En realidad era vulnerable a ti, pero al mismo tiempo esa sensación de calma resultaba tan placentera que no hubiera dudado en volver a probarlo, enganchándome a esos labios negros que me arrancaban del mundo, me hacían olvidarme de mi cuerpo hasta que empezabas a acariciar con tus largos dedos mi espalda de arriba abajo, momento en que no podía evitar estremecerme.
Te fuiste sin decir adiós y yo me olvidé de tu cara de ángel; aunque no de tus besos, color negro muerte.
2 comentarios:
Hiciste bien en olvidarle
seguro que no pretendia mas
Te quedaste con lo mejor, los besos, y te ahorraste las discusiones.
Pero cuesta tanto olvidarse de la sensación de que lo pudo ser.
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