jueves, 11 de septiembre de 2008

Acadio, Hammurabi



Eso era el prólogo del código de Hammurabi, después tenemos un silabario del acadio, para saber cómo se leería y ahora ya, una traducción.
Cuando el divino Anu,

rey de Anunnaki

y Enlil,

señor de cielo

y tierra,

repartieron

a Marduk,

primogénito de Ea,

el dominio divino

sobre la

totalidad

de la humanidad,

le magnificaron

entre Igigi,

llamada

Babilonia

por su nombre exaltado,

le hicieron supremo

en el mundo

y por lo tanto

le establecieron

como un reinado

eterno

cuyos fundamentos

están tan sólidamente arraigados

como cielo

y tierra.

En ese tiempo

Anu y Enlil

me llamaron

Hammurabi,

el augusto príncipe,

temeroso de los dioses,

para hacer que la justicia

prevalezca en la tierra,

para destruir al malo y al

perverso y que el fuerte

no pueda oprimir al débil.

Para levantarse como

Shamash sobre la

humanidad y dar luz a la

tierra, para promover el

bienestar del pueblo.

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