jueves, 3 de enero de 2008

Air Madrid, un año después (IV)

A mediados de enero de 2006 el ministerio de Fomento especuló con la compañía a la que otorgaría la licencia de las rutas de Air Madrid. En un principio se habló del interés de la alemana LTU pero al final quien obtuvo la licencia de vuelo fue Air Comet, una de las líneas del Grupo Marsans, que también engloba Aerolíneas Argentinas. Es, digamos, curioso que Fomento retirara la licencia de vuelo a Air Madrid por problemas de seguridad y que en cambio se la diese sin ningún reparo a Air Comet cuando Air Madrid estaba considerada la segunda peor compañía del año en servicios y seguridad, y Air Comet la última, la peor. Claro que se iban a tomar las medidas necesarias para no correr ningún riesgo, pero no se entiende por qué no se pudo hacer lo mismo con Air Madrid cuando Fomento tenía informes desde hacía años y tuvo que esperar a la crisis. En fin, mejor reflexione poco en este asunto irracional y me limite a describir.
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Para crisis de crisis, la que sufrió el grupo en el que estaba. El número de miembros había ido aumentando hasta cerca de mil y, por tanto, también aumentaba el número de mensajes que recibíamos, por mucho que pidiéramos que sólo se mandara a todos la información y que las consultas fueran dirigidas a los coordinadores. Muchos pidieron la baja de la suscripción porque en lugar de informarse se les estaba saturando el correo sin poder evitarlo y los mensajes parecían repetirse sin que nadie los leyese. Por eso los coordinadores decidimos crear un filtro que dejara pasar sólo los mensajes que interesaran a todos y los demás se quedaran sólo para los coordinadores, con su respectiva respuesta y justificación, si era necesaria. Pero todo filtro es una censura y por mucho que quisiéramos evitarlo seguiría siendo una censura porque ya de por sí la palabra filtro contiene el sentido de censura, y por muchas explicaciones que quisiéramos dar eso no iba a cambiar. Uno de los coordinadores renunció porque no estaba de acuerdo con el filtro y como estaba delicado de salud no quiso tener más tensiones. Los demás intentamos darle una utilidad a ese filtro y contestábamos a todos los mensajes retenidos, pero no estábamos todo el día conectados, a veces un mensaje podía tardar en publicarse y además el servidor del grupo empezó a funcionar mal, seguramente saturado. Las quejas aumentaron, hubo algunos que se pusieron manifiestamente en nuestra contra, entre ellos el publicista en cuya oficina hicimos la primera reunión. La tensión, que nunca había desaparecido, se acrecentó aún más y hasta hubo un grave cruce de declaraciones cuando un miembro del grupo insultó a otro con expresiones antisemitas (aquí hay que recordar que en Argentina hay muchos judíos y que cualquier ataque físico o verbal que se les dirija se puede denunciar a la AMIA porque está penado jurídicamente). Tanta tensión provocó nuevas renuncias y así se fueron P., el que dirigía el grupo de Córdoba, y L., uno de los informáticos.
Quedábamos tres: D. (el otro informático), N. y yo y estaba claro que era necesaria otra reunión. Aún había mucho que hacer: Air Comet iba a hacerse cargo de los damnificados con un recargo de 200 euros con el único destino de Madrid y sólo para los españoles que debían regresar. Las condiciones no eran muy distintas a las de diciembre. Incluso eran peores.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto es una uténtico lujazo: información de primera mano, contado con un protagonista y con alta calidad literaria

Uno, trino y plural dijo...

Impresionante... y aún me queda por leer... qué fuerte todo esto

Caosmeando

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