"
Al poco de salirme del seminario, me vine a Granada a estudiar Magisterio. Como mis padres no me lo podían costear, tuve que buscar trabajo para pagarme la carrera. Acabé encontrando un puesto de recepcionista en una pensión en el Albayzín. Mi turno era de noche, por lo que a las clases que tenía por la mañana iba prácticamente sin dormir, si es que iba.
Aprovechaba para estudiar, y algunas veces, me pegaba mis cabezaditas. Sin embargo, de vez en cuando se alojaban clientes, la mayoría de ellos extranjeros, que solicitaban que se les despertara a horas tempranas.
Un día, unos franceses me habían pedido que les llamara a las 4 de la mañana. Ese día no recuerdo por qué pero estaba especialmente cansado. Traté de aguantar estoicamente, pero me debí dormir a las 3 y media, poco más o menos. El caso es que me desperté a las 5 en punto. ¿ Qué les iba a decir a los franceses ahora, que tenían que coger un avión y muy posiblemente lo perdieran por mi descuido ? Actué de la forma más sensata posible, y como casi todos lo habríamos hecho: atrasé el reloj de la pared de recepción y el mío de pulsera una hora. Acto seguido les llamé a la habitación.
A los cinco minutos, la pareja bajaba a trompicones por las escaleras, llevando las pesadas maletas ellos mismos, mientras el marido, un hombre robusto y fuertote pese a su más que mediana edad, me maldecía en un francés indescifrable y señalaba su reloj de pulsera pidiendo explicaciones. Yo aparenté total desconcierto, y como el tiempo no les sobraba precisamente, no les dio tiempo a más y marcharon a la carrera (...)
"
jueves, 31 de julio de 2008
De recepcionista en el Albayzín
miércoles, 30 de julio de 2008
Antonia Mercé, "La Argentina"
El 18 de julio de 1936, esta legendaria bailarina española cayó, como si hubiera sido fulminada por un rayo, al recibir la noticia de la sublevación contra la República del ejército de África. De esta manera, La Argentina se convirtió en la primera, indirecta e inesperada, víctima de la guerra civil española. ¿Quién fue esta mujer que llegó a convertirse en un mito viviente, en el que confluyeron las miradas como taladros de aquellos poetas, pintores, escritores y músicos que limpiaron parcelas del aire de una España que otros hicieron irrespirable? El enigma de la vida y la muerte de Antonia Mercé sobrevive, es parte de la herencia íntima y casi secreta de este tiempo y de este país.
La primera condecoración que otorgó el Gobierno de la II República española fue concedida a Antonia Mercé Luque, La Argentina, que había nacido en 1890 en Buenos Aires durante una gira de años de duración que sus padres estaban haciendo por Argentina . En el teatro Español, el jefe del Gobierno, Manuel Azaña, impuso la Cruz de Isabel la Católica a la bailarina española, que en Europa llamaban "la Pavlova del baile español".Antonia Mercé nació y murió fuera de España. Francia reveló su talento al mundo y la mimó sin cesar, le concedió la Legión de Honor y hoy puede leerse en el vestíbulo de la Sala Pleyel: "En recuerdo de la que aquí bailara y que fue llama viva y pura armonía de España".
La noche de los bastones largos
El 28 de junio de 1966 un golpe militar encabezado por Juan Carlos Onganía derroca al pesidente Arturo Illia. Por la tarde el rector de la UBA, Hilario Fernández Long, da a conocer una resolución de la Universidad en repudio al golpe.
Como primera medida, el nuevo gobierno clausura el Congreso Nacional y prohibe los partidos políticos.
Las universidades se convierten en el próximo blanco: la intervención se hace inminente.
El viernes 29 de julio se difunde el decreto ley 16.912 que determina la intervención, prohibe la actividad política en las facultades y anula el gobierno tripartito (integrado por graduados, docentes y alumnos). Los rectores deben convertirse en interventores delegados del Ministerio de Educación si quieren seguir en sus puestos. Tienen 48 horas de plazo para decidir si aceptan o renuncian.
La sede del Rectorado y las facultades de Arquitectura, Ciencias Exactas, Filosofía y Letras, Ingeniería y Medicina, son ocupadas por autoridades, profesores y estudiantes con el objetivo de resistir la violación de la autonomía.
Ese mismo viernes por la noche, Onganía ordena a la Guardia de Infantería el desalojo de las sedes tomadas, pese a que las 48 horas de plazo todavía no se había cumplido. Comienza de esta manera la "Operación Escarmiento".
La represión se lleva a cabo con gases lacrimógenos, culatazos y bastonazos. Resultado: 400 estudiantes y profesores detenidos; renuncian a sus puestos todos los decanos de la UBA, y hacen lo mismo 1.400 docentes; trescientos científicos se van del país.
