domingo, 21 de diciembre de 2008

Una nueva visión de la sociedad

Éste es un fragmento del prefacio al tercer ensayo de esta obra de Robert Owen

Por lo tanto, si dedicar el debido cuidado al estado de sus máquinas inanimadas
puede producir resultados tan beneficiosos, ¿qué no puede esperarse si dedican la misma atención a sus máquinas vitales que están mucho más maravillosamente construidas?
Cuando ustedes adquieran un conocimiento correcto de éstas, de sus curiosos
mecanismos, de sus poderes de autoajuste; cuando el resorte principal adecuado se
aplique a sus variados movimientos, ustedes serán conscientes de su valor real y pronto se verán inducidos a dirigir sus pensamientos con mayor frecuencia de las máquinas inanimadas a las máquinas vivas; descubrirán que estas últimas pueden prepararse y dirigirse con mayor facilidad para obtener un mayor aumento de beneficio pecuniario, a la vez que podrán conseguir de ellas una alta y substancial gratificación.
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¿Continuarán ustedes, entonces, gastando grandes sumas de dinero en conseguir el mecanismo de madera, bronce o hierro mejor diseñado, para mantenerlo en perfecto
estado, suministrarle la mejor sustancia para evitar la fricción innecesaria y evitar que caiga en un desuso prematuro?
¿Dedicarán, también, años de intensa aplicación para entender la conexión de las
diversas partes de estas máquinas sin vida, para mejorar su potencia efectiva y calcular con precisión matemática todos sus movimientos minuciosos y combinados?
Y cuando en estas transacciones estimen el tiempo por minutos, y el dinero gastado
por la posibilidad de una ganancia mayor por fracciones, ¿no podrán dedicar parte de su atención a considerar si una porción de su tiempo y su capital no podría aplicarse más ventajosamente a mejorar la maquinaria viva?
Por mi experiencia, que no puede engañarme, me aventuro a asegurarles que su
tiempo y su dinero aplicados de esta forma, si están dirigidos por un verdadero
conocimiento del tema, les rendirán no cinco, diez quince por ciento de sus capitales
invertidos sino con frecuencia cincuenta y en muchos casos el cien por cien.
He invertido mucho tiempo y capital en la mejora de la maquinaria viva; y el tiempo
y el dinero invertidos de esta manera en la fábrica de New Lanark, incluso mientras estas mejoras sólo están en parte realizadas, y sólo se han obtenido la mitad de sus efectos favorables, ya están produciendo un rendimiento mayor del cincuenta por ciento, y en poco tiempo crearán rendimientos iguales al cien por cien sobre el capital original invertido en ellas.
Ciertamente, después de experimentar los efectos favorables, debidos al cuidado a
la atención de los implementas mecánicos, para una mente reflexiva resulta fácil concluir
de inmediato que por lo menos puede obtenerse una ventaja igual con la aplicación de un
cuidado y una atención similares a los instrumentos vivos. Y cuando se percibió que el
mecanismo inanimado se mejoraba grandemente mediante una construcción sólida y
fuerte; que la esencia de la economía consistía en mantenerlo limpio y bien cuidado,
suministrándole regularmente la mejor sustancia para evitar la fricción innecesaria y con
una provisión adecuada con el objeto de mantenerlo en buen estado; resulta natural
concluir que el mecanismo vivo, más delicado y complejo se podrá igualmente mejorar preparándolo para la fuerza y la actividad; y que también resultará ser una verdadera
economía mantenerlo limpio y bien cuidado; tratándolo con consideración, que sus
movimientos mentales no han de experimentar una excesiva fricción irritante; esforzarse por todos los medios en hacerlo más perfecto; proporcionarle regularmente una cantidad
suficiente de alimentación sana y otras cosas necesarias para la vida, que el cuerpo pueda
preservarse en perfectas condiciones de trabajo y evitando así que funcione mal o que
pueda caer prematuramente en desuso.

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