jueves, 11 de diciembre de 2008

Ervigio

Wamba se dio perfecta cuenta de los escasos lazos que unen la monarquía y la nobleza (sobre todo la de territorios periféricos). Las noblezas locales desean una autonomía sobre el poder central. Para paliar esta situación, Wamba promulgó leyes que obligan a colaborar a la nobleza e Iglesia con el rey en momentos de crisis (léase rebeliones) so pena de pagar pesadas multas o, incluso, confiscación de bienes.

El fin del reinado de Wamba es de lo más peculiar. En 680, sintiéndose el rey enfermo de muerte decide hacer confesión, es ordenado sacerdote (lo que le incapacitaría para ocupar el trono) e ingresa en un monasterio.

La nobleza elige al conde Ervigio como sucesor. Pasados unos meses, en 681, Wamba parece haber recuperado la salud y exige su restitución en el trono. Ervigio se niega a ceder el trono y ordena que Wamba siga recluido en el monasterio.
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Tras esta rocambolesca historia parece que se esconde una conjura de la alta nobleza y en la que tuvo un papel destacado el arzobispo de Toledo. Wamba pudo recibir un veneno que le produciría un grave estado de enfermedad. El rey, viéndose moribundo permitió ser ordenado sacerdote por el mismo arzobispo de Toledo, con lo que perdió el trono. Una vez ingresado en el monasterio y a salvo de sus envenenadores, recobró la salud pero no el trono, aunque viviría los años suficientes para seguir conspirando contra Ervigio.
Ervigio llega al trono tras la conjura durante la cual se engañó y narcotizó al rey Wamba, para una vez en ese estado tonsurarlo y hacerlo tomar los hábitos, cosa que le impedía volver a ser rey. Ervigio probablemente encabezó esta conjura, junto con el metropolitano de Toledo Julián II (680-690), quien le ungió como nuevo rey.
El nuevo rey intenta apoyarse en el alto clero para contrarrestar el poder de la nobleza. Para ello, invita al episcopado a participar en el gobierno mediante consejos y exhortaciones que tendrán rango de ley (se confía en que los obispos son inspirados directamente por Dios y darán consejos justos). Igualmente, por si acaso, el rey les concede amplios beneficios fiscales y posesiones. Como contrapartida, las vacantes en los obispados serán cubiertas por un candidato designado por el rey y consagrado por el arzobispo de Toledo (primado del reino). Pese a todo, los grupos nobiliarios mantendrán un amenazante poder frente al rey.

Durante los primeros años del reinado de Ervigio, una serie de años especialmente fríos y nivosos arruinaron las cosechas. Esto trae como consecuencia un periodo de hambre generalizada y descontento social. Muchos pequeños propietarios pierden su tierras por las deudas y pasan a depender de nobles locales. Otros muchos deciden huir de sus tierras y dedicarse al bandolerismo. La situación de penuria llegó a ser tan grave que el rey decide condonar en 683 todos los impuestos que se pagan en especie que llevan sin cobrarse desde 681 (probablemente ante la manifiesta imposibilidad de recaudarlos).
Igualmente, Ervigio debió encarar el primer intento musulmán de atacar la Península Ibérica. Parece ser que hubo un fallido desembarco musulmán en la zona de Levante. Esto parece demostrar que los musulmanes ya estaban preparados para la invasión a finales de este siglo VII. Si no la llevaron a cabo fue porque hubo una rebelión bereber contra la élite árabe y siria musulmana. Esta revuelta mantuvo al poder musulmán ocupado durante unos años y ello retrasó la invasión.
Respecto a las actividades legislativas del reinado de Ervigio, hay que mencionar la reducción de algunas prestaciones tributarias y la supresión de otras. Se aprobó una ley que obligaba al pueblo a participar en el ejército y se realizaron algunas reformas al Liber iudiciorum o Código de Recesvinto, que favorecieron a la nobleza, pero sobre todo al clero, no hay que olvidar que subió al poder con la inestimable ayuda del arzobispo de Toledo. Bastantes de las leyes del Código fueron parcialmente modificadas, por lo que, desde esta época, se conoce también como Código de Ervigio. Asimismo, se dictaron fuertes medidas contra los judíos, entre las que se encuentran: No poder tener libros contrarios al catolicismo, prohibición de celebrar fiestas judías, obligación de bautizarse en el periodo de un año y otras medidas ya tomadas en mandatos anteriores como no poder tener esclavos cristianos,etc; Esta reiteración en las leyes nos muestra que las medidas no se aplicaban con rigurosidad. Hay constancia de algunos enfrentamientos con los árabes e intentos de desembarco.

Con la intención de congraciarse con el clero y la noblezaLa convoca dos Concilios en un corto espacio de tiempo, síntoma de la fragilidad de su mandato. En el XII Concilio de Toledo suprime los obispados nombrados por Wamba y en el XIII Concilio de Toledo concede a nobles y eclesiásticos el derecho a no ser encarcelados, así como el ser juzgados por sus iguales y concedió una amnistía a los condenados por sublevaciones anteriores.

Con el objeto de asegurar el trono, casó a su hija Cixilona con Égica, un sobrino de Wamba, buscando unir así a las dos familias y evitar que los nobles partidarios de Wamba tratasen de recuperar el poder tras su muerte.

En el 687, Ervigio enfermó gravemente y designó como sucesor a su yerno Égica, en quien abdicó. Murió el 15 de noviembre de ese año.

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