La suerte de los damnificados de los distintos países implicados fue muy distinta. Intuíamos que podía existir un grupo como el nuestro en las otras rutas de Air Madrid y quizás podríamos ayudarnos mutuamente si presionábamos los gobiernos de nuestros respectivos países. Con esa esperanza en internet me puse a buscar cualquier noticia relacionada con el tema y hallé información de los afectados en Costa Rica, Ecuador, Chile, Perú y México, de los cuales el más activo era el de Ecuador, ya que hasta habían llegado a tener enfrentamientos con la policía, mientras que el gobierno de Chile había costeado el viaje de todos los damnificados sin más contratiempos. Mandé varios mensajes a las páginas o a los autores de las noticias informativas, pero sólo recibí la respuesta de una pareja de mexicanos que no pertenecía a ningún grupo y que no había podido pasar de los trámites burocráticos. Fue una lástima, hubiera estado bien emprender una acción global. En fin, vuelvo al de Argentina.
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A inicios de febrero decidimos preparar dos manifestaciones seguidas para revitalizar el grupo: el 2 haríamos una ruta por las agencias de viaje implicadas y el 6 acamparíamos en el aeropuerto internacional Ezeiza. Las noticias referidas a Air Madrid habían desaparecido completamente de los medios de comunicación, ya no era actualidad y por eso las manifestaciones eran manifestaciones de existencia.
La ruta por las agencias dio una tregua a las acusaciones y las rencillas, pero demostró una vez más la falta de unidad de grupo. Acudimos menos de treinta y así era imposible presionar de ningún modo. La decepción fue tal que abortamos la ruta después de la visita a la primera agencia y nos sentamos en un bar a discutir el tema (tanto se había transformado la marcha). Aún así el Canal 13 de la televisión argentina cubrió la noticia y nos hicieron sendas declaraciones en Radio Mitre y Radio Continental. En cierto sentido cumplimos las expectativas y, lo que a mí más me alegraba, en cada manifestación se me acercaba alguien que me decía que también era un damnificado y que acababa de descubrir el grupo.
Sin embargo la acampada en Ezeiza me daba miedo. Un aeropuerto se rige por leyes internacionales, en cualquier momento podrían expulsarnos y si hubiera algún tipo de forcejeo alguien podía recurrir a la violencia.
La convocatoria fue mayor que en la anterior manifestación. Esta vez fuimos más de cincuenta y armamos mucho ruido gracias a los tambores y a los pitos. El objetivo era manifestarnos en el check-in del primer vuelo de Air Comet desde Argentina, pero lo peligroso era interrumpirlo, porque ahí es donde podían enfrentarse la policía, los manifestantes y los pasajeros. Por suerte éstos últimos, al vernos, se asustaron y se retiraron del mostrador. El personal de Air Comet enseguida instaló un mostrador móvil al inicio de la sala y al verlo quise avisar a los pasajeros para mostrarles que no teníamos nada en contra de ellos, pero no me entendieron y tuve que alejarme.
En esto que apareció el jefe de turno de la policía aeronáutica y pidió hablar con una representación del grupo. M. (uno de los que conocía desde el remoto primer paseo burocrático) insistió en que me incluyesen en esa representación y ése fue el único acierto oficial que recuerdo haber tenido.
En su oficina, el jefe de turno nos explicó con mucha amabilidad que quería evitar que incurriésemos en un delito penado con la cárcel, pero de manera subrepticia iba apuntando en un papel nuestros nombres con la excusa de dirigirse a nosotros. Dio la casualidad de que tuvo que atender a una llamada y nos dejó con el recado de que apuntáramos en una hoja nuestros datos para contactar con nosotros. Así, aproveché su ausencia para decir que no estábamos obligados a firmar nada, que eso era para lo que los argentinos llaman escrachar (es decir, fichar, delatar) y cuando volvió el jefe le dije que no habíamos impedido el check-in por las indicaciones que dimos y que, por tanto, no había delito, de modo que sin más nos dejó ir, con la promesa de recibirnos una carta al día siguiente (pero al día siguiente nadie recibió a los dos miembros del grupo que acudieron ni quisieron aceptar carta alguna).