Carta de Warren Ambrose
Buenos Aires, Argentina, 30 de julio de 1966
The New York Times
New York, N.Y.
Estimados señores: Quisiera describirles un brutal incidente ocurrido anoche en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Buenos Aires, y pedir que los lectores interesados envíen telegramas de protesta al presidente Onganía.
Ayer el gobierno emitió una ley suprimiendo la autonomía de la Universidad de Buenos Aires y colocándola (por primera vez) bajo la jurisdicción del Ministerio de Educación. El gobierno disolvió los Consejos Superiores y Directivos de las Universidades y decidió que desde ahora en adelante la Universidad estaría controlada por los decanos y el rector, que funcionarían a las órdenes del Ministerio de Educación. A los decanos y al rector se les dieron 48 horas de plazo para aceptar esto. Pero los decanos y el rector emitieron una declaración en la cual se negaban a aceptar la supresión de la autonomía universitaria.
Anoche a las 22, el decano de la Facultad de Ciencias, Dr. Rolando García (un meteorólogo de fama internacional, que ha sido profesor de la Universidad de California, en Los Angeles), convocó a una reunión del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias (compuesto por profesores, graduados y estudiantes, con mayoría de profesores) e invitó a algunos otros profesores (entre los que me incluyo) a asistir a la misma. El objetivo de la reunión era informar a los presentes la decisión tomada por el rector y los decanos y proponer una ratificación a la misma. Dicha ratificación fue aprobada por 14 votos a favor con una abstención (proveniente de un representante estudiantil).
Luego de la votación, hubo un rumor de que la policía se dirigía hacia la Facultad de Ciencias con el propósito de entrar, que en breve plazo resultó cierto. La policía llegó y, sin ninguna formalidad, exigió la evacuación total del edificio, anunciando que entraría por la fuerza al cabo de 20 minutos (las puertas de la Facultad habían sido cerradas como símbolo de resistencia -aparte de esa medida, no hubo resistencia-). En el interior del edificio, la gente (entre quienes me encontraba) permaneció inmóvil, a la expectativa. Había alrededor de 300, de los cuales 20 eran profesores y el resto estudiantes y docentes auxiliares (es común allí que a esa hora de la noche haya mucha gente en la Facultad porque hay clases nocturnas, pero creo que la mayoría se quedó para expresar su solidaridad con la Universidad).
Entonces entró la policía. Me han dicho que tuvieron que forzar las puertas, pero lo primero que escuché fueron bombas que resultaron ser gases lacrimógenos. Luego llegaron soldados que nos ordenaron, a gritos, pasar a una de las aulas grandes, donde se nos hizo permanecer de pie, contra la pared, rodeados por soldados con pistolas, todos gritando brutalmente (evidentemente estimulados por lo que estaban haciendo -se diría que estaban emocionalmente preparados para ejercer violencia sobre nosotros-).
Luego, a los alaridos, nos agarraron a uno por uno y nos empujaron hacia la salida del edificio. Pero nos hicieron pasar entre una doble fila de soldados, colocados a una distancia de 10 pies entre sí, que nos pegaban con palos o culatas de rifles, y que nos pateaban rudamente, en cualquier parte del cuerpo que pudieran alcanzar. Nos mantuvieron incluso a suficiente distancia uno del otro de modo que cada soldado pudiera golpear a cada uno de nosotros. Debo agregar que los soldados pegaron tan duramente como les era posible y yo (como todos los demás) fui golpeado en la cabeza, en el cuerpo, y en donde pudieran alcanzarme. Esta humillación fue sufrida por todos nosotros -mujeres, profesores distinguidos, el decano y el vicedecano de la Facultad, auxiliares docentes y estudiantes-. Hoy tengo el cuerpo dolorido por los golpes recibidos, pero otros, menos afortunados que yo, han sido seriamente lastimados. El profesor Carlos Varsavsky, director del nuevo radio-observatorio de La Plata recibió serias heridas en la cabeza; un ex-secretario de la Facultad, de 70 años de edad, fue gravemente lastimado, como así mismo Félix González Bonorino, el geólogo más eminente del país.
Después de esto fuimos llevados a la comisaría seccional en camiones, donde nos retuvieron un cierto tiempo, después del cual los profesores fuimos dejados en libertad, sin ninguna explicación. Según mis conocimientos, los estudiantes siguen presos. A mí me pusieron el libertad alrededor de las 3 de la mañana, de manera que estuve con la policía alrededor de 4 horas.
No tengo conocimiento de que se haya ofrecido ninguna explicación por este comportamiento. Parece simplemente reflejar el odio del actual gobierno por los universitarios, odio para mí incomprensible, ya que a mi juicio constituyen un magnífico grupo, que han estado tratando de construir una atmósfera universitaria similar a la de las universidades norteamericanas. Esta conducta del gobierno, a mi juicio, va a retrasar seriamente el desarrollo del país, por muchas razones, entre las que se encuentra el hecho de que muchos de los mejores profesores se van a ir del país.
