Victor Lustig fue un personaje muy particular ya que, merecidamente, pasó a la historia como el mayor embaucador de todos los tiempos.
Ya poseedor de un profundo historial de estafas, como el haber vendido máquinas que imprimían dinero en su juventud, Lustig se lanza a realizar uno de los mayores engaños de la historia cuando en 1925, al leer en un periódico sobre los problemas que tenía la ciudad a causa de los gastos de mantenimiento del emblemático monumento parisino, adopta el falso personaje de un oficial del gobierno y le envía una invitación de negocios a seis comerciantes de la industria metalúrgica. Armando una reunión en la misma torre, donde ofrece a los posibles compradores transporte en lujosas limusinas y elaborados discursos sobre los beneficios de comprar el monumento, Lustig se las arregla para hacerlos entrar en una subasta y , ya con un maletín repleto de billetes, Victor toma un tren hacia Viena donde viviría como un duque varios años.
Sin embargo, las aventuras de Lustig no terminarían con esto. Un tiempo después de su particular venta de la torre convencería al mítico Al Capone de realizar un negocio, inexistente, por 40 mil dólares. Tras mantener durante dos meses el dinero en una caja de seguridad Victor se lo devuelve a Capone con una nota de disculpas y el comentario de que el negocio había fallado. Capone, sorprendido por su “integridad”, le envía 5000 dólares en señal de agradecimiento por no haber escapado con el dinero. De esta manera Lustig se queda no solo con una considerable cantidad de dinero sino que, además, gana el favor y la amistad de uno de los mayores jefes de la mafia, sólo por haberlo estafado.
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Abusando de su suerte, varios años después, sería atrapado en uno de sus negocios y enviado a la prisión de Alcatraz. De todas maneras se las arreglaría para vivir como un Rey dentro de la misma.
Victor Lustig nació en 1890 en Checoslovaquia. Cuando tenía 19 años, un hombre enojado porque Victor parecía estar cortejando a su novia, le cortó la cara de un navajazo. Esta cicatriz le recorría la cara desde la base del ojo izquierdo hasta el lóbulo de la oreja.
Desde muy joven, Victor demostró gran talento para el póker, el billar y el bridge. A esto se dedicó un tiempo, timando a sus conocidos de vez en cuando. Pero como jugador, Lustig decidió que para robar dinero, lo mejor era robarle a los que tenian en abundancia y decidió hacer su presencia frecuente en los cruceros que paseaban a los miembros de la Europa bonita por el Atlántico.
Pero la primera guerra mundial hizo que los viajes transatlánticos tuviesen que ser suspendidos, especialmente luego del incidente del Lusitania, barco que fue hundido por torpedos de un submarino alemán.
De modo que decidió ir a probar suerte a los Estados Unidos justo cuando los llamados "años locos" se iniciaban.
Durante los años de la Ley Seca, la venta y el consumo de bebidas alcohólicas estaban prohibidos en los Estados Unidos, y el Mercado de Valores no paraba de crecer. Todo el mundo se estaba enriqueciendo y todo el mundo se emborrachaba con gran felicidad. Para Lustig, tenía que haber una manera de participar en tanto jolgorio. Con ese proyecto en mente Victor Lustig llega a Los Estados Unidos
Estafa numero uno: La triste historia del "conde" venido a menos.
En 1922 Lustig llegó a Missouri anunciando que tenía interés en comprar una granja que el banco había reposeído por falta de pago. Nadie quería esta propiedad, y el banco no sabía qué hacer para sacársela de encima. Así llega el "Conde Victor Lustig" un día, y relata a los banqueros una triste historia de cómo su familia en Austria habia perdido todas sus posesiones durante la guerra, destruyendo así su apacible vida de noble de sangre azul, y por esa razón se había visto obligado a emigrar a América con la intención de comenzar de nuevo.
Así las cosas, Victor les ofrece acciones Liberty por valor de 22000 dólares, y los banqueros las aceptan puesto que las acciones eran legítimas. Luego, Victor les solicitó que le adelantasen $10,000 para poder tener algún capital con el cual comenzar a trabajar la granja. Se estableció el interés de pago y los banqueros le prestaron ese dinero. Los banqueros estaban tan contentos con la posibilidad de sacarse de encima la granja, que no se dieron cuenta de que en la transacción Lustig les cambió los sobres con los documentos, y de esa manera se llevó las acciones y el efectivo.
