jueves, 24 de julio de 2008

Pobrecito México

Pancho Villa invadió los Estados Unidos

La revolución mexicana puso a los Estados Unidos en una situación muy difícil. Estaban comprometidos grandes intereses privados y fuertes inversiones de capital que las exigencias revolucionarias del campesinado hacían peligrar. En 1912 el capital gringo poseía el 78 por ciento de las minas, el 72 por ciento de las empresas metalúrgicas, el 56 por ciento de la extracción de petróleo y el 68 por ciento del caucho. Los Estados Unidos trataban de defender esos intereses privados en México. A lo largo de todo el siglo XIX, aprovechando la debilidad del Estado recién nacido de la lucha contra los colonialistas españoles, se habían apoderado de casi dos millones y medio de kilómetros cuadrados de tierras mexicanas, desde California hasta Florida, incrementando en un tercio su extensión y exterminando a pueblos indígenas enteros.

La revolución mexicana fue también un movimiento antimperialista que salvó a su país de caer bajo la dominación extranjera de su vecino del norte. En enero de 1915 el gobierno de Carranza adoptó una serie de medidas económicas encaminadas a la defensa de los recursos del país: nacionalizó el subsuelo, los bosques, la tierra y las aguas. Defendiendo el derecho de autodeterminación y la no ingerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos, el 26 de setiembre de ese mismo año Carranza se pronunció en contra de la doctrina Monroe que los gringos trataban de imponer por toda Latinoamérica. También exigieron una autorización especial para extraer petróleo, y eso ya era demasiado para los magnates capitalistas: Estados Unidos concentró 100.000 mercenarios en la frontera y desató varias provocaciones.
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Los manejos de los gringos podían impulsar al gobierno mexicano a mirar hacia la potencias imperialistas europeas, como ya había ensayado Huerta. Interviniendo en la revolución, los Estados Unidos pretendieron tomar posiciones favorables a sus monopolistas frente a las demás potencias imperialistas al sur de Río Bravo. Por eso el 9 de abril de 1914 los marines desembarcaron en Tampico y fueron detenidos, lo que Washington consideró como un intolerable agravio a su honor. El presidente Wilson pidió ante el Congreso autorización para invadir México a fin de conservar incólume nuestra gran influencia para el servicio de la libertad. El 21 de abril de 1914 un contingente de 15.000 mercenarios imperialistas desembarcó en Veracruz, otros tantos aguardaban preparados en las costas y 87 buques de guerra imponían un bloqueo a México. El pueblo de Veracruz se levantó en armas contra los ocupantes, que en noviembre se vieron obligados a retirarse a su país.

Las relaciones con los vecinos del norte eran confusas. Los gringos decían haber desembarcado sus tropas para apoyar a Carranza pero Carranza criticó la invasión. Los vecinos del norte desconfiaban también de su programa de nacionalizaciones, reforma agraria y separación de la Iglesia católica del Estado.

Por su parte, Villa ofreció a los norteamericanos la apertura de negociaciones y, por su parte, Carranza reprendió a Villa por haberle manifestado a George C. Carothers, el agente especial del Departamento de Estado en México, sus deseos de mantener una relación de paz entre su país y Estados Unidos. Durante los primeros diez meses de 1915 los gringos dudaron y trataron de mediar entre Carranza y Villa, hasta que finalmente reconocieron diplomáticamente a Carranza y autorizaron a las tropas de Carranza a penetrar en Estados Unidos para atacar por la espalda a las de Villa. El 19 de octubre, los gringos ayudaron a las fuerzas constitucionalistas en Sonora permitiendo a unos 4.000 hombres de Carranza cruzar la frontera, en un momento crítico durante el sitio que los villistas le tenían puesto a Agua Prieta (1 de noviembre de 1915).

La respuesta de Villa no se hizo esperar. A finales de 1915, en compañía de sus pocos hombres, había regresado a Chihuahua desde donde sigueron la guerra de guerrillas contra los ejércitos constitucionalistas durante cinco años. En enero de 1916, detuvieron un tren en Santa Isabel, capturó a 16 gringos que viajaban en el y los fusiló. En marzo les atacó en su propio territrio, en Columbus, Nuevo México y fusiló a diecinueve gringos. En respuesta, el 15 de marzo un cuerpo expedicionario de 5.000 hombres y un escuadrón de aviones comandados por el general Pershing entraron a México. Entre los invasores estaba un experto en contrainsurgencia, Bill Donovan, uno de los que luego fundaron la CIA. El objetivo era la caza de Pancho Villa. Tres meses después las fuerzas se incrementaron hasta los 26.000 hombres y penetraron 700 kilómetros hacia el sur en el interior de México sin localizar a Villa. Se encontraron con una encendida resistencia popular. En octubre de 1916 Pancho Villa lanzó un manifiesto llamando a todos los mexicanos a unirse contra los ocupantes. Los invasores tuvieron que replegarse y Pancho Villa se convirtió en el único extranjero que atacó territorio continental estadounidense en casi dos siglos de su historia antes del 11 de setiembre de 2001.

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