Hizo Antonio Maltiempo una pausa, bebe un traguito de vino, para hablar mejor, se limpia la boca con el dorso de la mano, no hay servilleta más natural, y sigue diciendo, Creen que si pasamos hambre en nuestras tierras tendríamos que aguantarlo todo, pero ahí se equivocan, porque nuestra hambre es un hambre limpia, y los cardos que tenemos que arrancar los arrancan muestras manos, que incluso estando sucias limpias son, no hay manos más limpias que las nuestras, es lo primero que aprendemos cuando entramos en el cuartel, no forma parte de la instrucción de armas, pero se adivina, y un hombre puede elegir entre el hambre entera y la vergüenza de comer lo que nos dan, cuando también es cierto que a mí vinieron a buscarme a Monte Lavre para servir a la patria, dicen ellos, pero yo no sé qué es eso de servir a la patria, si la patria es mi madre y mi padre, como dicen también, de mis verdaderos padres sé yo, y cada uno sabe de los suyos, que se sacaban el pan de la boca para que no faltara en la nuestra, así que la patria se debe sacar el pan de su propia boca para que no le falte a la mía, y si yo tengo que comer cardos, que los coma la patria conmigo, a no ser que haya unos que son hijos de la patria y otros que son hijos de puta.
lunes, 7 de abril de 2008
Patria
José Saramago - Levantado del suelo
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1 comentarios:
Alzado del suelo o Levantado del suelo es una de esas novelas que me tocan y me gustan especialmente. Muy atinado lo que dice Antonio Maltiempo de la patria. Ya está bien de cuentos. Y ése es de los más viejos.
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