(del libro Memoria del exilio, de Osvaldo González Real)
Veo una flor caída
volver a su rama.
¡Ah! una mariposa.
MORITAKE
Plumas bogando en el estanque.
Blanco cisne:
nostalgia del cazador.
Nubes negras, cielo encapotado
sobre las aguas, luto
que el viento arrastra.
Un jarrón frente al espejo:
mirando las flores -espejismo de tu fragancia
te contemplas como una rosa más.
Viento de otoño, aliento del olvido,
arrastrando y deshojando
nuestras vidas.
La brisa de primavera despeina mis cabellos.
Miro hacia el sur, esperando sentir en el viento
la voz de la nueva estación.
Desde el dintel de la aurora
vi la luna menguante huir hacia tu alcoba.
¡Cómo envidié tu ventana!
La lluvia cae sobre el río
mientras espero tu llegada
como el arcoiris que anuncia el sol.
Las manzanas se pudren en el césped
como las penas fermentan en el alma
para convertirse en el vino de la desesperación.
Las mariposas llenan el aire con sus colores
mientras mis pensamientos aletean grises
en la oscuridad de mi cuarto.
Pájaros azules cantando en la porcelana.
Tomando té
recuerdo tus manos de nieve.
Cigarras cantando: pulso del verano.
Pronto llegarán las lluvias de estío.
En tu jardín los sauces llorarán al sol.
Luciérnagas: faroles minúsculos del verano
mil ojos en la noche cómplice
para guiñar al amor.
domingo, 12 de abril de 2009
Haikai
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1 comentarios:
Cómo me gustan los haikai, tan sencillos, tan bellos.
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