil. Mi familia se niega a que me marche a Praga, la única esperanza que nos queda es que vengas tú aquí pero sé que no puedes prometerme nada. Por eso es mejor que cada uno siga con su vida, aunque creo que nunca podré olvidarte.
Siempre tuya, Felice."
El hombre, extremadamente pálido ahora, se sienta lentamente en su silla y mira fijamente al infinito, notando como muere una parte de su ser, mientras de su mano continúan cayendo gotas de sangre.
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Recupero este relato, que publiqué en mi fotolog hace exactamente un año (http://www1.fotolog.com/pictures_of_lia/20073746) debido a que marcó un antes y un después para mí.
Había dejado de escribir, después de pasarme la infancia diciendo a todo aquel que fuese lo suficientemente paciente como para aguantar mi parloteo que quería ser escritora y esa foto (tomada por mi misma desde la torre Petrin, en el monte del mismo nombre) volvió a inspirarme y me hizo sentir bien el hecho de que no escribía por que me lo pidiesen o me obligasen, si no siemplemente por que me gustaba. A partir de ahí he dejado mi pluma volar mucho más (o más bien he vuelto a dejar que remontara el vuelo), a veces con mejores resultados que otras, pero siempre cuando había algo que me lo pedía. Desde ese momento, mi fotolog empezó a convertirse el lugar donde dejar que los demás leyesen lo que escribía. Porque... ¿qué es un escritor sin lectores? Y a mí me habían vuelto las ganas de ser lo que soñaba ser en mi niñez.
Espero que os guste y comentéis y si no os gusta, también :)
Camina Bella, Lord Byron
Gustave Courbet
Publicado por Uno, trino y plural a las 0:54 2 comentarios
Etiquetas: arte, filosofía, pintura, Una perla y un pecio