jueves, 21 de mayo de 2009

Vivimos una época muy triste

La palabra "progreso" está muy devaluada y bien merecido que lo tiene. Los avances hace mucho que nos adelantaron.
Antes alguien se moría o de repente, o porque estaba malo. Ahora vivimos acojonados porque un cerdo estornuda o porque alguien se ha acabado el último Actimel.
Antes la cosa estaba achuchada o se pasaban fatiguitas. Ahora o es que el IBEX se ha desplomado, o el TAE a plazo fijo es una miseria.
Pero no solamente por esas minucias el mundo de hoy en día es triste. Ni por los maremotos, terremotos y amotos. Ni por el VIH, ni por las guerras, ni por el hambre, ni por Ramoncín, ni por Renfe… bueno, quizás Renfe sí tenga parte de culpa.
El caso es que no es por culpa de que un monstruo asole un país y reciba como castigo un babuchazo, ni porque vendan la píldora del día después en un estuche de los Picapiedra.
No.
Lo verdaderamente triste de este mundo y, más concretamente, esta época en la que existimos son las puñeteras tribus urbanas.
Sí, señora, no se eche las manos al cardado que se lo explico. Dígame qué cree que habría sido Bécquer si hubiera nacido en 1992: ¿romántico o canorro?
Yo se lo digo si quiere. Gustavo Adolfo Bécquer habría sido un puto cani. Lo más que habría escrito es "Su-Gus y Su Déborah" en el último asiento de un autobús.
El Barroco habría sido un pub y el Siglo de Oro un catálogo de compra por correo. El Romanticismo habría sido un peluche de Winny de Pooh y la Ilustración habría sido un dibujo con rotulador en una parada de autobús. El Modernismo habría sido llevar la visera para un lado y el Renacimiento habría sido a las 12 y media de la mañana.
Góngora habría sido un pijo con patillas y un (o dos, o tres) flequillo de oreja a oreja, Valle Inclán habría sido un perro-flauta alternativo haciendo malabares con un platito delante, Tolkien habría salido friki, Antonio de Nebrija habría sido un gafapasta, Nietzsche habría sido skin-head, Platón habría sido catequista, Baroja un heavy cervecero y Alfonso X habría sido El Reshulón.
Lope de Vega un famosillo concienciado, Pardo Bazán una famosilla con silicona, Quevedo un yonki, Mozart un DJ, Picasso un graffitero, Cervantes un rapero y Larra un emo.
Vivimos una época muy triste, pero al menos nos reímos.

Besines

2 comentarios:

Sykler dijo...

Lo de Larra = emo es una comparación bastante extendida.

De todas formas, lo de las tribus urbanas es cierto, es bastante triste. Aunque han existido de siempre. Solo que hace muchos años en vez de ir con el flequillo hacia abajo y con oros, usaban otro tipo de complementos.

YO MISMO2 dijo...

Di que sí, que en realidad Dalí era un gafapasta al que le rieron las gracias.

Caosmeando

ecoestadistica.com