martes, 20 de noviembre de 2007

Diarios de guerra IX

26 de Abril:
Partimos con las primeras luces del alba. Sonseca estaba nervioso, decía que le picaba la nariz y sólo balbuceaba "mal presagio, mal presagio". Yo también empiezo a sospechar algo, todo está demasiado tranquilo. Esto es una guerra, aquí no hay tregua, ni tranquilidad. Sé que el enemigo nos acecha en alguna parte, aunque no se deje ver. Hemos remontado el río unos 15 km. Paramos para comer. Tras dar buena cuenta de la ración diaria de alubias a la asquerosa, descansamos un rato. Encendí un cigarrillo y Goran se me acercó. Quería saber qué había sido yo antes de todo esto. Me apetecía charlar con el nuevo, infundirle confianza. Así que di 1 hora de descanso. Sonseca se recostó sobre el petate. Se lió un porro, necesitaba relajarse.
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Smith salió a dar un paseo, para ver la seguridad del terreno. Le ordené que no se alejara demasiado. Sonseca me ofreció tímidamente el canuto, no sabía si yo fumaba. Lo acepté, me gusta crear vínculos con los muchachos. El nuevo insistió en saber de mi vida anterior, parecía excitado. Supuse que algún chisme habría ido a parar a sus oídos. Me limité a decirle: "Hace tiempo... mmmm... déjame que piense, hace mucho tiempo de aquello. ¡Ah sí! Ya recuerdo... yo antes de esto no era nada. Un muchacho, como tú. Nada había hecho en la vida, y nada atraía especialmente mi atención. Estudiaba y leía con asiduidad, acudía al cine una vez a la semana, escuchaba bastante música, coqueteaba con mujeres, trabajaba de vez en cuando. Pero no era nada y a nadie era útil. Esta guerra me ha dado tres cosas, me hizo un hombre, me dio un camino y una pensión..". Pareció sorprenderse y me preguntó si había dejado algo en la patria, unas raíces. Después de echar una larga bocanada de humo, le miré a los ojos. Me pareció que intentaba apartar la mirada. Le contesté sin vacilar: "Esta es mi patria. No conozco otro hogar que la trinchera, el frente, las bombas, la puta bazofia que comemos cada día, los soldados, los heridos, las armas, las matanzas, la muerte. Esta guerra es lo único que tengo. Soy un soldado. ¿Tú que eres hijo?". Se quedó callado y no volvió hablar durante el descanso. Le devolví el mai a Sonseca y me recosté. ¡Menudas cosas que tienen los novatos! Claro que algo dejé en casa, aunque cada día esos caminos y recuerdos van cubriéndose un poco más de hierbajos. A mi vuelta, no sé quien me esperará. Vivo aquí y ahora, el ayer y el mañana no me importan. No suelo hablar del pasado, y menos sobrio. Partimos sin problemas, y remontamos durante 4 horas unos 7 km más. Es suficiente por ahora, hemos llegado a los lindes. Debemos permanecer la noche aquí sin llamar demasiado la atención. Vigilantes a los movimientos del enemigo. Buscamos refugio en una pequeña grieta de un saliente de roca de considerable tamaño. Comenzó a llover y aún no ha parado. Esta noche puede ser dura, espero que no tengamos muchos problemas.

3 comentarios:

Uno, trino y plural dijo...

Buen capítulo, sobre todo por la conversación con el novato.

Anónimo dijo...

Ahora que Goran le haga una fellatio.


(Doc)

Uno, trino y plural dijo...

Ya lo dije

¡¡¡¡Esto no es Hollywood!!!!

Nada de mariquitas.

Caosmeando

ecoestadistica.com