El diablo, hijo de Lucifer y nieto de Luzbel, nació en un pueblecito costero de la provincia de Ávila, de padres muy humildes y madres muy ricas. Ya de pequeño era un verdadero demonio y no había manera de hacer carrera de él. A los siete años, en el colegio le sacó los ojos al maestro, para presumir delante de los otros niños, que eran incapaces de matar a su padre, sin causa injustificada. Los padres del diablo le recriminaron de esta guisa:
-Eso no se hace.¿No ves que lo puedes dejar ciego?
A lo que el diablo contestó:
-Ha sido sin querer.
-¿Cómo que sin querer?
-Sin querer el maestro.
Y los padres rieron la ocurrencia del niño.
A los doce años, el diablo se presenta como candidato del Ayuntamiento de Uganda, para lo cual se come al alcalde saliente por los intestinos. El alcalde, dolido en su fuero interno, le demanda a la mierda. Y con toda la razón, porque eso no se hace con un alcalde, por muy longevo que sea. Y otra vez los padres le recriminan:
-Vas a acabar con nosotros. Un día te van a llamar la atención por comerte los alcaldes, sin saber si están en buenas condiciones. Lo mismo te puede salir una urticaria en las uñas, o provenirte una descalificación en la cuerna.
Pero el diablo dijo que se llamaba andana, y se dedicó a jugar al tenis a domicilio.
Aquel mismo año cumplió trece. Decidió casarse. Mas ¿con quién? ¿Con una mujer soltera? ¿Con una viuda casada? Y el diablo, que no se paraba en barras, consultó las páginas amarillas, las páginas azules, las páginas ocres, las páginas beige y las demás páginas: que son las blancas, las verdes, las añil y el resto. Que son: las azules, las blancas, las ocres y las que quedan.
domingo, 3 de febrero de 2008
Biografía del Diablo
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Gracias por acabar con la soledad.
Gracias por ser la pareja, la unión, el amor.
Gracias, también por darnos sentido, pues nada puede ser sin su contrario: noche y día, hombre y mujer, blanco y negro. Dos.
Gracias por definir una recta.
Gracias por traernos el mañana en forma de unos y ceros.
Gracias por los ojos, las piernas, las manos.
Gracias por todo, dos. Estamos en deuda contigo
Gracias por ser la pareja, la unión, el amor.
Gracias, también por darnos sentido, pues nada puede ser sin su contrario: noche y día, hombre y mujer, blanco y negro. Dos.
Gracias por definir una recta.
Gracias por traernos el mañana en forma de unos y ceros.
Gracias por los ojos, las piernas, las manos.
Gracias por todo, dos. Estamos en deuda contigo
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