viernes, 14 de diciembre de 2007

Prometeo XV

En el barro esculpí a la Humanidad
Dándole al primer hombre su existencia,
Y logré asegurar su preeminencia
En un mundo de fiera hostilidad.

Rompí las reglas por necesidad
(todo es común en caso de emergencia),
y acepté, aún siendo injusta, la sentencia
que hirió mi cuerpo, no mi dignidad.

Prendí mi antorcha en el sagrado fuego
Del sol, y se lo traje a los mortales
Pagando mi bondad con mi agonía.

Quizá quebré las leyes, no lo niego;
Pero fue por seguir los ideales
Del corazón, no de la letra fría.

Los Angeles , 24 de Agosto de 1997

Francisco Álvarez Hidalgo

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Que trabajen ellos ( y 8)

En un mundo donde nadie sea obligado a trabajar más
de cuatro horas al día, toda persona con curiosidad cien-
tífica podrá satisfacerla, y todo pintor podrá pintar sin
morirse de hambre, no importa lo maravillosos que pue-
dan ser sus cuadros. Los escritores jóvenes no se verán
forzados a llamar la atención por medio de sensacionales
chapucerías, hechas con miras a obtener la independencia
económica que se necesita para las obras monumentales,
y para las cuales, cuando por fin llega la oportunidad, ha-
brán perdido el gusto y la capacidad.
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Los hombres que
en su trabajo profesional se interesen por algún aspecto
de la economía o de la administración, será capaz de de-
sarrollar sus ideas sin el distanciamiento académico, que
suele hacer aparecer carentes de realismo las obras de los
economistas universitarios. Los médicos tendrán tiempo
de aprender acerca de los progresos de la medicina; los
maestros no lucharán desesperadamente para enseñar por
métodos rutinarios cosas que aprendieron en su juventud,
y cuya falsedad puede haber sido demostrada en el in-
tervalo.

Sobre todo, habrá felicidad y alegría de vivir, en lugar
de nervios gastados, cansancio y dispepsia. El trabajo exi-
gido bastará para hacer del ocio algo delicioso, pero no
para producir agotamiento. Puesto que los hombres no
estarán cansados en su tiempo libre, no querrán sola-
mente distracciones pasivas e insípidas. Es probable que
al menos un uno por ciento dedique el tiempo que no le
consuma su trabajo profesional a tareas de algún interés
público, y, puesto que no dependerá de tales tareas para
ganarse la vida, su originalidad no se verá estorbada y no
habrá necesidad de conformarse a las normas establecidas
por los viejos eruditos. Pero no solamente en estos casos
excepcionales se manifestarán las ventajas del ocio. Los
hombres y las mujeres corrientes, al tener la oportunidad
de una vida feliz, llegarán a ser más bondadosos y menos
inoportunos, y menos inclinados a mirar a los demás con
suspicacia. La afición a la guerra desaparecerá, en parte
por la razón que antecede y en parte porque supone un
largo y duro trabajo para todos. El buen carácter es, de
todas las cualidades morales, la que más necesita el
mundo, y el buen carácter es la consecuencia de la tran-
quilidad y la seguridad, no de una vida de ardua lucha.
I.os métodos de producción modernos nos han dado la
posibilidad de la paz y la seguridad para todos; hemos
elegido, en vez de esto, el exceso de trabajo para unos y
la inanición para otros. Hasta aquí, hemos sido tan acti-
vos como lo éramos antes de que hubiese máquinas; en
esto, hemos sido unos necios, pero no hay razón para se-
guir siendo necios para siempre.
Bertrand Russell, Elogio de la Ociosidad. Ed. Edhasa, Barcelona, 1986.

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Royal Photoshop

La Casa Real ha vuelto a crear una postal de Juancar y sus nietos. Ah y también la Reina. Pero, bueno, el tema que nos ocupa es que vuelven a no juntarse para fotografiarse, han vuelto a sacar fotos a los partícipes de la estampa en grupos y luego con el Photoshop los han juntado. El caso es que no es la primera vez que ocurre ni la primera vez que se da cuenta el populacho de los trapicheos informáticos y fotográficos, pero los señores que se dedican a hacer estas cositas siguen convencidos de que esto es una buena idea, ¿serán republicanos? Chi lo sa. Disfruten con el Christma.

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Edvard Grieg


In the Hall of the Mountain King

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Prometeo XIV

El complejo de Prometeo
En el psicoanálisis, el mito de Prometeo se considera relacionado con la metáfora de la contribución al conocimiento de los hombres. Los psicoanalistas hablan del «complejo de Prometeo», una perpetua búsqueda del conocimiento, y admiten que también se trata del complejo de Edipo de la vida intelectual.

