La de la Romántica Banda Local es sin duda una de las historias más singulares de la música popular en español. Y una de las más olvidadas; no ha ayudado que se empeñaran en buscarse un hueco en tierra de nadie –eran demasiado hippys para la emergente movida, demasiado teatrales para la pujante escena del rock urbano. Sin embargo, en las tierras más recónditas de nuestro país hay ‘nucleos de resistencia’ que siguen manteniendo vivo el recuerdo de su pequeña leyenda aunque haga más de dos décadas que dejaron la escena. En la génesis de la banda está la amistad infantil de Carlos Faraco y Fernando Luna, compañeros de colegio y barrio, en el Chamartín de los años sesenta. Ya de adolescentes Luna, que estudia en el conservatorio, y Faraco, que se queda mirando a la luna y le salen dos poemas por menos de nada, comienzan a hablar de hacer algo que tenga que ver con la música. Al principio les tira más la veta social y actúan en Colegios Mayores y Asociaciones de Vecinos e incluso van de gira por Europa actuando en hogares de emigrantes.
Cuando muere Franco se desmarcan de la canción de autor e, influidos por grupos de rock sinfónico y teatral como Jethro Tull y la Premiata Forneria Marconi comienzan a dar vueltas a la idea de crear un grupo en esa onda, con instrumentos poco convencionales y buenas dosis de ironía. Poco a poco van reclutando músicos, aunque al principio la mala suerte les acompaña; el primer violinista y contrabajista fallecen en sendos accidentes. Pero en dos años de transición interna van dando forma al grupo con la adición de un jovencísimo violinista, Quique Valiño, Jorge Mariano, un avezado guitarrista que conocen del barrio y Nano Domínguez, ex bajista de Tilburi y el que aporta mayor grado de conocimiento del medio al grupo. Luna ejerce de ideólogo, compositor principal y multiinstrumentista –flauta, clarinete, lo que se tercie- y Faraco de cantante, ocasional letrista e impagable showman escénico. El batería será un puesto itinerante que ocupará en un principio Marcos Avilés y posteriormente Celso Velasco, ex Paracelso. Junto a ellos, satélites como Ricardo Martín Rodriguez, coautor de alguna letra y responsable en cierta manera, junto a Luna, del nombre del grupo.
Poco a poco la Romántica va tomando forma y sus primeras apariciones en directo despiertan expectación, al mismo tiempo que consagran a Carlos Faraco como uno de los cantantes más imprevisibles del pop español. En escena es capaz de aparecer disfrazado de estatua de la libertad o desaparecer entre el público, de reinventarse las canciones dejando un tanto ‘in albis’ a la banda, que no sabe por donde seguirle, y sus enfrentamientos con la crítica son históricos, despertando ya desde el principio odios inquebrantables y pasiones acérrimas... El caso es que se habla mucho de ellos, y un día entra sin avisar un directivo de la CFE (Compañía Fonográfica Española) en su local de ensayo del Paseo de Extremadura del que saldrá con un contrato de grabación. Al principio, para el subsello Chapa, aunque finalmente decidirán grabar para la etiqueta madre, al no entenderse muy bien con el Mariscal Romero. En el estudio se encontrarán con José Miguel Yanes, ex Aguaviva, primero productor y luego miembro ocasional del grupo en directo, y perfecto intérprete de las ideas del grupo y su plasmación sonora.
La repercusión mediática del primer disco, “Romántica Banda Local”, editado en 1978, es más amplia de lo que hoy podemos recordar. Llegan a actuar incluso en “Fantástico”, programa de José María Íñigo de amplísima audiencia, lo que les ayuda a completar una buena agenda de grabaciones y unas ventas que acabarían rondando los 20.000 ejemplares. Sin embargo, Carlos Faraco, que comienza una nueva carrera como estrella de la radio –que le convertirían en todo un gurú hertziano con programas como “Tris Tras Tres”- se inhibe en cierta manera de la profesionalización del grupo, quizás porque sus prioridades no estaban tan decantadas como las de sus compañeros. El ‘frontman’ alterna conciertos extraordinarios con espantadas que llevan incluso a la necesidad de contratar, para algunas apariciones televisivas, a cantantes de alquiler, hábilmente camuflados y disfrazados para que los responsables del evento no se den cuenta del gato por liebre.
La Romántica Banda Local se adelantó varios años al fenómeno protagonizado por la Orquesta Mondragón y cohabitó con los más teatrales, aunque de ‘guión más cerrado’, Cucharada. Pero los parlamentos entre tema y tema de Faraco, que a veces duraban diez minutos y eran más esperados por la audiencia que las propias canciones –y a veces ayudaban a solapar los problemas técnicos del grupo, en una época en la que primaba la precariedad en los equipos-, fueron un claro antecedente de lo que en los últimos años consagró a Lichis y su Cabra Mecánica. Sin embargo, en cierta manera distanció las dos facciones de la RBL, quienes creían que el componente principal era la música y los ‘faraquianos’ que creían se debía mantener, a toda costa, el espíritu imprevisiblemente poético del grupo. Aunque eso costara el riesgo de salir corridos a gorrazos en las poblaciones menos avisadas de cómo solían ser sus ‘perfomances’...