Atentamente.
Warren Ambrose
Profesor de Matemática en el Massachusets Institute of Technology (MIT) y en la Universidad de Buenos Aires
lunes, 28 de julio de 2008
En el Barranco del Lobo
En el Barranco del Lobo
hay una fuente con agua,
sangre de los españoles
que murieron por la patria.
¡Pobrecitas madres,
cuánto llorarán,
al ver que sus hijos
en la guerra están!
Yo ni como ni me lavo
ni me pongo la mantilla,
hasta que venga mi novio
de la guerra de Melilla.
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Melilla ya no es Melilla,
Melilla es un matadero
donde van todos los hombres
a morir como corderos.
A un francés lo van a meter preso,
a ver por qué,
porque ha robado un queso,
y a su mujer la van a fusilar
a ver por qué,
porque ha robado un pan.
Maestro Calderón
ha puesto tablas
pa que pase María
tropiece y caiga,
pasó el novio,
la vio llorando,
qué te pasa, María,
que estás llorando.
Me he roto un pie,
siete costillas,
mañana comeremos
pan y morcilla.
En la montaña del moro, o, o, o,
hay una fuente de agua, a, a, a,
con sangre de los españoles, e, e, e,
que lucharon por mi patria, a, a, a.
Ni me lavo ni me peino, o , o ,o,
ni me pongo la mantilla, a, a, a,
hasta que venga mi novio, o, o, o,
de la guerra de Melilla, a, a, a.
domingo, 27 de julio de 2008
sábado, 26 de julio de 2008
Enûma Elish (VI)
Circundada de halo terrible aparecía su cabeza,
avanzó el señor y siguió su camino,
contra Tiamat furiosa dirigió su rostro.
En sus labios llevaba un... de pasta roja;
su mano empuñaba una planta para vencer al veneno.
Entonces en torno a él se arremolinaron los dioses.
El señor se dirigió a escrutar el costado de Tiamat,
(y) de Kingu, su consorte, para conocer la trama
cuya maldición, ante su mirada, queda deshecha,
su voluntad se dispersa y su acción se confunde.
Y cuando los dioses, sus auxiliares, que marchaban a su lado,
vieron al héroe valeroso, su vista se turbó.
Lanzó un grito Tiamat, sin volver el cuello,
con un brutal desafío en sus labios:
«¡Demasiado importante eres para el señor de los dioses como
para alzarse contra ti!
¿Se han congregado en su lugar o en el tuyo?».
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Pero el señor, suscitando la tormenta, su arma poderosa,
a la furiosa Tiamat lanzó estas palabras:
«Con fuerza te alzaste, mucho te has exaltado;
en tu corazón te propusiste provocar la lucha,
de forma que los hijos rechacen a sus padres,
y tú misma que los engendraste, odias [...].
Engrandeciste a Kingu para que fuera (tu) consorte,
su mando, que en derecho no le pertenece, opusiste al de Anu.
Contra Anshar, rey de los dioses, maquinas el mal;
contra los dioses, mis padres, afirmaste tu maldad.
Por mucha que sea tu fuerza, por afiladas que sean tus armas,
¡Ponte en pie, para que tú y yo trabemos singular combate!».
Cuando esto oyó Tiamat,
se volvió como posesa, como si perdiera la razón.
Con fuerza gritó Tiamat furiosa.
Hasta las raíces temblaron sus piernas.
Recitó un conjuro, lanzó su encantamiento,
mientras los dioses guerreros aguzaban sus armas.
Entonces entablaron la lucha Tiamat y Marduk, el más sabio entre
los dioses,
trabaron combate singular, se atenazaron en la pelea.
Desplegó su red el señor para atraparla,
el viento malo, que seguía detrás, le soltó en el rostro.
Cuando Tiamat abría su boca para devorarlo,
por ella le lanzó el viento malo para que no cerrara los labios.
Cuando los vientos salvajes llenaron su vientre,
su cuerpo quedó hinchado, la boca abierta.
Lanzó él su flecha, que atravesó su vientre,
le desgarró las entrañas, le destrozó el corazón.
Dominándola así, acabó con su vida.
Arrojó su carcaj para alzarse sobre ella.
Después de dar muerte a Tiamat, el señor,
su banda quedó destrozada, su tropa desbaratada.
No es inconcebible
Memoria del fuego. Eduardo Galeano.
