Hay un tipo de música que se viene haciendo desde antes de que yo tuviera oídos, con unas melodías tan dispares como los nombres que se les han atribuido: música experimental, ambiental, minimalista, nuevas músicas, música clásica contemporánea, new age, tradicional, electrónica, celta... qué sé yo.
En algunos casos sí parece caerles bien una etiqueta, pero en otros no se sabe ni a qué nos referimos. Así que, como no soy muy amigo de los géneros, prefiero llamarles sencillamente músicos instrumentales actuales (que me gusta por la rima) a unos compositores que son más o menos conocidos y que se caracterizan porque sus temas casi siempre son instrumentales.
La denominación es neutra pero errónea porque si digo "casi siempre" es que a veces no lo son, claro; del mismo modo que si dijera que estos músicos suelen usar instrumentos orquestales tendría que añadir que también pueden usar una guitarra eléctrica o un sintetizador, por ejemplo. Pero está bien contradecirme a mí mismo porque en el fondo aquí lo que importa no son las palabras sino las músicas. Las definiciones sobran, las músicas se atraerán entre sí por pura afinidad electiva. Por eso, en lugar de soltar la perorata de que algunos de estos músicos han encontrado la manera de darse a conocer en las bandas sonoras de películas (o de videojuegos) o que alguien verá aquí un eco de programas como Radio Syntorama o Diálogos 3 voy a compartir con vosotros algunas de las músicas que más me han con-movido. Y si el tema es minoritario, estas músicas también, así que tampoco hay problema en esto.
Sólo añado una cosa más a esta presentación: a diferencia de otros temas musicales como éste, yo no puedo ser más que subjetivo. Me convendría más hablar del músico y de sus discos para que me entendierais mejor, pero yo no puedo explicarlo más que desde mi propia experiencia. Y ahora sí, paso al primer músico, que no podría ser otro que el de mi avatar en el foro:
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Rodrigo Leão
Página oficial
Biografía
Discografía
• Ave Mundi Luminar (1993)
• Mysterium (1995)
• Theatrum (1996)
• Alma Mater (2000)
• Cinema (2004)
• Portugal, Um retrato social (2007)
• A mãe (2009)
Cuando empezó a interesarme este tipo de música apenas conocía de manera deshilachada alguna que otra pieza. La radio, las películas, mis hermanos me daban pistas pero yo no entendía nada (ahora tampoco, pero es posible dividir la nada: la nada entre la nada da... la nada. Nada nuevo. Sigamos). Por eso me traía de la fonoteca cualquier disco que se me pasara por delante. Uno de ellos fue un recopilatorio que debió de ser un éxito porque tuvo muchas partes. Su título prepotente era Música sin fronteras. Me tragué uno tras otro los cinco o seis volúmenes que escuché, pero apenas me grabé alguna canción. Una de ellas era Carpe diem.
Me llamó la atención que la letra estuviera ¡en latín! ¿Quién canta hoy en latín? ¡Si no lo habla nadie, ni los profesores de latín! Pero ahí estaba esa canción lúgubre y apocalíptica recordándome que qué hacía yo ahí perdiendo el tiempo, infeliz que te has perdido. Me la grabé no por la letra sino porque esa melodía tenía algo que me empujaba a ella, a perderme en ella, a perder mi tiempo en ella.
Perdido el rastro, seis, siete, ocho años después lo reencontré en Alma mater.
Quise poner el disco de fondo, pero es imposible: esta música no está para escucharla, sino que es para escucharla. No sé cómo, sentí que aquélla era la música más pura que había llegado hasta mí, como un vidrio destilado. Aún hoy, nueve años después de la primera vez, me sigue cortando la respiración desde la primera nota del tema que da título al disco. Y si una vez me sentí perdido allí me había encontrado, incluso en la letra misma, pues en A Casa
Adriana Calcanhotto canta:
Encontrar
Poder encontrar
Todas as coisas que eu não soube dar
Saber amar
Los artistas, los buenos artistas, tienen la virtud de cambiar tu identidad. Eso es lo que, de manera prosaica, ha sido llamado ser poeta. Cuando lees un libro y lo disfrutas hasta sentirlo como propio o te familiarizas tanto con los personajes y los escenarios de una película que los reconoces como tus verdaderos vecinos, entonces es como te comprendes mejor a ti mismo y percibes la sensibilidad de la mera existencia. Por desgracia me perderé muchas maravillas. Hay una música que nunca escucharé, un cuadro que siempre estará velado para mí, como si estuviera tapado con una tela, un libro escondido en un anaquel polvoriento sin rescate ni recompensa. Y, en cambio, volveré a ver en la tele a los Backstreet Boys, cuando revise mi correo la página me chusmeará el lugar que visitó Madonna y si subo al autobús en la radio del conductor sonará la voz de una indescifrable cara bonita.
El mundo está lleno de necios y yo soy soy uno de los mayores porque aún no me doy cuenta de cómo es. Del único concierto al que he asistido de Rodrigo Leão, un periodista escribió en su crónica que "no supo llegar al público", cuando, al terminar el concierto, estuve sentado un tiempo infinito porque era incapaz de ponerme de pie. Ese músico me acababa de entregar su aliento y el periodista me negaba la vida.