Los banqueros, enojadísimos, contrataron un detective privado para rastrearlo.Pero Lustig, extrañamente, no hizo ningun esfuerzo por escapar. Es más, el detective lo encontró esperándolo con toda tranquilidad en un hotel de la ciudad de Nueva York.
Lustig de alguna manera se las ingenió para convencer a los banqueros de que si presentaban cargos en su contra, ellos perderían más que él, puesto que al descubrirse la estafa, muchos inversores comenzarian a desconfiar de la solidez administrativa de la institución en donde habían depositado sus ahorros, retirarían los fondos apresuradamente, causando pánico, y el banco terminaría por arruinarse. De modo que mejor lo dejaban ir en ese mismo instante, y si no era mucha molestia, sería ideal que lo compensaran con mil dólares a causa de los inconvenientes que el arresto le había producido en su vida personal. Lustig no solo convence a los banqueros de que lo dejen ir, sino también de que lo compensen.
Estafa número dos: rumbo al Canada. Un "héroe" modesto y noble.
Mientras estaba en Montreal el "conde" decide centrar su atencion en un tal Linus Merton, banquero de Vermont. Por medio de una treta tan gastada como ingeniosa, Lustig se gana la amistad de Mister Merton: Lustig le paga a un carterista para que le robe la billetera al banquero, y a los pocos días se presenta en su casa con el contenido intacto de la billetera y con la intención de devolvérsela a su dueño.
Luego de un tiempo, el "conde" comparte con el banquero un secreto cuyo valor es inimaginable. Primero, le habla de su apacible vida de noble europeo en Viena, la guerra, etc. Luego, le confiesa que su primo Emil trabajaba en un lugar en donde se transmitían los nombres de los caballos que ganaban en las carreras en otros estados. Esta información era valiosísima, puesto que su primo sabía con antelación qué caballos habían ganado y cuáles habían perdido. Sabiendo esto de antemano, no había manera posible de apostar equivocadamente. Todo era cuestión de apostar unos minutos antes de que la ventanilla cerrara, y por supuesto, por una módica suma, el primo Emil les daría esta informacion a ellos antes de dársela a la ventanilla.
Merton ganó una serie de apuestas un par de veces, y cuando más ganaba, más apostaba. Hasta que un buen día el "primo" Emil sale con la historia de que iba a renunciar a su trabajo porque él y su mujer tenían que mudarse de inmediato. Apresuradamente, Merton decide apostar en grande antes de que otra persona tomase el lugar de Emil, y, por supuesto, pierde la apuesta. Victor Ludig se marcha con $30,000 del banquero, y a Lustig y a su "primo" la atónita victima nunca más los volvió a ver. Estafa numero tres: Se vende torre Eifflel. Como nueva. Un solo dueño.
En mayo de 1925 Lustig viaja a París con un secuaz llamado Dapper Dan Collins. Mientras se encontraba leyendo el periodico una apacible tarde, Lustig alcanzó a notar un pequeno reporte en el cual se decia que la torre Eiffel necesitaba reparaciones muy extensas. En efecto, el costo de las reparaciones era tan prohibitivo, que se especulaba que el gobierno ya estaba pensando si no sería mas conveniente el desmantelarla antes que el gastar dinero en repararla. Total, para que servia esa torre, de cualquier manera?
"Idea!"dijo don Victor.
Aqui habia que tomar cartas en este asunto, y Victor Lustig decidio que el era el hombre adecuado para ello. Primero, falsificó papeles que lo identificaban como Director General del Ministere De Postes et Telegraphes del gobierno francés. Despues envio sendas misivas de apariencia oficial a los dueños de industrias metalurgicas mas importantes de Francia citándolos a una conferencia privada en la suite de un hotel distinguido en Paris.
Las misivas estaban compuestas de una manera deliberadamente vagas
para picar la curiosidad de las potenciales victimas y solo se mencionaba
que el proposito de la reunion era para discutir la probabilidad de un contrato con el gobierno.
Asi llega el dia en que los pomposos industriales, muy intrigados en enterarse respecto del misterioso asunto, se reunen con nuestro pillo de turno. Luego de entretenerlos un poco y hacer un perfil mental de la vulnerabilidad psicológica de cada uno, Ludig les anuncia la verdadera naturaleza de la pequeña conferencia. El gobierno estaba planeando el desmantelar la torre Eiffel y los materiales serian vendidos al mejor postor.