26 de julio de 1953
Santiago de Cuba
Al alba del 26 de julio, se lanza al asalto del cuartel Moncada un puñado de muchachos. Armados de dignidad y cubanía y unas pocas escopetas de cazar pajaritos, se baten contra la dictadura de Fulgencio Batista y contra medio siglo de colonia mentida de república.
Algunos, pocos, mueren en la batalla, pero a más de setenta los remata el ejército al cabo de una semana de tormentos. Los torturadores arrancan los ojos de Abel Santamaría y otros prisioneros.
El jefe de la rebelión, prisionero, pronuncia su alegato de defensa. Fidel Castro tiene cara de hombre que todo lo da, que se da todo, sin pedir el vuelto. Los jueces lo escuchan, atónitos, sin perder palabra, pero su palabra no es para los besados por los dioses: él habla para los meados por los diablos, y por ellos, en nombre de ellos, explica lo que ha hecho.
Fidel reivindica el antiguo derecho de rebelión contra el despotismo:
—Primero se hundirá esta isla en el mar antes de que consintamos en ser esclavos de nadie…
Majestuoso, cabecea como un árbol. Acusa a Batista y a sus oficiales, que han cambiado el uniforme por el delantal del carnicero. Y expone el programa de la revolución. En Cuba podría haber comida y trabajo para todos, y de sobra:
—No, eso no es inconcebible…
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viernes, 25 de julio de 2008
jueves, 24 de julio de 2008
Pobrecito México
Pancho Villa invadió los Estados Unidos
La revolución mexicana puso a los Estados Unidos en una situación muy difícil. Estaban comprometidos grandes intereses privados y fuertes inversiones de capital que las exigencias revolucionarias del campesinado hacían peligrar. En 1912 el capital gringo poseía el 78 por ciento de las minas, el 72 por ciento de las empresas metalúrgicas, el 56 por ciento de la extracción de petróleo y el 68 por ciento del caucho. Los Estados Unidos trataban de defender esos intereses privados en México. A lo largo de todo el siglo XIX, aprovechando la debilidad del Estado recién nacido de la lucha contra los colonialistas españoles, se habían apoderado de casi dos millones y medio de kilómetros cuadrados de tierras mexicanas, desde California hasta Florida, incrementando en un tercio su extensión y exterminando a pueblos indígenas enteros.
La revolución mexicana fue también un movimiento antimperialista que salvó a su país de caer bajo la dominación extranjera de su vecino del norte. En enero de 1915 el gobierno de Carranza adoptó una serie de medidas económicas encaminadas a la defensa de los recursos del país: nacionalizó el subsuelo, los bosques, la tierra y las aguas. Defendiendo el derecho de autodeterminación y la no ingerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos, el 26 de setiembre de ese mismo año Carranza se pronunció en contra de la doctrina Monroe que los gringos trataban de imponer por toda Latinoamérica. También exigieron una autorización especial para extraer petróleo, y eso ya era demasiado para los magnates capitalistas: Estados Unidos concentró 100.000 mercenarios en la frontera y desató varias provocaciones.
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Los manejos de los gringos podían impulsar al gobierno mexicano a mirar hacia la potencias imperialistas europeas, como ya había ensayado Huerta. Interviniendo en la revolución, los Estados Unidos pretendieron tomar posiciones favorables a sus monopolistas frente a las demás potencias imperialistas al sur de Río Bravo. Por eso el 9 de abril de 1914 los marines desembarcaron en Tampico y fueron detenidos, lo que Washington consideró como un intolerable agravio a su honor. El presidente Wilson pidió ante el Congreso autorización para invadir México a fin de conservar incólume nuestra gran influencia para el servicio de la libertad. El 21 de abril de 1914 un contingente de 15.000 mercenarios imperialistas desembarcó en Veracruz, otros tantos aguardaban preparados en las costas y 87 buques de guerra imponían un bloqueo a México. El pueblo de Veracruz se levantó en armas contra los ocupantes, que en noviembre se vieron obligados a retirarse a su país.
Las relaciones con los vecinos del norte eran confusas. Los gringos decían haber desembarcado sus tropas para apoyar a Carranza pero Carranza criticó la invasión. Los vecinos del norte desconfiaban también de su programa de nacionalizaciones, reforma agraria y separación de la Iglesia católica del Estado.
Por su parte, Villa ofreció a los norteamericanos la apertura de negociaciones y, por su parte, Carranza reprendió a Villa por haberle manifestado a George C. Carothers, el agente especial del Departamento de Estado en México, sus deseos de mantener una relación de paz entre su país y Estados Unidos. Durante los primeros diez meses de 1915 los gringos dudaron y trataron de mediar entre Carranza y Villa, hasta que finalmente reconocieron diplomáticamente a Carranza y autorizaron a las tropas de Carranza a penetrar en Estados Unidos para atacar por la espalda a las de Villa. El 19 de octubre, los gringos ayudaron a las fuerzas constitucionalistas en Sonora permitiendo a unos 4.000 hombres de Carranza cruzar la frontera, en un momento crítico durante el sitio que los villistas le tenían puesto a Agua Prieta (1 de noviembre de 1915).
