domingo, 16 de diciembre de 2007

El final de la historia que debiste contar sobre mí

Estuve durante semanas buscando un final para la obra que prometí que escribiría inspirada en él. Su personaje es actualmente feliz y su primer hijo, a quien bautizarían como Gustavo, venía de camino. Pero la llamada era inevitable:

-Tienes que dejarle
-¿por qué? - al otro lado estaba Lluvia.
-Necesito concluir su obra, él nunca dejaría feliz a un personaje, de hecho tenemos que matarle - respondí tajante y sin pensarlo mucho
-Estás loco, de ninguna manera - respondió confundida - ¿por qué me pides esto justo ahora?
-Ya he llegado al final del libro - empecé a explicarle - se le romperá el corazón si el final no está a la altura de sus relatos de adolescencia, él aprecia más esta obra que cualquier otra cosa en el mundo, ¿acaso prefieres hundirle para siempre?
-¿Cómo estás tan seguro de que preferiría la muerte a un final feliz?
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-¿Acaso no le conoces? es la única solución posible, pon la soga en su cuello y que él acabe su biografía, él siempre ha vivido en un mundo paralelo, el mundo de los sueños, el mismo que os hizo conoceros y enamoraros, el mismo que os hizo superar los momentos difíciles, los mismos que hacían de su humor algo envidiable. Él vive en un mundo irreal y ese mundo tiene que acabar con su vida, es la única forma de completar su obra
-¿Pero cómo lo haré? no podría matarle, quiero pasar el resto de mi vida con él, no quiero quedarme sola
-Él vivirá contigo mientras esté vivo su recuerdo
Se apresuró a contestar incluso antes de haber terminado la frase - Ni siquiera él se cree eso. La muerte es el fin, no hay nada más después.
-Si no está muerto ya, es por nosotros, él no va a sufrir, los que sufriremos somos nosotros, los que lo pasaremos mal, él simplemente dejará de sufrir, esa es la muerte, el final del sufrimiento, la vida es solo una forma de compartir el dolor.
-Sabes que yo no lo creo así
-Sabes que él sí - ya empezaba a mosquearme tanta terquedad, ni siquiera Ernesto (siendo Tauro) se empeña tanto cuando está equivocado.
-¿Y qué muerte le has pensado? ¿decías en serio lo de la soga?
-Tal vez una pistola sea mejor, un disparo y una nota: "he aquí el final de mi historia, el final de mi libro"
-No eres demasiado bueno en esto, deja al menos que yo elija su final, déjame la satisfacción de despedirme de él, déjame que sea por última vez mío.
-Lo dejo a tu elección. Este final es todo tuyo, tú eres la protagonista de su muerte. Tú eres la protagonista de su drama, tú eres la dueña de su vida, como lo has sido estos últimos años.

Colgó sin despedirse, era de esperar. Ya solo me tocaba esperar su muerte para relatarla y poder publicar su obra, su vida, sus grandes logros, sus ideas. Publicarle a él.

Final de la historia 1:

Ernesto murió en su habitación, de fondo sonaba Hurt de Johnny Cash, una pistola en el suelo y un charco de sangre alrededor de su cabeza. Su mujer, en el salón, ya había llamado a la policía. Confusa, lloraba. Su hijo se había quedado sin padre, pero ella había sacrificado su amor por la felicidad del hombre al que amaba. Ernesto sonreía inerte en el suelo. Sonreía, ateo, sabiendo que ya había llegado el fin, el fin del bien, pero sobre todo el fin del mal.

"Aquí termina la historia, este es el fin que yo quería, gracias" Fdo. Ernesto

Final de la historia 2:

Esperé semanas alguna necrológica en el periódico, una llamada, una buena noticia para él, la peor noticia para mí. De pronto el teléfono sonó y la idea de saberle muerto me recorría el cuerpo como un escalofrío. La vida no iría bién sin él, pero él no iría bién con la vida. Sacrificar amor y amistad (bonitos sinónimos) por su felicidad.

-Juan, gracias, pero me quedaré a vuestro lado - la voz de Ernesto sonaba firme, tan firme como solo le había escuchado hablar el día en el que dijo haber fumado su último cigarrillo, y que realmente fue su último cigarrillo.
-Ernesto, sabes que haría cualquier cosa por ti, me alegro de que sigas vivo. Pero tu obra nunca verá la luz.
-Sí, la verá, tal vez dentro de 5 minutos al ser atropellado por un autobús o tal vez dentro de 60 años cuando los achaques de la edad lo hagan inevitable, pero toda historia tiene su final, incluso la mía.

4 comentarios:

Uno, trino y plural dijo...

Grandismo relato, nose que mas decir... Solo que me ha emocionado de verdad

Anónimo dijo...

Buff
Genial historia, me ha encantado.
Sigue escribiendo, es lo mejor que he leido por aquí.

Anónimo dijo...

Yo también te animo a que sigas escribiendo.

Mocho dijo...

Joder, gracias :) en teoría nació como el final de una novela, solo me falta escribir el resto :)

Muchas gracias, realmente me alegro de que os guste.

Caosmeando

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