Es posible que algunos penséis que exagero. Lo admitiría si no fuera porque en ese mismo disco hay un tango titulado Pasión,
y si por el del título del disco era portugués por este tema soy argentino, ya que es por ese tango que mi novia es mi novia; y ahí sí que me va la vida.
El descubrimiento de Alma mater me llevó a los discos anteriores (en parte por los propios discos, en parte por un recopilatorio en directo titulado Pasión) y así de nuevo me encontré con Carpe diem en Ave Mundi Luminar y también con Ave Mundi
http://www.youtube.com/v/rOEpOKIjgwY&hl=es&fs=1&
(el que da título al album), con el suspiro contenido de Amatorius y otros temas que conocía del concierto al que asistí. En la Wiki citan Mysterium pero aún no he encontrado más que algún tema suelto, aunque tengo la impresión de que es como Theatrum, es decir, más técnico que emotivo, le falta la emoción que encuentro en Alma mater y que apenas entreví en Ave Mundi Luminar.
Entonces Rodrigo Leão publicó Cinema, cuyo primer tema es tan intenso como los de Alma mater. En sus escasos 2:45 minutos hay una calma tan extraña hoy que parece mentira poder idear algo tan sublime en nuestro cotidiano caos. El segundo tema sigue paralelo a Alma Mater y así viene el correspondiente de A Casa, titulado
Por triste que sea la letra (“Já não sei o que esperar / Dessa vida fugidia / Não sei como explicar / Mas é mesmo assim o amor”) es tan la belleza que no admite tristeza alguna.
Pero cuando llega el tercer tema, Lonely Carousel,
hay algo que se rompe. Puede que otros estén encantados de escuchar a Beth Gibbons (la vocalista de Portishead), pero es una sensibilidad muy distinta a la que me esperaba y sólo me provoca rechazo. Claro que los artistas no nos hacen caso y no tienen por qué complacernos, sino que tienen su propia búsqueda individual; eso es lo que los convierte precisamente en artistas y no en mero producto comercial. Y es de agradecer que, en su afán renovador, no repitan la misma fórmula de éxito. Pero este cambio no me gustó. Con el tiempo he aprendido a estimar este tema y otros como Deep Blue
y L’inspecteur,
que ya no eran cantados en latín o portugués, sino en inglés y francés, pero no dejo de preferir el estilo de Alma mater.
Después de Cinema publicó otro recopilatorio con temas remasterizados (O mundo) y eso ya parecía un claro síntoma de debilidad creativa. Muchos músicos entienden los recopilatorios como un punto y aparte en su carrera, un estado de la cuestión o un regalo para sus seguidores; pero cualquier justificación no borra la decepcionante sensación de que lo llamado nuevo disco sólo sea el envoltorio, no el contenido, por mucho que hubiera algún tema nuevo, como Tardes de Bolonha
Por eso acogí con cierto escepticismo “Portugal, Um retrato social” cuando éste también pareció otro paréntesis al ser la banda sonora de un documental de la televisión portuguesa de tan sólo 38:29 minutos. Y sin embargo, a pesar de que muchos temas son una simple variante de otros del disco, me sorprendió que abandonara la tendencia de Lonely Carousel y similares y volviera a una estética cercana a la de Alma mater. La sensibilidad de Rodrigo Leão es tan sublime que no puedo evitar estremecerme cuando escucho algo tan bello como As cidades,
mudo ante tantas sensaciones, pura sensación.
Hace muy poco, bajo el nombre Rodrigo Leão & Cinema Ensemble, se ha estrenado la banda sonora de una serie de la televisión portuguesa llamada “Equador”. No voy a valorar la serie porque no la he visto, pero la música viene determinada por la denominación de su grupo. Es una música que recuerda al disco Cinema, con predominancia de temas vocales interpretados en portugués por la brasileña Ana Carolina salvo algunos como This Light Holds So Many Colours
(cantada en inglés por Stuart A. Aples) o Cathy (con voz de Neil Hannon, el líder de The Divine Comedy), que están en inglés,
y aunque en sí no me parezca una mala banda sonora sé (y sobre todo siento) de qué es capaz un músico como Rodrigo Leão. Aún así hay que disfrutarla y liberarse de esas pestes, los prejuicios.
Supongo que de estos proyectos, al ser por encargo, se espera un resultado previsible, en una cierta estética, y eso merma la innovación que tal vez podría hallar en un trabajo independiente. No habrá otro Alma mater ni tampoco otro Ave Mundi Luminar (el que muchos críticos tienen como referencia) y aunque lo hubiera no lo recibiría igual. El tiempo no permite la repetición, la música acepta la repetición y a veces hasta la obliga para expresarse (ritornello, estribillo, bases y demás ayudas). Y en medio estamos nosotros, que escuchamos la música y a veces, si la escuchamos en el momento propicio, puede que la hagamos a nuestra imagen y semejanza, o puede que ella nos haga a nosotros.
lunes, 14 de septiembre de 2009
Músicos instrumentales actuales: Rodrigo Leão
Publicado por Uno, trino y plural a las 1:50
Etiquetas: música, Músicos instrumentales actuales
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1 comentarios:
Pedazo de entrada, curradísima. Gracias por el placer.
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