Si, por cuanto la torre, erigida en 1889 nunca habia sido construida con la intencion de ser permanente, el gobierno habia decidido que era necesario sacarla de alli porque solamente estaba ocupando lugar sin comerla ni beberla. Por supuesto, Ludig apuntó que esta decision era muy controversial, puesto que por alguna razon inexplicable, habia todavia muchos ciudadanos franceses que se encontraban encariñados con ella, y si supiesen del plan de desmantelamiento, podrian producirle problemas al gobierno. Era necesario pues, guardar la mas estricta confidencialidad.
Cuatro dias despues, los industriales sometieron su oferta para comprar la torre. Pero a Lustig no le importaba cuál oferta era la mas grande. A él lo que le importaba era cual de los industriales era el mas "estafable." La afortunada victima fue un señor llamado Andre Poisson. Lustig llama a Poisson y le anuncia la feliz noticia: su empresa habia ganado la licitación. Pero habia un pequeno inconveniente, sin embargo. El "conde" le pasa a relatar a Poisson de las enormes privaciones que un servidor del gobierno frances sufre a causa de las limitaciones en su pauperrimo salario, y a pesar del salario bajo, el gobierno frances exige a sus trabajadores el vestirse de manera que refleje mas de lo que son, etc. Poisson se dio cuenta de que Lustig estaba a la busqueda de una coima puesto que de lo contrario la licitacion se le iba a ir de las manos. Inmediatamente busca en su bolsillo y le ofrece un fajo de dinero, el cual Lustig acepta compungidamente.
Y luego le acepta la oferta de la compra de la torre.
Despues de este glorioso hecho, Dapper y Ludig salen corriendo hacia Viena con la recompensa de sus esfuerzos. Alli se la pasan viviendo la vida de mujeres, juergas, y champagne a costa del dinero de Poisson. Ni siquiera intentan esconderse, pero todos los dias Lustig revisa los periodicos para ver si Poisson ha ido a la policia con el cuento de la estafa. Pero tal como Lustig lo habia calculado, Poisson nunca lo denuncia puesto que estaba demasiado avergonzado de haber caido en una trampa tan burda. Habiendo concluido que el crimen quedaría impune, Lustig decide ir a Paris de nuevo, cita a cinco industriales diferentes... y vende la torre Eiffel otra vez!!! Pero esta vez la suerte no lo acompañó, puesto que aunque alcanzó a concretar el negocio, su victima fue a la policia y el hecho alcanzo proporciones épicas en la prensa francesa de esos días. Lustig huye a los Estados Unidos.
Estafas número cuatro y cinco: la maquinita de hacer dinero.
Aunque Lustig no es el originador de esta idea, fue uno de los que la perfeccionó. Esta es la llamada" estafa de la caja rumana." Lustig se agencio una caja de apariencia impresionante que poseia una ranura en cada extremo y botones varios y brillantes por sobre su superficie.
En 1926 Lustig se fijó en un industrialista llamado Herman Loller. Loller había hecho una fortuna con sus transmisiones para automóviles, pero por entonces sus negocios no andaban bien y estaba buscando una manera de revitalizar su industria nuevamente. Asi fue como Loller inocentemente cae en la trampa que Ludig le prepara.
El "conde" se agencia su amistad contandole de su pasado noble en Bohemia, su apacible vida de caballero de sangre azul, la guerra, su familia, sus posesiones en Europa que ya no poseia, etc. Luego pasa a informarle que él, habiendo pasado por urgencias economicas similares, habia encontrado una manera infalible de ganar dinero sin arriesgar nada. Se trataba de una maquina de duplicar dinero. Perfectamente legal, tambien, y consecuentemente todos los bancos la aceptaban sin problema alguno.
Para demostrarlo Ludig inserto un billete de cien dolares en una de las ranuras, y luego le informo a su victima que para que el nuevo billete se formara, debia esperar seis horas en el cual el billete se impaparia con quimicos especiales que harian la reproduccion posible. Y asi fue que, seis horas despues, los dos retornan a la maquina, Lustig manipula una manija, aprieta varios botones, y..... voila! Por el otro lado de la caja se asoma otro billete de cien dolares, calentito y mas nuevo que el que Ludig habia puesto. Los dos salen corriendo hacia el banco, en el cual el cajero determina que, en efecto, el billete es perfectamente legítimo.
