miércoles, 23 de enero de 2008

Cuando el deseo quema la razón

A veces no es fácil decir las cosas, ni tampoco escucharlas,
porque si no hallamos una zona neutral, podemos llegar a un estado en el cual
el fin de tu inocencia será el comienzo de la mía,
y el deseo de uno será frustración en el otro,
tal como los sueños que tenemos, pueden convertirse en las pesadillas de otros.
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Bajo este cielo que a todos nos ampara,
nada es verdad y nada es mentira,
porque todo depende de lo que los demás representen para nosotros y nosotros para ellos,
sin sentirnos dispersos como una tormenta tropical ni gélidos como el frío antes de una nevada.

Todo se reduce a un antes, el entonces y el después, pero la verdadera dificultad está en el núcleo
principal, donde todo se basa en querer entender y deseando ser entendidos.

Existe la locura y sólo hay que querer vivirla, y también existe la cordura, ¿pero quien está cuerdo?.....

Deseos, barreras, inconvenientes, locuras, impedimentos, realidades, todo y nada, mucho y poco,
pero no podemos escapar, porque al final del todo nos topamos con lo inevitable,
con aquello que habita como un virus en algún lugar perdido de nuestra alma,nuestra mente o nuestro corazón, y que nos quema e inquieta con gran virulencia,
mientras como locos buscamos un antídoto o una medicina que nos pueda curar de ello.

Todo deseo nace de un deseo anterior.
La cadena del deseo jamás termina,porque es la vida misma.
No se debe considerar inútil o equivocado ninguno de los deseos, porque son como semillas a la espera de la estación para germinar,
ya que de una sola semilla de deseo nacen bosques completos de voluntades,actos, esperanzas e inquietudes.

Y realmente, el aspecto malo del deseo no está en el deseo mismo, sino en la lucha de los seres humanos por hacerlo realidad y la forma de conseguirlo sin que nos llegue a hacer daño o nosotros mismos,
con nuestros actos o decisiones, inevitablemente lo provoquemos. Esta entrada es de la misma época que de la anterior que expuse... Pichele

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Caosmeando

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