lunes, 14 de enero de 2008

La cólera de un particular

El Rey de T’sin mandó decir al Príncipe de Ngan-ling:

-A cambio de tu tierra quiero darte otra diez veces más grande. Te ruego que accedas a mi demanda.

El Príncipe contestó:

-El Rey me hace un gran honor y una oferta ventajosa. Pero he recibido mi tierra de mis antepasados príncipes y desearía conservarla hasta el fin. No puedo consentir en ese cambio.

El Rey se enojó mucho, y el Príncipe le mandó a T’ang Tsu de embajador. El Rey le dijo:

-El Príncipe no ha querido cambiar su tierra por otra diez veces más grande. Si tu amo conserva su pequeño feudo, cuando yo he destruido a grandes países, es porque hasta ahora lo he considerado un hombre venerable y no me he ocupado de él. Pero si ahora rechaza su propia conveniencia, realmente se burla de mí.

T'ang Tsu respondió:

-No es eso. El Príncipe quiere conservar la heredad de sus abuelos. Así le ofrecieras un territorio veinte veces, y no diez veces más grande, igualmente se negaría.

El Rey se enfureció y dijo a T’ang Tsu:

-¿Sabes lo que es la cólera de un rey?

-No -dijo T’ang Tsu.

-Son millones de cadáveres y la sangre que corre como un río en mil leguas a la redonda -dijo el Rey.

T’ang Tsu preguntó entonces:

-¿Sabe Vuestra Majestad lo que es la cólera de un simple particular?

Dijo el Rey:

-¿La cólera de un particular? Es perder las insignias de su dignidad y marchar descalzo golpeando el suelo con la cabeza.

-No -dijo T'ang Tsu- esa es la cólera de un hombre mediocre, no la de un hombre de valor. Cuando un hombre de valor se ve obligado a encolerizarse, como cadáveres aquí no hay más que dos, la sangre corre apenas a cinco pasos. Y, sin embargo, China entera se viste de luto. Hoy es ese día.

Y se levantó, desenvainando la espada.

El Rey se demudó, saludó humildemente y dijo:

-Maestro, vuelve a sentarte. ¿Para qué llegar a esto? He comprendido.

FIN

Cuento tradicional chino: Anonimo

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Like a Huricane



You are like a hurricane
There's calm in your eyes
And I'm getting blown away
To somewhere safer when the feeling stays
I want to love you but I'm getting blown away ♪


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Laocoonte




El Laocoonte fue considerado por Plinio "la mejor de todas las obras, tanto de pintura como de escultura". El sacerdote troyano se debate, con todos los músculos en tensión, por liberarse y liberar a sus dos hijos de las serpientes enviadas por Apolo. Fue realizado por tres autores, cuya firma aparece en el grupo de Escila: "Atanodoro hijo de Hagesandro, Hagesandro hijo de Peonio, Polidoro hijo de Polidoro, rodios, hicieron". Emplearon piedra local rodia y mármol griego; sólo un fragmento del Laocoonte es de mármol italiano de Carrara. "El Laocoonte se encuentra en la mansión del emperador Tito... Fue esculpido en un solo bloque de mármol por los excelentes artistas de Rodas Hagesandro, Polidoro y Atenodoro y representa a Laocoonte, sus hijos y las serpientes admirablemente enroscadas" (Plinio).

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Caosmeando

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