La respuesta de Villa no se hizo esperar. A finales de 1915, en compañía de sus pocos hombres, había regresado a Chihuahua desde donde sigueron la guerra de guerrillas contra los ejércitos constitucionalistas durante cinco años. En enero de 1916, detuvieron un tren en Santa Isabel, capturó a 16 gringos que viajaban en el y los fusiló. En marzo les atacó en su propio territrio, en Columbus, Nuevo México y fusiló a diecinueve gringos. En respuesta, el 15 de marzo un cuerpo expedicionario de 5.000 hombres y un escuadrón de aviones comandados por el general Pershing entraron a México. Entre los invasores estaba un experto en contrainsurgencia, Bill Donovan, uno de los que luego fundaron la CIA. El objetivo era la caza de Pancho Villa. Tres meses después las fuerzas se incrementaron hasta los 26.000 hombres y penetraron 700 kilómetros hacia el sur en el interior de México sin localizar a Villa. Se encontraron con una encendida resistencia popular. En octubre de 1916 Pancho Villa lanzó un manifiesto llamando a todos los mexicanos a unirse contra los ocupantes. Los invasores tuvieron que replegarse y Pancho Villa se convirtió en el único extranjero que atacó territorio continental estadounidense en casi dos siglos de su historia antes del 11 de setiembre de 2001.
martes, 22 de julio de 2008
El sueco que se fue con Pancho Villa
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Etiquetas: historia, ilustración
domingo, 20 de julio de 2008
sábado, 19 de julio de 2008
¡Viva Sandino!
Eduardo Galeano, Memoria del fuego
19 de julio de 1979
Managua
El nieto de Somoza
Lo van y se va. Al alba, Somoza sube al avión hacia Miami. En estos últimos días, los Estados Unidos lo han abandonado, pero él no ha abandonado a los Estados Unidos:
—En mi corazón, yo siempre seré parte de esa gran nación.
Somoza se lleva de Nicaragua los lingotes de oro del Banco Central, ocho papagayos de colores y los ataúdes de su padre y de su hermano. También se lleva, vivo, al príncipe heredero.
Anastasio Somoza Portocarrero, nieto del fundador de la dinastía, es un corpulento militar que ha aprendido las artes del mando y el buen gobierno en los Estados Unidos. En Nicaragua fundó y dirigió, hasta hoy, la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería, un juvenil cuerpo de ejército especializado en el interrogatorio de prisioneros y famoso por sus habilidades: armados de pinza y cuchara, estos muchachos saben arrancar uñas sin quebrar las raíces y saben arrancar ojos sin lastimar los párpados.
La estirpe de los Somoza marcha al destierro mientras Augusto César Sandino pasea por toda Nicaragua, bajo lluvia de flores, medio siglo después de su fusilamiento. Se ha vuelto loco este país: el plomo flota, el corcho se hunde, los muertos se escapan del cementerio y las mujeres de la cocina.
Tiene unas horas de edad la Nicaragua recién nacida en los escombros, verdor nuevito entre las ruinas del saqueo y de la guerra; y la cantora luz del primer día de la Creación alegra el aire que huele a quemado.
martes, 15 de julio de 2008
La cena jocosa
Este viernes pasado volví por el teatro para presenciar la redención, otra más, del género. Que me permita Baltasar de Alcázar -y sus 400 años en la tumba, que seguro le impedirán reclamar royaltis- usar el título de uno de los mejores poemas en lengua castellana* para encabezar esta crítica rendida al teatro mayúsculo de la compañía catalana.
Huelga profundizar en quiénes son esta gente de "els joglars", internet está lleno de críticas y elogios a la cuadrilla tanto directamente como a través de la figura del taurino y antinacionalista Boadella. Ya, antinacionalista catalán que no antinacionalista español y chau, chau, chau. Bueno, no es el tema y si lo es, más abajo me dejáis un comentario acordándose de la familia. No nos vamos a enfadar por estas menudencias. Habría, eso sí, que tratar algo sobre el argumento de la obra.
Pues nada, el Ministerio -y su ministra- de medio ambiente organiza unas jornadas sobre el asunto del trueque climático en contubernio con Paradores Nacionales donde el "mucho más de lo que te imaginas" nunca fue tan bien traído. Los asistentes son gente de baja calaña tales como presidentes del gobierno, líderes religiosos o rockeros mass media. Nada destacable, en realidad. Para La Cena, se encarga la manduca a un marmitón de estos de ahora y aún más. Los métodos de este mesías de los fogones superan su labor de "dar de comer" para autoerigirse en gurú, faro y guía de la humanidad ante el verdadero desafío de la incomodidad medioambiental... o el incómodo desafío de la verdad mediombiental? Bueno, qué más dará tanto el orden de esta verdad incómoda como el argumento. Como en toda creación de calidad, lo de menos es la trama y lo único el modo en qué se nos presenta. Y a ello vamos.
