lunes, 26 de noviembre de 2007

Vivir es desear

Violas de desolación llueven en círculo sobre nuestros cuerpos delicuescentes,
cierran nuestros caminos isósceles indispensables venidos del otro lado del río.
Nuestra estancia la huida.
Cae sobre nosotros una nube de clarines de dominación,
caminamos sobre un tremedal ajeno,
Obstinados en no llegar a ninguna parte
bajo este cielo de plomo que aplasta
nuestras nucas contra el suelo.
Casi sin mover los brazos, ponemos cara de ciclamores
para burlar a los mil atabales enviados contra nuestra astenia,
como si no nos deseáramos, nosotros,
acordeones en desbandada.

1 comentarios:

Uno, trino y plural dijo...

Un ejercicio sesudo y que hace sesudear.

Gracias.

Caosmeando

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