miércoles, 18 de marzo de 2009

Rimbaud y la Comuna de París

A modo de conmemoración de la Comuna de París, valga este fragmento de El herrero:

¡Todos los Desgraciados, todos aquellos cuya espalda arde
bajo un sol feroz, y que avanzan, avanzan,
que en ese trabajo sienten estallar su frente;
-¡quitaos el sombrero, burgueses, éstos son los Hombres!-
¡Somos Obreros, Sire, Obreros
para los grandes tiempos nuevos en que se querrá saber
en que el Hombre forjará de la mañana a la noche,
cazador de los grandes efectos, cazador de las grandes causas,
en que, lentamente vencedor domará las cosas
y lo montará Todo como a un caballo!
¡Espléndidos fulgores de las fraguas! ¡No existe
ya el mal! Lo que ignoramos, tal vez sea terrible:
¡Lo sabremos! Empuñando el martillo, pasemos por la criba
todo lo que sabemos: luego, Hermanos, ¡adelante!.
A veces tengo ese gran sueño conmovedor
de vivir sencillamente, ardientemente, sin decir nada malo ,
trabajando bajo la augusta sonrisa
de una mujer que amo con un noble amor;
¡y así trabajaría con orgullo todo el día,
escuchando el deber como un clarín que suena!
¡Y seríamos muy felices! Y nadie, nadie digo,
os haría doblegaros; no, sobre todo, ¡nadie!.
Tendríamos el fusil encima de la chimenea...

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Caosmeando

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