martes, 20 de noviembre de 2007

Opium

Mientras el vino desordena las facultades mentales, el opio (si se toma de manera apropiada) introduce en ellas el orden , legislación y armonía más exquisitos. El vino roba al hombre el dominio de sí mismo; el opio, en gran medida, lo fortalece (...) En suma, el hombre que está borracho o que tiende a la borrachera favorece la supremacía de la parte meramente humana; y a menudo brutal, de su naturaleza, mientras el comedor de opio siente que en él predomina la parte más divina de su naturaleza; los afectos morales se encuentra en un estado de límpida serenidad y sobre todas las cosas se dilate la gran luz del entendimiento majestuoso.

Extraído de Confesiones de un inglés comedor de opio, Thomas De Quincey

4 comentarios:

Uno, trino y plural dijo...

De Quincey es conocido casi exclusivamente por sus ensayos sobre el opio y apenas se ha traducido el resto de su obra a pesar de que ésta ocupa muchos volúmenes. Es como si el opio se lo hubiera tragado.

Uno, trino y plural dijo...

Hombre traducidas así a vote pronto yo tengo "Del asesinato considerado como una de las bellas artes" y he leído "Los últimos días de Kant".

Uno, trino y plural dijo...

Sí, algunos sí que se han traducido, pero se ve que tiene muchos más inéditos en español. Es lo que leí el año pasado en el prólogo de una selección de sus ensayos, La farsa de los cielos. En inglés su obra completa está publicada en 21 volúmenes.

Anónimo dijo...

Un puntazo De Quincey. Se empieza asesinando y se acaba por no cederles el asiento a las ancianitas.

Caosmeando

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