Un mito cosmogónico maya, inscrito en el año 690 d.C., en los templos del llamado Conjunto de la Cruz de Palenque, cuenta que el cosmos fue creado en el lejano año de 3114 a.C. En esa fecha, que registra la terminación de un período de 13 ciclos o baktunes, se dice que nació el Primer Padre, quien es llamado Hun Nal Ye, Uno Semillla de Maíz. Según esta cosmogonía, Hun Nal Ye creó una casa en un lugar llamado Cielo Levantado y la dividió en ocho partes, siguiendo las cuatro direcciones cardinales y los cuatro rumbos intercardinales.
En el mismo lugar ubicó las tres piedras que señalaban el centro del cosmos y levantó el árbol cósmico llamado Wakah Chan, nombre que tiene el árbol que se ve en el centro del tablero del Templo de la Cruz en Palenque.
Luego, Hun Nal Ye protagoniza el acto central de la cosmogonía: su resurrección del inframundo en la forma de un joven de belleza extraordinaria que lleva consigo las semillas preciosas del maíz, rescatadas de Xibalbá, el inframundo. La historia de la resurrección del dios del maíz la conocemos no por el desciframiento de los glifos mayas, sino gracias a una serie de escenas pintadas en los vasos funerarios de la época Clásica. Las imágenes de los vasos incluyen episodios del viaje de Hun Nal Ye que, casi un milenio más tarde, no relataría el Popol Vuh
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Aun cuando esas imágenes corren dispersas, un posible ordenamiento de ellas sería el siguiente. Las primeras describen la caída de Hun Nal Ye en el medio acuoso y oscuro de Xibalbá. Al penetrar en esta región enfrenta unos personajes que lo amenazan con hachas y otros instrumentos de decapitación. Sigue luego su encuentro, probablemente sexual, con unas mujeres jóvenes y desnudas, y un episodio donde se ve al dios del maíz viajar en canoa por las aguas frías del inframundo. Como sabemos por la lectura del Popol Vuh, el libro sagrado de los quichés de Guatemala, Hun Nal Ye baja al inframundo en busca de la montaña escondida de los mantenimientos, el lugar donde se guardaban las mazorcas amarillas y blancas del maíz.
En otro vaso se describen tres episodios del viaje de Hun Nal Ye por el inframundo. En la parte inferior el dios aparece en la posición de los recién nacidos, como si acabara de nacer de las fauces de una serpiente. En la parte superior, donde se le representa con apariencia juvenil, los dioses remeros lo conducen en la canoa y lleva abrazada sobre el pecho una bolsa con granos de maíz. Es decir, en estas imágenes Hun Nal Ye regresa del lugar donde estaban escondidos los mantenimientos, y por eso lleva las preciosas mazorcas del maíz. En la escena final de la izquierda, dos mujeres le ayudan a ponerse su vestido de cilindros y esferas de jade.
Finalmente están las escenas que describen el clímax de esa sucesión de acontecimientos dramáticos: el brote del dios del maíz de las profundidades de la tierra. Una vasija muestra a los dioses remeros acompañando a Hun Nal Ye a su renacimiento glorioso. El dios del maíz brota de un caparazón de tortuga, y lleva una bolsa que contiene en su interior las preciosas semillas del maíz. En otro plato de dibujo muy fino, Hun Nal Ye sale de una hendidura en el carapacho de una tortuga (símbolo de la tierra entre los mayas), y es recibido por Xbalanqué y Hunahpú, los famosos Gemelos Divinos del Popol Vuh. Muchos vasos y platos de la época Clásica representan la misma escena jubilosa, con los Gemelos Divinos a uno y otro lado, ayudando al Primer Padre a salir del inframundo.
viernes, 21 de noviembre de 2008
Hun Nal Ye nos trajo el maíz
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