Loller le paga a Ludig $25,000 puesto que en todo el mundo no habia ninguna maquina como esa. Despues Ludig desaparece de la ciudad con el botín, sabiendo que tenia seis horas de ventaja a su favor. Sin embargo, Ludig tuvo mucho mas tiempo que ese, puesto que cuando Loller no pudo imprimir ningun billete la primera vez que lo intento, supuso que la razon era que lo estaba haciendo mal, de modo que durante semanas enteras lo siguio intentando hasta que se dio cuenta de que la maquinita rumana no era mas que una estafa.
En Oklahoma Ludig fue arrestado por fraude, aunque este caso no tenia nada que ver con lo de la caja rumana. Mientras estaba preso, se las ingenio para convencer al Sheriff del condado de que probara su maquinita mágica. Ludig se la ofrecia por la modica suma de $10,000, y la condición de que lo dejara libre. El sheriff simplemente inventaria una historia y diria que Ludig se habia escapado. Y como el sheriff tambien poseia el cargo de tesorero del condado, recabar $10,000 para pagar la maquina no seria dificil.
Ocho meses despues, el sheriff, habiéndolo rastreado por todos los Estados Unidos, agarra a Lustig en Chicago y le pone el cañón de su revólver en la boca. Lustig, con mucha sangre fría, le explica que la caja funcionaba perfectamente bien, pero que el sheriff no la habia estado usando apropiadamente. Lustig le devuelve los 10000 dólares al sheriff, el cual posteriormente es arrestado por falsificacion de billetes y sentenciado a una prision federal.Todo tiene un fin.
En 1934 el Servicio Secreto de los Estados Unidos creó un escuadrón especializado en capturar a quienquiera que fuese que estuviera inundando al país con billetes falsos.
Las primeras sospechas recayeron en un señor llamado William Watts. Pero el gobierno americano, habiendo identificado a Watts como el sospechoso mayor, no tenía ni idea de dónde localizarlo. Sabían, sin embargo, que este caballero poseía un contacto seguro: el "conde" Victor Lustig.
Luego de mucho buscar, Lustig fue arrestado y se confirmó que Watts, en efecto, era responsable de los moldes metálicos para falsificar dinero. A pesar de ello, Lustig negaba que tuviese que ver en el asunto. Sin embargo, Lustig tenía consigo una llave que abría una caja de depósito en Times Square. En esa caja, los agentes encontraron un conjunto de placas y 51000 dólares en billetes falsos. Con esta evidencia Lustig fue inmediatamente puesto a disposición del juez y alojado en la Federal House od Detention Center en la ciudad de Nueva York.
Casi inmediatamente, el aluvión de billetes falsos que había asolado a la nación previamente, comenzó a atenuarse hasta desaparecer casi por completo. La policía había por fin atrapado al "conde..." Pero ni esto duró mucho: Lustig logró escapar de sus captores antes del dia de su juicio, lo cual es bastante extraordinario ya que el lugar en donde estaba preso era considerado "a prueba de fugas."
Lustig, con calculada frialdad, les demostró cuán equivocados estaban.
En su primer día en la prisión, Lustig se dio cuenta de que cuando les traían las sábanas a los prisioneros, los guardias simplemente preguntaban cuántas camas estaban ocupadas y en base a eso decidían cuántas sábanas dejar. Pero cuando venían a recoger las sábanas sucias, no se preocupaban por contar cuantas sábanas los prisioneros devolvían. Lustig simplemente agregó una cama extra a las ya ocupadas y de este modo acumuló nueve sábanas que bien le servirían para su propósito. Durante la noche, cuando otros prisioneros escuchaban la radio, Lustig arrancaba pedazos de sábanas, y creaba una cuerda rudimentaria.
Fue recapturado veintisiete días mas tarde en la ciudad de Pittsburgh, Pennsylvania. El 5 de diciembre de 1935 fue enjuiciado por sus crímenes. El testigo principal en el juicio fue William Watts, el cual confesó cada detalle de su negocio de falsificación de billetes. Lustig simplemente se confesó culpable y fue sentenciado a veinte años de prisión con cinco más adicionales a causa de su fuga. Victor Lustig cumpliría su sentencia en Alcatraz.
El nueve de marzo de 1947, Victor Ludig, el "conde," contrae neumonía y muere treinta y seis horas más tarde a los cincuenta y siete años de edad. En su certificado de defunción, en la casilla donde se requiere determinar cuál había sido la profesión del individuo, se lee: "vendedor"
martes, 21 de octubre de 2008
Quien roba a un ladrón...
Publicado por Uno, trino y plural a las 22:52
Etiquetas: anécdotas con ingenio, arte, Aviso a navegantes y naúfragos, Relatos
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