En el llamado “Apéndice de Perotti” se recoge una fábula de Fedro (15 a.C. – 55 d.C.) titulada “De la verdad y la mentira”:
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Antiguamente, Prometeo, modelador de una nueva generación,
con sutil esmero dio forma a la Verdad
para que pudiera administrar justicia entre los hombres.
Llamado de pronto por el mensajero del gran Júpiter,
confió su taller al falaz Engaño,
al cual había admitido recientemente como aprendiz.
Entusiasmado éste con su trabajo, con el tiempo que dispuso
modeló con sus hábiles manos una estatua de igual rostro,
de las mismas proporciones y semejante a la otra en todos sus
miembros.
Cuando ya casi la tenía perfectamente terminada, le faltó barro
para hacer los pies.
Volvió el maestro; el Engaño, turbado por el miedo,
se sentó rápidamente en su sitio.Admirado por tan gran similitud, Prometeo
quiso que se viera la superioridad de su propia obra.
Así pues introdujo las dos estatuas a un mismo tiempo en el
horno.
Una vez completamente cocidas e infundido en ellas el soplo de la
vida,
la sagrada Verdad avanzó con paso sosegado;
por el contrario, la figura mutilada quedó clavada en el sitio.
Por eso la falsa imagen, que era el producto de una obra furtiva,
recibió el nombre de Mentira.
Estoy de acuerdo con los que dicen que no tiene pies.


Prometeo
En la mitología griega, Prometeo (en griego antiguo Προμηθεύς, ‘previsión’, ‘prospección’) es el Titán amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses en el tallo de una cañaheja y darlo a los humanos para su uso y castigado por este motivo.

Como introductor del fuego e inventor del sacrificio, Prometeo es considerado el protector de la civilización humana. Fuentes inciertas afirman que fue adorado en la Antigua Roma.

En Atenas Prometeo tenía un altar en la Academia de Platón (Pausanias i.30§2), desde donde partía una carrera de antorchas celebrada en su honor por la ciudad, en la que ganaba el primero que alcanzaba la meta con la antorcha encendida.

Prometeo era un hijo de Jápeto y la oceánide Clímene. Era hermano de Atlas, Epimeteo y Menecio, a los que superaba en astucia y engaños. No tenía miedo alguno a los dioses, y ridiculizó a Zeus y su poca perspicacia. Sin embargo, Esquilo afirmaba en su Prometeo encadenado que era hijo de Gea o Temis.

Prometeo fue un gran benefactor de la humanidad. Urdió un primer engaño contra Zeus al realizar el sacrificio de un gran buey que dividió a continuación en dos partes: en una de ellas puso la piel, la carne y las vísceras, que ocultó en el vientre del buey y en la otra puso los huesos pero los cubrió de apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la parte que comerían los dioses. Zeus eligió la capa de grasa y se llenó de cólera cuando vio que en realidad había escogido los huesos. Desde entonces los hombres queman en los sacrificios los huesos para ofrecerlos a los dioses pero la carne se la comen.

Indignado por este engaño, Zeus privó a los hombres del fuego pero Prometeo decidió robarlo así que trepó el monte Olimpo y lo cogió del carro de Helios (en la mitología posterior, Apolo) o de la forja de Hefesto y lo consiguió devolver a los hombres en el tallo de una cañaheja, que arde lentamente y resulta muy apropiado para este fin. De esta forma la humanidad pudo calentarse.

En otras versiones (notablemente, el Protágoras de Platón), Prometeo robaba las artes de Hefesto y Atenea, llevándose también el fuego porque sin él no servían para nada, y proporcionando de esta forma al hombre los medios con los que ganarse la vida.

Para vengarse por esta segunda ofensa, Zeus ordenó a Hefesto que hiciese una mujer de arcilla llamada Pandora. Zeus le infundió vida y la envió por medio de Hermes a Epimeteo , el hermano de Prometeo, junto a la jarra que contenía todas las desgracias (plagas, dolor, pobreza, crimen, etcétera) con las que Zeus quería castigar a la humanidad. Epimeteo se casó con ella a pesar de las advertencias de su hermano para que no aceptase ningún regalo de los dioses. Pandora terminaría abriendo la jarra.

Tras vengarse así de la humanidad, Zeus se vengó también de Prometeo, e hizo que le llevaran al Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Zeus envió un águila (hija de los monstruos Tifón y Equidna) para que se comiera el hígado de Prometeo. Siendo éste inmortal, su hígado volvía a crecerle cada día, y el águila volvía a comérselo cada noche. Este castigo había de durar para siempre, pero Heracles pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y le liberó disparándole una flecha al águila. Esta vez no le importó a Zeus que Prometeo evitase de nuevo su castigo, al proporcionar la liberación más gloria a Heracles, que era hijo de Zeus. Prometeo fue así liberado, aunque debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue encadenado.

Agradecido, Prometeo reveló a Heracles el modo de obtener las manzanas de las Hespérides.

En otra versión sin embargo Prometeo fue liberado por Hefesto tras revelar a Zeus el destino de que si tenía un hijo con la nereida Tetis, este hijo llegaría a ser más poderoso que él.

También en otras versiones, Prometeo fue el creador de los hombres, modelándolos con barro.

Fue padre de Deucalión con Celeno.


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Robando arte callejero III


| Kiosco-estanco situado en la glorieta de San Bernardo , Madrid. |


Al tiempo que yo me inclino para fotografiarla sé que ella también me graba a mí en su memoria, como a tantos otros que pasaron por allí y se detuvieron a mirarla, creyendo descifrar un significado oculto en el mensaje que les lanza. A aquella chica del pelo rizado que veo de refilón le dice que anda cerca el siguiente que intentará colarse en su corazón, en cambio, yo que es a mí a quien se dirige, para decirme que muy pronto encontraré el próximo tesoro urbano que robar con tan solo un pequeño click.


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Caosmeando

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