Al salir de la oficina contamos al resto del grupo cómo había transcurrido la reunión y M. me anunció que había logrado dejar una queja en los formularios de Air Comet, ya que a nosotros nos la negaron pero no pudieron a dos pasajeros, que casualmente también eran damnificados.
Ha sido un poco largo contar esta manifestación pero fue una de las más exitosas, nos vimos reforzados. Dos miembros del grupo se unieron al grupo de coordinadores-moderadores (pasamos de tres a cinco), dos abogados de entre los damnificados iban a darnos el apoyo legal que nos faltaba, sabíamos con quién íbamos a contar para las acciones futuras.
domingo, 6 de enero de 2008
Air Madrid, un año después (V)
Publicado por Uno, trino y plural a las 13:46 0 comentarios
Etiquetas: actualidad-noticias, Air Madrid, Relatos, viajes
Ordenanzas Reales para el buen regimiento y tratamiento de los yndios (8)
Otrosy hordenamos y mandamos que todos los que tyenen o touieren de aquí adelante en la dicha ysla yndios de repartimiento sean obligados de les dar a cada vno de los que asy touiere vna hamaca en que duerman contynuamente e que los non consyentan dormir en el suelo como fasta aquí se ha hecho
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la qual dicha hamaca sean obligados a dar dentro despues que tengan los dichos yndios señalados por repartymiento e mandamos que los nuestros vysitadores tengan mucho cuydado de mirar como se da e tyene cada yndio la dicha hamaca e apremien a la tal persona que los touiere a cargo que sy no se le ouiere dado se la de la qual mandamos a vos el dicho almirante e juezes que executeys en quien en ella cyere e por que diz que en dando alguna cossa algun yndio sean amonestados que non las truequen e sy las trocaren mandamos a los dichos visytadores que castiguen a los yndios que asy las trocaren e tornen a deshazer el dicho troque.
Otrosy hordenamos e mandamos que por que de aqui adelante los dichos yndios tengan con que mejor poderse vestyr e atabiar que se de a cada vno de ellos para la persona que los touiere en reaprtymiento vn peso de oro por cada año el qual sea obligado de se lo dar en cossas de vestyr e a vista e contentamiento del nuestro vusytador el qual // dicho peso de oro se entienda demas de la hamaca que de susu mandamos que deste peso de oro que se a de dad a cada yndio de los suyos se quite vn real de cada vno e del dicho real haga el dicho visitador comprar de vestyr para el tal cacique e su muger de los qual mandamos a vos el dicho almyrante juezes e oficiales que tengays mucho cuydado para que asy se guarde e cunpla.
Otrosy por mejor se syrva cada vno de los yndios que touiere encomendados e no se syrva nadie de agenos hordenamos y mandamos que persona ninguna se syrva de yndio ageno ni lo reciba en su casa ni estancia ni en minas ni en parte alguna pero sy algun yndio fuere de camino de vna parte a otra permitimonos que le pueda tener vna noche en su estancia con tanto que luego a la mañana lo enbie a su amo para que le syrva e que la persona asy no lo cumpliere e toviere detenido algun yndio que no le sea dado en repartimiento caya e yncurra en pena de perdimento de otro yndio de los suyos que touiere en repartimiento por cada vno de los yndios y asy detouiere dyendo ageno e den el tal yndio al que lo acusare e el otro bulvan a su dueño e sy no touiere yndios la tal persona caya de pena por la primera vez seys castallanos de oro e por la segunda doze e por la tercera le sea la dicha pena tres doblada la qual se reparta por la menra suso dicha e sy no touiere yndios ni dinero de que pagar le sea comutada la dicha pena en cient açotes.