jueves, 1 de noviembre de 2007

El arte del pueblo (2)

Allá va una nueva tanda de los cantes flamencos recogidos y anotados por Antonio Machado Álvarez "Demófilo" en 1881.

¡Ay, pobre corazón mío!
Por más golpes que le doy
Nunca se da por vencío.

Admirable soleá, con el gran hallazgo de mostrar la batalla de la persona contra su propio corazón, cuya resistencia le provoca compasión.

A mí se me da mu poco
que el pájaro en la alameda
se mude de un árbol a otro

Otra soleá que, como apunta "Demófilo" es una bellísima alegoría de la inconstancia.

También de la inconstancia, pero en este caso de la de la fortuna, habla esta soleá de cuatro versos, que probablemente hayáis escuchado:

El carro de mi fortuna
poco tiempo me duró
cuando más a gusto estaba
el eje se me quebró.

Del mismo modo que Sancho hablaba en refranes, se podría cantar en flamenco, pues, ¿quién no ha sentido en algún momento la necesidad de expresar, de echar afuera, sentimientos o sensaciones como las que expresan estas soleares?

Para terminar ahí va una soleá que a mí me parece sencillamente genial, paladeadla y disfrutadla:

Si yo no me he muerto de pena
es que no he sabido sentir
a mi corto entendimiento
le agradezco yo el vivir

3 comentarios:

Uno, trino y plural dijo...

¡Ole por las soleás!

Uno, trino y plural dijo...

Son tan naturales como una conversación, pero ya me gustaría hablar así, como si tal cosa.

Uno, trino y plural dijo...

Bellas y sencillas, perfectas para la vox populi.

Caosmeando

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