Como siempre en los últimos tiempos, salvo quizás En un lugar de Manhattan, la sobriedad caracteriza el decorado o, mejor dicho, el atrezzo juglaresco. Rehuí usar la palabra escenografía porque ésta engloba, además de lo anterior, las danzas y piruetas con que los artistas acompañan la obra y en esto, no lo dudéis, son auténticos genios, apabullantes maestros, descollantes eminencias, en dos palabras, la rehostiaputa. El texto, por su parte, acorde al popular tema que trataba no contiene esa doblez, casi onírica, de anteriores obras. Juega con el doble sentido y atiza a diestro y siniestra, miembros y miembras, niños y niñas, perros y perras, con predilección por la progresía que tanto juego ha dado en sus tablas en los últimos años, "soy persona de preparación intelectual, oiga", comienza uno, "leo los artículos de opinión de El País", finaliza el mismo. Me deja la sensación, no obstante, que Boadella quería dulcificar un poco la imagen de la compañía depués de estos últimos y azarosos años, así que dejó de lado el estilo de textos como los de Daaaalí o Floït & Pla, además de minimizar alusiones a grupos humanos grandes -tales como naciones, pueblos o religiones-, aunque siempre hechos desde el humor y la autocrítica, son cosas que hieren las sensibilidades de unos cuantos zoquetes. Y de todos es sabido que los zoquetes hacen mucho ruído. Humano y entendible. Además, si la calidad se mantiene, la alternancia hasta es saludable. No obstante, aunque baje la intensidad textual, no se pierde pegada ya que hubo gente que salió indignada de la obra, incluso ostensiblemente indignada, y eso es un punto a favor de la misma... eso es teatro.
Y para terminar, si antes no se me ocurre anda más, los actores. De verdad, es apabullante... son, mejor dicho, apabullantes. Fontserè y Agelet conforman una pareja acojonante. Boada, Costa o Marx son auténticos genios de la interpretación y el ritmo. El resto de actores son excelentes, con una técnica soberbia y con momentos de mímica superior. Se nota mucho que me gustan? Pues es lo que hay. Dije ya que son un puta panda de fenómenos? Sí? Pues no pasa nada por repetirlo, son la mejor compañía española de teatro. La CNTC pueden ser tan buenos actores como estos -aunque no para mi gusto- pero carecen del riesgo que se autoexigen "els joglars". Fantásticos, consiguieron que ni me acordara de la incomodidad del teatro gijonés. Y, aunque tengo la sensación de dejarme muchas cosas que quería comentar, vamos a ir terminando.
Y hagámoslo con una crítica, como no. Una vez descendido el telón, en plena ovación de la concurrencia, los actores se pasaron un minuto o quizá más en pleno bailoteo coreográfico y zalamero, con lo cual cuando propiamente se dispusieron al saludo, la gente llevaba dos minutos de bravos y salves, con lo que solo dos veces salieron a saludar. Rompe y rasga, vale, pero hay tradiciones que merece la pena mantener.
Dos orejas, rabo, vuelta al ruedo y almohadilla para casa de recuerdo. Sublimes, una vez más.
* http://www.planlectura.es/recursos/lectores/clublectura/salalectura2.php?salalectura_id=12
domingo, 13 de julio de 2008
viernes, 11 de julio de 2008
Robando arte callejero XVI
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Apocalipsis 13
Las dos bestias
Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.
Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad.
Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?
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También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.
Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo.
Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación.
Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.
Si alguno tiene oído, oiga.
Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos.
Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.
Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada.
También hace grandes señales, de tal manera que incluso hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres.
Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió.
Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase.
Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente; y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre.
Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.
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miércoles, 9 de julio de 2008
El flanco insulso
El pasado sábado vino por Gijón una producción de Entrecajas teatrales. Como es su negocio, representaron una obra en el municipal teatro Jovellanos y como coincidió que por allí me dejé caer hoy tenemos crónica teatral o, al menos, un intento de la misma.
