El deseo de aullar se apodera de mi garganta, es irremediable, necesito estirar el cuello hacia arriba y arrojar a la noche un gutural sonido, anunciador de largas horas insomnes disfrutando de la nada.
Aquí, y ahora, soy alguien, ayer tal vez no, mañana puede que no… pero ahora Sí, sin duda, estoy aquí, me palpo, me siento, me huelo, me veo… y veo el humos que exhalo por la boca, en breves juegos de aire que suben y cargan la habitación.
¿Desesperar? Ya lo hice, nada puedo esperar… nada quiero esperar… esperar es de cobardes y débiles.
Sin razón, sin paz, sin amor, sin dolor, sin palabras... abandono todo lo dicho, nada tengo que ver con ello... mañana tal vez... quién sabe... yo desde luego no Sé y no quiero hacerlo.
miércoles, 31 de octubre de 2007
Ahora... y no luego
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4 comentarios:
¡Hay tanta necesidad de aullar...!
Estamos apañaos: entre aullidos y desesperanzas nos movemos. Pero no nos rendimos.
Ojalá supiera qué decir.
Mejor no decir nada, hay que callar como diría Wittgenstein.
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