En el barro esculpí a la Humanidad
Dándole al primer hombre su existencia,
Y logré asegurar su preeminencia
En un mundo de fiera hostilidad.
Rompí las reglas por necesidad
(todo es común en caso de emergencia),
y acepté, aún siendo injusta, la sentencia
que hirió mi cuerpo, no mi dignidad.
Prendí mi antorcha en el sagrado fuego
Del sol, y se lo traje a los mortales
Pagando mi bondad con mi agonía.
Quizá quebré las leyes, no lo niego;
Pero fue por seguir los ideales
Del corazón, no de la letra fría.
Los Angeles , 24 de Agosto de 1997
Francisco Álvarez Hidalgo
viernes, 14 de diciembre de 2007
Prometeo XV
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