lunes, 21 de diciembre de 2009

Qué nos hace humanos

Han pasado meses desde la última encuesta. Se nos echó encima el calor del verano, luego el frío del invierno y finalmente la nieve de la Navidad. No podía ser más típico este cambio climático. Pero claro, somos humanos y podemos despistarnos, equivocarnos, olvidarnos y recordarnos al ritmo que nos permite nuestra humanidad. Es evidente que somos humanos. Lo que no parece tan evidente es qué nos hace humanos y eso es lo que hemos querido saber con la encuesta, cuyos resultados son los siguientes:

El tema ha sido tan controvertido que ha dado unos resultados muy parejos. Fueron dos las opciones más votadas, con el 30% del porcentaje final. La primera de ellas es "La forma y posición de los pulgares de las manos", que es la que alude al hombre primate. Realmente es una opción muy posible, aunque sólo sea porque es la parte del cuerpo que más nos miramos. Podemos fijarnos en la cabeza, la cara, los pies, la barriga de nosotros mismos, y de los demás, con éstos y algunos apéndices más o menos subversivos; pero las manos podemos disponerlas ante nuestros ojos sin gran esfuerzo y las miramos constantemente por cualquier objeto que manejamos. Y en la mano el pulgar es el rey, el que creó el verbo manejar y manipular, aunque luego haya degenerado su significado, como el de muchos humanos. Pero está claro que ese miembro de unos ocho centímetros nos identifica y nos dignifica, y nos permite la experiencia de hacer autostop.

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La segunda opción que obtuvo el 30% se trata de "Los sentimientos, la capacidad de reír, llorar, emocionarnos". Sí, también es una opción muy posible, pues sabemos distinguir nuestra risa de la risa de la hiena. Hay personas que se ríen como una hiena, pero eso es otro asunto. Cuando nos reímos sabemos por qué nos reímos, en cambio la hiena parece reírse de algo que no entendemos y como no lo entendemos no se está riendo, sólo parece que se ríe, como también parece que se ríen algunas personas y tampoco lo entendemos. En fin, seamos humanos, entendámonos. Hay que aclarar que cuando hablamos de la capacidad de reír, llorar, emocionarnos estamos hablando de la capacidad de reír, llorar, emocionarnos ante lo que sólo a nosotros nos produce ese sentimiento. Un perro no se alegra o se entristece de que los protagonistas de Titanic mueran al final de la película; una mosca se alegra ante un pastel de bodas por la comida que tendrá, no porque los anfitriones celebren su unión; una paloma celebra las excelencias de Cervantes usando su estatua como cagadero y aún no se ha dado el caso de un zorro que se conmueva ante un cuadro de Picasso. En cambio los seres humanos son al menos proclives para apreciar esas expresiones propias justamente de ellos.

A muy poca distancia se quedó la opción "La imaginación", con el 23%. Sin duda, sin la imaginación no podría pensar ni media palabra de este comentario, ni tendría un teclado donde escribir, ni existiría un medio como internet donde publicar. Es otra opción muy válida. Ha habido experimentos (no me obliguéis a decir cuáles) para que monos o programas informáticos escribieran libros. Y han sido un fracaso porque, aunque hubieran aprendido el código de escritura no sabían qué escribir. Eso sólo es posible con la imaginación, que está emparentada con la idea de innovación, de no hacer siempre lo mismo. No sé si también aquí podríamos hablar de los sueños, porque no es algo consciente, pero sin duda para soñar despierto hay que tener imaginación; y cuesta imaginar a una oveja imaginando. Aunque quién sabe si las ovejas sueñan con humanos o imaginan lo que nosotros ni imaginamos.

Seguramente alguien habrá advertido que, a pesar de formar parte de ellos, no simpatizamos mucho con los humanos. De ahí que sólo haya obtenido un 15% la opción "La razón, la inteligencia". Es posible que si esta encuesta se hubiera planteado a inicios del siglo XX muchos habrían destacado nuestra inteligencia. Pero ya pasó el tiempo positivista de los avances tecnológicos y científicos. Sí, está bien, los humanos siguen progresando en medicina, cibernética, transporte, aeronáutica, etc. pero es enorme el peso del Holocausto y de los numerosos genocidios y guerras que ha habido y que sigue habiendo. Y además hoy triunfan personajillos de constatada estupidez, de tal manera que parece que cuanto más tonto eres mejor te va. No vende ser inteligente o sensato sino tener un cuerpazo, una buena billetera y menos luces que el invierno de los esquimales. No vende porque nos mueve el mercado. No queremos que algo nos sea útil sino que nos entretenga. Por eso estamos medio animalizados o hemos tomado la parte estúpida de los animales. Aunque aún conservamos suficiente razón e inteligencia como para ser conscientes de esto.

Ser conscientes de esta animalización no significa que valoremos la autoconciencia, porque precisamente ésa es la última opción, "La autoconciencia", y no ha recibido ni un solo voto. A nosotros ya no nos vale sólo ser conscientes de ser humanos, sino que necesitamos pensar, imaginar, sentir. Ya sabemos por qué tenemos nuestros pulgares tienen esa forma y esa posición. Ahora queremos darle un uso o un abuso, qué más da, pero el "pienso, luego existo" nos queda muy lejos. En el hecho de preguntarnos qué nos hace humanos ya está implícita la autoconciencia. Lo que necesitamos es saber qué nos hace humanos, ahondar en nuestra identidad, la llamemos yo, sujeto o lo que nos dé la gana. A fin de cuentas si nos equivocamos aún será mejor: errar es humano.

5 comentarios:

Uno, trino y plural dijo...

Magnífico comentario (el de la encuesta, claro, no este mío). Creo que soy una mosca.

Uno, trino y plural dijo...

El tuyo no se queda atrás. Así que una mosca. Y yo que creía que sólo podíamos transformarnos en escarabajos.

Uno, trino y plural dijo...

Sólo unos apuntillos:

-El pulgar oponible también lo tienen otros animales y ni siquiera son los más cercanos a nosotros.

-Si consideramos la inteligencia como la adaptación al medio (que es una definición muy general pero bastante consensuada), esos "estúpidos" personajes de la televisión están siendo bastante capaces de adaptarse al medio. Por tanto, no sé si sería muy adecuado tomarlos como ejemplo de estupidez sólo por que se ganen la vida de esa forma.

-Sin la autoconciencia tan desarrollada que tenemos no se entiende el pensar, sentir o imaginar humanos.

Saludos.

Uno, trino y plural dijo...

Cómo me gusta debatir sobre estos temas (aunque, ya sé, me prodigo poco).

- Es cierto, el pulgar oponible también lo tienen otros animales, pero es el uso que le damos para no sólo coger sino también para comunicarnos.

- Si partimos de la adaptación al medio, sin duda esos personajes de la televisión podrían considerarse entre los más inteligentes del planeta. No es para cuestionar cómo se ganan la vida en este sentido (el ético, el moral es otro muy distinto), sino porque no corresponden a la idea clásica de que el inteligente es el sabio, es decir el que sabe aplicar los muchos conocimientos que posee.

- Sin nuestra desarrollada autoconciencia no podríamos ni leer ni escribir todas estas palabras. Pero ya no nos basta con esto y seguimos debatiendo, porque tanto tú como yo estamos de acuerdo en lo importante que es.

Un saludo.

Uno, trino y plural dijo...

¿Y el lenguaje? ¿Cómo no era ni siquiera una de las opciones?

Caosmeando

ecoestadistica.com