La representación obedecía al título de "El otro lado" y su autor al nombre de Ariel Dorfman. Atención al currículo del chavea. Nacido en Buenos Aires, se fue al Santiago chileno a estudiar y obtener la licenciatura de literatura comparada, ya por el 67. Y es que hay que joderse que tal gilipollez existiera ya por aquellos años cuando un servidor pensaba que semejantes estudios no eran más que un excremento de la modernidad. Se ve que por los 60 ya eran suficientemente modernos para estas historias. Nuestro amigo Ariel, una vez cambiada su nacionalidad de la argentina a la chilena se fue a la Francia cuando el asunto Allende se puso épico y acabó dando clases por la otra América, la del norte y por allí supongo que seguirá. Y hay que apuntar que el colega es de la cuerda del sicoanalismo marxista, así que apuntado y advertido queda. Todo esta introducción -que suena a amenaza- no la empotraría aquí si no me sintiese en la obligación de preveniros ante lo que sigue. Y, por lo tanto, ahora sí que sí, vamos con la obra.
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A grandes rasgos, la trama se reduce a una pareja dedicada a enterrar los muertos de los dos bandos combatientes en una guerra secular o, al menos, larga de cojones. Un buen día, se acaba la guerra, no por nada, sino porque ya era hora y empieza la paz que no la calma, como suele ocurrir en estos casos. A la cargante parejita le abren un boquete en su casita y sitúan en la misma, partiéndola en dos mitades iguales, la frontera, a cargo de un soldado, histriónico en el cumplimiento de su labor como guarda del linde. Nuestros portagonistas -soldado aparte- quedan a distintos lados de la frontera ya que cada uno ostentaba -cómo no- la nacionalidad de uno de los dos contedientes. Esto los obliga a pedir permiso de paso para mear (a él que no tiene el baño en su lado de la línea) o para cocinar (a ella que la cocina se le quedó en el país de enfrente... hum, no percibís aquí cierto rollo machista? Pues será lo único, porque en el resto, la obra atiende completamente a la corrección política cayendo en la misma con regodeo y autocomplacencia infinita). Además de esto, veinte años atrás, habían perdido a un hijo o se había marchado con viento fresco porque no los aguantaba, no queda muy claro. Por supuesto, el estricto soldado va a ser el niño éste de las narices. Al final, los dos países vuelven a las piñas, el soldado se larga en enajenada carrera, la actriz declama algo -que ya ni escuché, pero seguro que iba sobre la paz, quererse mucho y lo mala que son la guerra y las fronteras- y azotan, afortunadamente, el telón. Hasta aquí la trama, para ir calentando. Ahora viene la crítica.
Si os parece, empezamos por los actores. En el papel estelar, Charo López. Venga, otra diva de vieja escuela con aires y ademanes excesivos y con el incontestable rol de estrella de la producción. Pesada y cargante, sin, ni siquiera, la gracia de los Dicenta. En el papel de te doy la réplica pero para que te luzcas Eusebio Lázaro, a su vez director de todo el jaleo. Apocado y encantado de compartir tablas con la Charo. El histrión-soldado, un tal Torrijo, en un papel que no, no acaba de pillarle el punto. Desmedido y sin conexión con el público. Pobre chaval, también es que lo tiene jodido...
En cuanto a la escenografía, vestuario, iluminación y demás, aceptable. No vienen con lo puesto, hay parné, aunque tampoco hay que destacar nada. El tema no tiene personalidad, ya que el autor lo sitúa en un lugar imaginario y desde dirección no fueron capaces de darle ni la más mínima identidad o carácter. Qué coño, es un decorado, parece un decorado y en ningún momento de la obra consiguen que lo olvides, así que retiro lo de aceptable y lo dejo en insustancial.
Voy terminando, ya que tampoco es plan de estar soltando inquina toda la tarde, pero antes, al autor le gustaría, sin duda, que hablemos del mensaje de la obra. Ya sabéis como son estos sudamericanos de alegóricos y cargantes. Pues como ya imagináis, el mensaje es pura mierda trasnochada, anti-belicista ñoña, en contra de la sinrazón de la frontera humana pero sin aportar nada que no lo haga esta frase que acabao de dejaros. Qué cojones, si se abriese el telón y un tipo cualquiera saliese a decir "las fronteras son malas" e incluso "malas que te cagas" y acto seguido cayese el telón, todos nos hubiéramos sentido avisados del mensaje y no hubiérmos sufrido la incomodidad de las butacas del teatro gijonés durante hora y media. Justo sería decir que elogia al que guarda la esperanza por encima del desesperante -cómo no, si todo es superguay- pero como ambos personajes son más planos que una carretera de Castilla, pues más de lo mismo. "Pero tiene algo bueno el tema éste?" Pensaréis. Pues no, no lo tiene. "Tendré algo oculto contra el autor o los actores?" Cavilaréis. Pues tampoco que yo sepa, pero si machacas sin piedad al espectador durante hora y media, te expones a que cualquier pirao, como el que suscribe, te ponga a parir donde le permitan.