La Romántica tiene, a finales de los setenta, una base de acólitos amplia y realmente heterogénea, que les permite compartir escenario tanto como los emergentes grupos nuevaoleros, como Mamá y Kaka de Luxe, como con jerarcas del rock urbano como Bloque y Asfalto, con notable y lógica bronca de parte del público cuando tocan su hit “No me gusta el rock”. Sin embargo, no acaban de encajar; los aficionados les toleran pero en las ondas, un locutor de la impronta de Jesús Ordovás les rebautiza como la “Romántica Caca Local”, mientras que Faraco contrataca con una formidable bronca en puro directo radiofónico con un compañero en Radio Nacional, el histórico José María Requena. En el fondo, y pese a las acusaciones de ‘ñoños’ y ‘jipis’ del sector ‘niubabe’, que diría Ramoncín, su actitud en algún momento es netamente punk.
En el 78 Faraco solicita un traslado a Canarias y Luna & Cía, viendo que se acerca la fecha de grabación del grupo, decide contar para “Membrillo” –que recibe ese título porque se ensaya en un local situado en la calle madrileña del mismo nombre- con varios cantantes, como la vieja conocida Gloria De Benito o Bernardo Soubiño. A última hora, y con el tiempo justo para incorporarse a la grabación y aprenderse las canciones regresa Faraco, que da su particular ‘savoir faire’ a temas como “Los borrachos somos gente inquebrantable”, tema casi de encargo añadido a última hora y con el que iban a concursar en un olvidado y remoto festival del que nunca más se supo. Un tema nacido casi de la casualidad y, sin embargo, uno de los favoritos posteriores para muchos seguidores de la RBL.
“Membrillo “ se graba como un doble álbum, que al margen de los temas inicialmente editados contaba con algunos instrumentales, una segunda parte de la hermosa “Julia” –dedicada a una amiga fallecida- y versiones diferentes de algunas de las canciones. Sin embargo, la CFE va perdiendo la fe en un grupo al que ve un tanto sumido en el caos –y en un disco más atemporal, extraño y sin singles tan claros como el anterior- y decide recortarlo hasta la versión finalmente conocida. De hecho, la discográfica certificaría poco más tarde, a principios de 1980, la defunción del grupo, al no tomar en consideración las maquetas del que iba a ser tercer elepé de la banda. Claro, que tampoco ayudó que cuando el de la discográfica se presentó poco antes de lo previsto a la audición se encontrara al cantante aprendiéndose las letras en los instantes previos a la grabación...
Poco a poco el desencanto va haciendo mella en el grupo. Faraco va decantándose cada vez más por ‘sus labores’, Luna considera que se ha perdido la frescura y se están repitiendo y Quique Valiño, acompañado de nuevas incorporaciones, como Manolo Rodríguez y Paco Beneyto –más recordados por su paso por Viceversa- trata de salvar una nave que se va a pique... Y no por rivalidades entre los miembros del grupo –aunque alguna hay, claro- que siguen siendo buenos amigos hoy en día, ni por falta de interés de una buena base de acólitos, sino porque la Romántica Banda Local era un grupo que no podía funcionar por inercia, y cuando la magia se acabó, se acabó.
Como pequeño testamento queda el mini compuesto por algunos temas grabados para la banda sonora de “Tu estás loco, Briones” -debut del periodista y ocasional realizador Javier Maqua- una de las piezas de coleccionista más buscadas por los seguidores del grupo y en cierta manera quintaesencia del espíritu lírico y lúdico de un grupo irrepetible.
Dejo para el final la portada, mágica portada doble, de su disco de debut, “La Romántica Banda Local”, dibujada por César Bobis, antiguo profesor y amigo de Luna y Faraco, pionero en inducirles inquietudes literarias y poéticas. La impagable ilustración muestra la esquina de la Calle de la Palma donde se encontraba “La Sastrería”, un reducto de la bohemia local que en tiempos rivalizaba con La Bobia como centro neurálgico de la progresía madrileña más canalla. El local cerraría poco después, pero justo enfrente, en una simbólica entrega del testigo, se confirmaba el Pentagrama, inmortalizado a su vez con Nacha Pop, como el santuario de la movida madrileña. La Romántica Banda Local ha vivido, acompañada de unos cuantos fieles, un destierro de dos décadas –sólo interrumpido, sorprendentemente, por Siniestro Total, que versionaron “No me gusta el rock” para “Cultura Popular”- pero en el fondo sólo había que cruzar una calle del viejo Madrid para encontrar al más sorprendente eslabón perdido de nuestro pop. Y con él, el espíritu de toda una época.
Si alguien sabe cómo poner aquí música de ellos, que la ponga.
viernes, 26 de octubre de 2007
La revolución y la felicidad
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4 comentarios:
Una joya la RBL, más que una joya, un tesoro. Merlín, La Estrella, El bus, Julia, Los borrachos, No me gusta el rock, Dos años, dos...
No conocía apenas nada de la historia de uno de los grupos más insólitos, fantásticos y (odio la palabra, pero no se me ocurre otra) entrañables del pop español. Gracias por el artículo.
En este weblog está la posibilidad de descargar el primer CD de los dos que publicó Rama Lama hace unos años.
Por la fecha parece que el autor del artículo es otro blogger. Está muy bien difundir cosas encontradas en Internet, pero sin olvidarse de acreditar a los autores.
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