En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra. Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.
Augusto Monterroso.
3 comentarios:
Probablemente el más genial de todos los geniales relatos de Monterroso. Junto a Mr. Taylor
Eso sin duda. Es un cuento de los que recuerdas para siempre cuando lo has leído.
Cuánto nos gustan los mártires...
Una clara descripción de una de nuestras muchas incongruencias:
es necesario que algo malo le suceda a una persona para que sea valorada...?? somos algo morbosillos...
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