La situación colonial de Puerto Rico le crea un serio problema a los Estados Unidos ante la opinión pública mundial. Todavía es menester que el poder imperial rinda informes sobre este territorio dependiente. Como medio de evitar la continuación de esta situación indeseable, el Congreso norteamericano aprueba la Ley Pública 600, que autoriza a los puertorriqueños a redactar su propia Constitución. Un nuevo término es creado para bautizar a la criatura: "Estado Libre Asociado". Así los Estados Unidos podrán presentarse ante la comunidad internacional como una potencia no colonial después de que los puertorriqueños hayan ratificado su deseo de seguir siendo colonia. Los independentistas no se llamaron a engaño. El Partido Independentista Puertorriqueño boicoteó la llamada "Convención Constituyente". Albizu Campos y los nacionalistas fueron aún más lejos. El 30 de octubre de 1950 hubo varios brotes armados en diversas partes de la isla. Y el 1º de noviembre de 1950 los nacionalistas Griselio Torresola y Óscar Collazo atacan la Casa Blair en un intento infructuoso de matar al presidente Truman. El propósito de dicha acción era dramatizar ante la opinión pública mundial la verdadera situación de Puerto Rico y todo cuanto se hacía para ocultarlo.
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Un despliegue masivo de fuerza es la respuesta del gobierno colonial. Cientos son detenidos. Los insurrectos resisten heroicamente pero son apabullados por fuerzas muy superiores. Albizu Campos es detenido y enjuiciado bajo las disposiciones de la Ley de la Mordaza. Con él irán a juicio muchos otros nacionalistas. Encontrado culpable es sentenciado nuevamente a una larga pena de prisión. Algunos de sus compañeros serán condenados a más de 400 años de presidio. En la prisión queda en manos de torturadores estadounidenses de la inteligencia militar que, con la complicidad de Muñoz, lo someten a radiaciones radiactivas que dejan seriamente mermada su salud. El gobernador Muñoz Marín le indulta respondiendo a presiones de tipo internacional y nacional. Sometido a una vigilancia constante se le apresa ya definitivamente después de que el 1º de marzo de 1954 los nacionalistas Lolita Lebrón, Irving Flores Rodríguez, Rafael Cancel Miranda y Andrés Figueroa Cordero tiroteen la cámara de representantes del Congreso de Estados Unidos. Dicho acto -hecho con el propósito de llamar la atención sobre el problema del reclutamiento de las juventudes puertorriqueñas en el ejército estadounidense- es justificado por Albizu con las siguientes palabras:
Nuestra patria ha venido sufriendo la intervención militar de Estados Unidos hace más de medio siglo. La intervención militar es la guerra en todos sus aspectos: económico, político, cultural, etc., porque las intervenciones militares se llevan a cabo con un solo fin que es destruir la nacionalidad ocupada y convertirla en colonia del imperio, explotable en todas sus formas...
Nuestra fe en el derecho nos dio una infinita paciencia para resistir los desmanes del poder ocupante norteamericano. Esa paciencia nuestra ha confundido a los dirigentes de Estados Unidos que nos catalogaron entre los pueblos pasivos de la tierra y los llevó hasta la insolencia de que, siendo víctimas de su imperio, pretenden reclutar a nuestros hijos por la fuerza para servir a sus fines imperialistas en el mundo entero...
Albizu recobrará su libertad poco antes de su muerte. Paralizado como resultado de un infarto cerebral, pasará sus últimos años encarcelado en el Hospital Presbiteriano. Había pasado más de veinticinco años de su vida en la cárcel. Al acercarse el momento de su muerte, el gobernador Muñoz Marín decreta su indulto. En casa de la abnegada Juanita Ojeda pasa los últimos días de su vida. Ante la noticia de su muerte el pueblo patriota puertorriqueño responde masivamente. Una enorme multitud asiste a su sepelio.
martes, 28 de octubre de 2008
Albizu
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