domingo, 28 de septiembre de 2008

Arponera

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El Sol le arranca la cola al cometa Encke

Utilizando los poderosos instrumentos de la sonda STEREO-A, la NASA pudo captar el momento en el cual una eyección solar golpeó a un cometa y le arrancó la cola.



El 20 de abril de 2007, el cometa Encke acababa de entrar en la órbita de Mercurio, peligrosamente cerca del Sol, cuando una erupción solar impactó contra él y literalmente le arrancó la cola. Con seguridad, esto ya le ha sucedido a algún cometa pero, por primera vez en la historia, una nave espacial estaba observando lo que ocurría.
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La erupción que golpeó a Encke fue una CME o "eyección de masa coronal". Los observadores del cielo, en la Tierra, están familiarizados con las CME debido a las auroras que crean cuando golpean nuestro plantea en forma ocasional. Las CME se mueven rápidamente, son masivas y reúnen miles de millones de toneladas de gas solar y magnetismo para formar nubes que viajan a más de un millón y medio de kilómetros por hora.

En realidad, es bastante sorprendente que una CME haya logrado arrancar la cola de un cometa. Debido a su gran masa y energía, las CME se extienden en un amplio volumen de espacio. El impacto de una CME tenue ejerce poco más que algunos escasos nanopascales de presión mecánica, más suave que la respiración de un bebé.

El desgarro de la cola del cometa debió de haber sido el resultado de otro factor.

"Creemos que la explicación es la ‘reconexión magnética’", explica Vourlidas. Los campos magnéticos alrededor del cometa chocaron contra campos magnéticos dirigidos en forma opuesta en la CME. De repente, dichos campos se unieron, se "reconectaron", liberando un estallido de energía que arrancó la cola del cometa. Un proceso similar tiene lugar en la magnetosfera de la Tierra durante las tormentas geomagnéticas que generan, entre otras cosas, la aurora boreal.

"En cierto sentido, el cometa experimentó una tormenta geomagnética", dice Vourlidas. "Es la primera vez en la historia que somos testigos de un evento de estas características en otro cuerpo cósmico".

"A pesar de que STEREO fue diseñada principalmente para estudiar CMEs y su impacto sobre la Tierra, esperamos que el golpe de esta CME contra Encke también ofrezca revelaciones para los científicos que estudian los cometas", agrega Mike Kaiser, científico del proyecto STEREO, en el Centro Goddard para Vuelos Espaciales, de la NASA.

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Las once mil vergas (XI)

Volvió pronto con productos farmacéuticos destinados a cuidar a Mony y un enorme látigo del conductor de un coche de alquiler.

–Lo he comprado por cincuenta francos –exclamó– al cochero 3.269 de la Urbana, y va a servirnos para poner en forma de nuevo al rumano. Déjame curarle la oreja, Culculine mía, y hagamos un 69 para excitarnos.

Mientras que detenía la salida de la sangre, Mony asistió a este regocijante espectáculo: perfectamente acopladas, Culculine y Alexine, se acometían con ardor. El macizo culo de Alexine, blanco y regordete, se contoneaba sobre el rostro de Culculine; las lenguas, largas como miembros de niño, iban a buen ritmo, la saliva y el semen se mezclaban, los mojados pelos se adherían entre sí y suspiros que partirían el alma, si no fueran suspiros de voluptuosidad, se elevaban de la cama que crujía y chirriaba bajo el agradable peso de las preciosas muchachas.
–¡Ven a encularme! –gritó Alexine.

Pero Mony perdía tanta sangre que ya no tenía ganas de hacerlo. Alexine se levantó y, cogiendo el látigo del cochero del vehículo 3.269, por el soberbio mango completamente nuevo, lo blandió y azotó la espalda, las nalgas de Mony que, bajo este nuevo dolor olvidó su sangrante oreja y empezó a dar alaridos. Pero Alexine, desnuda y semejante a una bacante en pleno delirio, golpeaba sin parar.

–¡Ven a azotarme tú también! –le gritaba ella a Culculine, cuyos ojos resplandecían y que acudió a azotar con todas sus fuerzas el gran culo agitado de Alexine. Culculine también se excitó pronto.

–¡Azótame, Mony! –suplicó.

Y éste, que se acostumbraba al castigo, aunque su cuerpo estuviera sangrante, se puso a azotar las bellas nalgas morenas que se abrían y cerraban cadenciosamente. Cuando le comenzó la erección de nuevo, la sangre caía, no sólo de la oreja, sino también de cada marca dejada por el cruel flagelo.

Entonces Alexine se volvió y presentó sus bellas nalgas enrojecidas al enorme miembro que penetró en la roseta, mientras que la empalada chillaba agitando el culo y los pechos. Pero Culculine los separó riendo. Las dos mujeres reemprendieron su mutua masturbación, mientras que Mony, completamente ensangrentado e instalado hasta la guardia en el culo de Alexine, se agitaba con un vigor que hacía gozar enormemente a su pareja. Sus testículos ondeaban como las campanas de Nótre-Dame y llegaban a embestir la nariz de Culculine. En un momento dado el culo de Alexine se estrechó con gran fuerza en torno a la base del glande de Mony que ya no pudo moverse. Así es como descargó con grandes chorros mamados por el ano ávido de Alexine Mangetout.

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Caosmeando

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