jueves, 25 de octubre de 2007

Matemáticas y dignidad

Fundado como empresa no pública, el Institut des Hautes Études Scientifiques se inauguró en París en 1958. Uno de los primeros profesores del Instituto fue un joven profesor e investigador de matemáticas, muy prestigioso al haber introducido un año antes la teoría K y enunciado y demostrado el teorema de Riemann-Roch-Grothendieck: Alexander Grothendieck. Su padre había participado en la revolución bolchevique y había sido brigadista en la guerra de España. Simpatizaba con los anarquistas. Sus Elementos de Geometría Algebraica y sus Seminarios de Geometría Algebraica realizan una síntesis con la Aritmética y la Topología en torno a los conceptos de esquema y topos que supone la más vasta labor de fundamentos jamás realizada en matemáticas. Sigue los pasos de André Weil, hermano de la filósofa Simone Weil, demostrando en gran parte sus conjeturas.
El Institut des Hautes Études se convirtió, con Grothendiek, en la sede del proyecto Bourbaki.

El despacho de Grothendieck en el Instituto no tenía más adornos que un óleo que representaba a su padre pintado por un compañero suyo en uno de los campos donde estuvo internado antes de ser trasladado a Auschwitz donde murió en 1942.
En 1966, en el Congreso Internacional de Matemáticas de Moscú, al que no acude en protesta contra la URSS, recibe la medalla Fields y desentraña la genial teoría de motivos, que permanece sin demostrar en gran parte.En esos mismos años, Grothendiek impartió un breve curso de geometría algebraica abstracta en la jungla de Vietnam del Norte. Allí había sido evacuada la Universidad de Hanoi tras los bombardeos norteamericanos. Pero en 1970, a los 42 años, Grothendiek se marchó del Instituto. Había descubierto que una parte de la financiación privada del Instituto provenía de fuentes militares, del Ministerio de Defensa. Le bastó con eso. Se negaba a ser un mandarín matemático al servicio de los poderes establecidos.

En los dos años siguientes habló más de ecología y paz que de matemáticas. En 1988 rechaza el Premio Crafford, de la Real Academia Sueca de las Ciencias con estas palabras: «dado el declive en la ética científica, participar en el juego de los premios significa aprobar un espíritu que me parece insano y mi pensión es más que suficiente para atender mis necesidades materiales y las de los que de mí dependen», a pesar de la cuantiosa dotación económica del mismo y de que tanto él como su hija vivían muy modestamente. En 1990 decide desaparecer.

1 comentarios:

Uno, trino y plural dijo...

Gracias por ésta pequeña historia, cada día me aprendo cosas nuevas con vosotros.

Sobre el protagonista... un hombre de honor, sin duda.

Caosmeando

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