Aplausos de cotersía y saludo. Aplausos de adorno y saludo excesivo. Ni orejas ni rabo y lástima de tomates.
domingo, 6 de julio de 2008
Las guerrillas colombianas (3)
El pasado 2 de julio fue liberada Íngrid Betancourt, después de haber estado secuestrada durante más de seis años (desde el 23 de febrero de 2002). Su liberación fue llevada a cabo por la llamada Operación Jaque, llevada a cabo por un equipo del ejército colombiano. Aunque no fue la única rescatada, su caso es el más representativo de entre los secuestrados por las FARC. Betancourt había pasado a ser un símbolo de la resistencia a la presión que ejercen las guerrillas paramilitares en Colombia. Su carisma político junto con su doble nacionalidad (colombiana y francesa) la habían convertido en el caso más conocido, así como en el motivo por el que más presión se ejercía a las FARC en cuanto a prisioneros.
Ahora que está libre, ¿qué cambios puede haber en la actitud de las FARC? Me temo que pocos. Tal vez haya más desconfianza en las negociaciones, tal vez más irracionalidad (si es posible) en sus planteamientos. Pero su estructura sigue siendo muy sólida, como la describe Bertrand de la Grange en este artículo muy recomendable, publicado en la revista Letras Libres.
Estad atentos, el tema va a seguir dando mucho de qué hablar en los próximos meses.
jueves, 3 de julio de 2008
Los hermanos Ayar
Este mito sobre el origen de los incas Sostiene que los hermanos Áyar fueron ocho -cuatro parejas- y que surgieron de una de las tres cavernas del cerro Tamputoco, situado inmediatamente al sur de Pacaritambo, cerca de
la actual Paruro. La caverna de la que salieron los Áyar era la Capactoco, que se hallaba entre las otras dos -Marastoco y Sutictoco-, de las que salieron los pueblos mara y tampu, respectivamente.
Las parejas que constituyeron los ocho hermanos Áyar fueron las siguientes:
- Áyar Manco y Mama Ocllo.
- Áyar Auca y Mama Huaco.
- Áyar Cachi y Mama Ipacura.
- Áyar Uchu y Mama Rahua.
Los Áyar, comandados por Áyar Manco y acompañados por diez ayllus -cinco hanan y cinco hurin-, partieron hacia el norte en busca de una tierra que fuera adecuada para cultivar y habitar, la cual sería identificada por ellos al hundirse en su suelo una barreta de oro.
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Pero, a poco de haber emprendido el camino, decidieron desprenderse de Áyar Cachi,por temor de sus poderes mágicos, pues con un solo tiro de su honda podía derribar cerros o hacer que surgieran quebradas. Con engaños lo convencieron de que retornara a la caverna donde nacieron, para traer el napa, insignia de señores, y unos vasos de oro que habían olvidado, llamados topacusi. Lo siguieron subrepticiamente y una vez que Ayar Cachi penetró en la cueva la cerraron con bloques de piedra, donde quedó atrapado para siempre. Después de este episodio, los Ayar continuaron su ruta por las serranías.
Después de un largo peregrinaje, que duró alrededor de 20 años y en el que acamparon en varios lugares, los hermanos Áyar arribaron al monte Huanacaure, en las proximidades y al sureste de la actual ciudad del Cusco. Los Áyar, dado lo apropiado del paraje, acordaron establecerse provisionalmente en él, y, para sacralizarlo y ligarlo permanente e indisolublemente a los incas, acordaron que Áyar Uchu se convirtiera en huaca. Así, este hermano se transformó en una huaca de piedra, que tomó el nombre de Huanacaure y se constituyó en el objeto central del culto allí prestado.
Los incas se dedicaron entonces a recorrer los alrededores en busca de la tierra feraz que constituía la finalidad de su peregrinación. En esta búsqueda exploraron terrenos cercanos a Colcabamba y llegaron hasta la campiña de Huaynapata. En Huaynapata la barreta de oro arrojada por Áyar Manco -según algunos por Mama Huaco- se hundió plenamente, lo cual demostró la calidad cultivable de su suelo y provocó la decisión de los incas de apropiarse del lugar.
Los ayllus errantes trataron de llegar al lugar señalado, pero hallando resistencia entre los habitantes de la región se vieron obligados a retornar a Matagua.
Poco después, mientras contemplaba desde la cima del monte Huanacaure el conjunto de Acamama, Áyar Manco ordenó a Áyar Auca, que gozaba de la facultad de volar, que fuera a poblar el paraje indicado por la vara, donde actualmente se encuentra el Coricancha. Cuando así lo hizo este último hermano, también se convirtió en piedra al pisar el suelo, tomando así simbólicamente el lugar y siendo el primero en ocupar el sitio tan largamente deseado Así, convertido en piedra, pero conservando la capacidad de comunicarse con su hermano, le ordenó a Ayar Manco llamarse, de ahí en adelante, Manco Cápac.