Y luego… dolor de cabeza. No gratuito. Necesario, tengo que hablar, debo hablar, me es vital hablar… o gritar, o reír o cantar. ¿Llorar? No nací con alma plañidera, nací robusto, intento ser fuerte… a veces lo consigo.
“Bla, bla, bla, bla, bla…” palabras, malditas, malditas palabras. Sucias perras me engañáis, mentirosas… vuestra fidelidad se compra, demasiado barato vendéis vuestro cuerpo y vuestros servicios. ¿O los mentirosos son ellos? ¿Los hombres? Carajo… putas dudas, novias de Satanás.
Admito estar drogado, confieso haber alterado mi percepción de la realidad… nada está tan lejos, nada tan cerca… .
2 comentarios:
Las palabras, perras negras. Cómo decir lo indecible. Cómo decir siquiera lo más común si soy incapaz de lograr que coincidan mi boca con mi pensamiento, como un estertor animal. Yo no soy yo, yo no soy tú, pintémonos la boca en el reflejo del espejo, vana alucinación de la realidad.
El eterno dilema dureza/blandura
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