jueves, 22 de noviembre de 2007

Pata Negra

Leopoldo María Panero (Madrid, 1948), hijo de Leopoldo Panero y Felicidad Blanc. Precoz y maldito. A la edad de cinco años sorprendía a Dámaso Alonso con sus composiciones poéticas. En los ’60 debió ser internado varias veces en hospitales psiquiátricos, por excesos de drogas e intentos de suicidio. Más tarde diría: “Me autodestruyo para saber que soy yo y no todos los demás”.
Fuma como un condenado a muerte y se declara dipsómano como Edgar Allan Poe. Para muchos es el mejor poeta vivo de España. Sin embargo, no es ampliamente leído por las nuevas generaciones. Él mismo reconoce: “Nunca ha ido un poeta joven a visitarme al manicomio de Las Palmas. Desconozco lo que escriben”
- ¿Quién es Leopoldo María Panero?
- No sé. Me conozco a mí mismo y me parezco a Francis Scott Fitzgerald; eso es todo. Cuando nadie puede hablar de su vida, saber quién es, la existencia sencillamente se hace infructuosa.

- ¿Cuándo fue la primera vez que estuviste internado en una clínica psiquiátrica?
- En Barcelona, por un intento de suicidio que tuve. Allí leí el libro de un psiquiatra católico, un tal Baruch. Fue el primero que abogó en contra de la aplicación del electroshock. Hablaba en pro de un apoyo moral al enfermo, en lugar de tanto rollo con el psicoanálisis. Y como decía Eurípides: “La idea es perderse, si no te vuelven loco”.

- Tú dijiste que las clínicas psiquiátricas son sistemas carcelarios, porque al paciente lo estarían interrogando constantemente…
- Está “en el eterno derecho de la no posible apelación”, como diría Foucault. Los psiquiatras son como los detectives. Su interrogatorio utiliza las mismas técnicas que el policial; el psiquiatra piensa, infaliblemente, que su víctima miente.

- ¿Qué piensas de la esquizofrenia?
- El rechinar de la mandíbula del llamado esquizofrénico –como lo señalé en el prólogo a mi libro de poemas Teoría del miedo, el año 2001– y su risa inexplicable son actos ‘canibálicos’ como el poema quisiera ser: un acto ‘canibálico’; un intervalo en la desesperación, como un porro que suspende la vida.

- En 1992 publicaste el poemario Piedra negra o del temblar. Allí hay un poema titulado Yo, Francois Villon, que es una adaptación del texto escrito por el bardo francés del siglo XVI. ¿Lo recuerdas?
- Recuerdo parte del texto: “Yo, Francois Villon, a los cincuenta y un años / gordo y corpulento, de labios color ceniza / y mejillas que el vino amoratara, / a una cuerda ahorcado / lo sé todo acerca del pecado”. En España es el poema más sacrílego de todos los tiempos. Hay que ser el anticristo y el demonio para que no se lo carguen a uno en ese país de nazis.
- En una entrevista que concediste a Babelia, suplemento del diario El País, en el año 2001, dijiste: “Estoy harto de ser Leopoldo María Panero”. ¿Por qué?
- Es verdad. Estoy de mí hasta el puto culo. Está escrito que voy a suicidarme algún día, pero no por ahora. Richard Castell escribió en su “Oda al psiquiátrico”: “Hay que interrogarse como en un secuestro de alienados”.

0 comentarios:

Caosmeando

ecoestadistica.com