viernes, 19 de octubre de 2007

Labios negros






Tu forma de besarme al principio me dio miedo. Me desnudabas con la boca, separando suavemente mis labios con tu lengua para finalmente unirnos con furia en un mar de deseo, en el que me dejaba mecer. Controlabas la situación y parecías deslizar dentro de mí una mirada que adivinaba todas las reacciones químicas que estallaban en mi interior en ese momento de placer, haciéndome sentir como el bebé que mama ajeno a todo, sabiéndose protegido.

En realidad era vulnerable a ti, pero al mismo tiempo esa sensación de calma resultaba tan placentera que no hubiera dudado en volver a probarlo, enganchándome a esos labios negros que me arrancaban del mundo, me hacían olvidarme de mi cuerpo hasta que empezabas a acariciar con tus largos dedos mi espalda de arriba abajo, momento en que no podía evitar estremecerme.

Te fuiste sin decir adiós y yo me olvidé de tu cara de ángel; aunque no de tus besos, color negro muerte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hiciste bien en olvidarle

seguro que no pretendia mas

Anónimo dijo...

Te quedaste con lo mejor, los besos, y te ahorraste las discusiones.

Pero cuesta tanto olvidarse de la sensación de que lo pudo ser.

Caosmeando

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