martes, 13 de noviembre de 2007

Aviso a navegantes y naúfragos III


No hace viento, y sentado aquí en la hierba, a las primeras horas de la tarde contemplo aquel árbol. Me hace sentir feliz, está quieto, no se mueve. Y de repente, una de sus hojas, color amaranjo cae solitaria, en un lento y sutil baile. Como si se supiera observada, danza para el mundo, se exhibe para todo aquellos que la miran y admiran. La hoja vive unos últimos instantes de coquetería, simple y pura, sin trampas.

Pero, y he aquí lo mejor del asunto, la hoja no cae azotada por el viento, su descenso no es forzado, no es abrupto, es un dejarse caer, un descolgarse. Muere, porque así debe ser, no hay opción. La hoja lo acepta y es feliz, aprecia su muerte y nos brinda un último juego antes de pasar a ser abono/mierda de la tierra.

Es eso lo que me hace estar alegre, es lo que me colma de algo que no podría describir. Tal vez… ¿quién quiere saberlo? Yo no.

Aunque, bien mirado, nunca viene mal algún tipo de información o manual de instrucciones.

4 comentarios:

Uno, trino y plural dijo...

Estaría bien tener un manual de instrucciones. ¿Color "amaranjo" es amaranto o anaranjado o una mezcla?

Uno, trino y plural dijo...

amaranjo es amarillo-naranja-rojo

ama-ran-jo

Uno, trino y plural dijo...

Gran hallazgo, entonces lo de "amaranjo"

Uno, trino y plural dijo...

No sé de dónde lo saque la verdad...

Caosmeando

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